Japón: La batalla de Okinawa

La Habana (PL) Escenario de incontables batallas sangrientas en la Segunda Guerra Mundial, Okinawa vuelve a otro enfrentamiento que promete ser de mayor duración y contra el mismo enemigo invasor de hace siete décadas: Estados Unidos.
Con apenas uno por ciento del territorio japonés, la sureña prefectura concentra más de 70 por ciento de los 47 mil soldados norteamericanos ocupantes del archipiélago nipón.
Los okinawenses lo consideran una carga onerosa y grande, pero hay incluso más razones para un rechazo a la presencia militar estadounidense.
Una de ellas: los Infantes de Marina de Estados Unidos cometieron numerosas acciones delictivas que en ningún caso recibieron castigo adecuado ni tampoco a sus autores los juzgaron en la nación del Sol Naciente, en virtud de pactos bilaterales.
Empero, la más reciente se refiere a planes para reubicar la base militar norteamericana de Futenma hacia la zona costera de Henoko, localizado en la sureña prefectura.
Ese proyecto, dentro de un convenio Tokio-Washington sellado en 1996, consiste en ganar terreno al mar y reinstalar el enclave en una zona de poca densidad poblacional.
Futenma se ubica en medio de la ciudad de Ginowan, con gran concentración habitacional y pone en peligro a los residentes del centro urbano, a la vez que los castiga con el ruido de los motores, aterrizajes y despegues de las aeronaves.
También hay denuncias sobre el daño que causará la reubicación en un sitio marino, de cuyos recursos viven muchos de los okinawenses.
Las obras pararon durante cuatro meses por el mal tiempo y ante la decisión del gobierno de Okinawa de anular el permiso constructivo.
El gobernador Takeshi Onaga reiteró que mantendrá su postura, pese a una orden del Ministerio japonés de Territorio que le exige recapitular.
Onaga prometió en su campaña electoral que impedirá ese traslado e incluso que tomará en cuenta reclamos de la población sobre la retirada total de los militares norteños de la sureña isla.
Protestas frecuentes contra los proyectos del gobierno central y del aliado extranjero acontecen con frecuencia y pasaron de 500 los días consecutivos en que se manifiestan los okinawenses contra la presencia militar norteamericana.
Ante tales muestras de repudio, el secretario en jefe del Gabinete, Yoshihide Suga, pidió un traslado inmediato de tropas al comandante de la Infantería de Marina en el océano Pacífico, teniente general John Toolan.
El alto funcionario japonés afirmó que constituye prioridad para su Gobierno, reducir la presencia de militares estadounidenses en Okinawa.

HALLAZGOS ARQUEOLûGICOS
Recientes hallazgos arqueológicos en Henoko causarán retraso o tal vez cancelación de las obras destinadas a reubicar la base militar norteamericana.
En la búsqueda de terreno firme, los topógrafos encontraron piezas y artefactos de piedra y arcilla pertenecientes a culturas antiguas asentadas en la sureña prefectura.
El gobierno de la ciudad de Nago, a la que pertenece el distrito de Henoko, examinará los artefactos a fin de determinar de qué época datan y si alcanzan la categoría de bienes culturales.
Si los reconocen con ese valor, solicitarán a sus pares de la prefectura de Okinawa la designación de la franja costera como sitio arqueológico.
De conseguir ese nombramiento se cancelará cualquier acción constructiva futura que no sea de preservación.
En un anterior estudio, los investigadores hallaron un gran número de reliquias de piedra y arcilla dentro de otra base estadounidense en Okinawa, Campo Schwab, y luego confirmaron la existencia de siete sitios arqueológicos.
También en febrero pasado, descubrieron una piedra que utilizaban los antiguos como ancla de barco perteneciente a la era del Reino de Ryukyu (como denominaban antes a Okinawa) y que con posterioridad reconocieron como un bien cultural.
Ese reino gobernó en la isla sureña desde el siglo XV y hasta el XIX cuando pasó a integrar el país, tras ser sometido por el gobierno de Tokio.

*Jefe de la Redacción Asia y Oceanía de Prensa Latina.

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