
Ya ni se sabe: buenos o malos
Es muy común o mejor dicho ya algo cotidiano la ineficiencia de los cuerpos policíacos en específico las policías locales sin importar de qué localidad porque todos tal parece que están cortadas con las mismas tijeras.
Ya no es de sorprender que la ciudadanía tenga por conocimiento que, ante cualquier tipo de robo, asalto y no se diga de una riña callera los elementos siempre llegan horas después del llamado de auxilio y eso en el mejor de los escenarios porque hay veces que ni siquiera aparecen.
No importa que a unas cuantas cuadras exista una caseta en donde se puede observar varios elementos de seguridad en donde se ven hasta más de tres patrullas y la convivencia tan relajada en las afueras de éstas casetas que solo sirven como punto de reunión como si se tratase de una carne asada.
Lejos de inspirar confianza a la ciudadanía o al menos de quienes viven cerca de estos puntos de reunión, se quedan con la sensación de todo lo contrario. Y es que la percepción de la confianza por parte de los ciudadanos la verdad es muy deplorable y con justa razón se han ganado esa imagen.
Considerado las academias policíacas como un semillero de futuros ladrones en donde incongruentemente se les aplica un examen de confiabilidad después de que son recibidos o inclusive ya después de varios meses o años laborando en donde supuestamente son quienes preventivos de los delitos no pasan dichos exámenes.
No es algo que lo diga yo o que sean suposiciones, sino son cosas que se publican en todos los medios de comunicación de las diferentes cabeceras municipales del país que son aproximadamente un poquito más de los 2 mil cuatrocientos municipios; en donde las mismas historias son compartidas.
Son los mismos medios de comunicación locales quienes publican los números de quienes pasan o reprueban los exámenes de confianza y cuantas notas informativas existen en donde muchos de éstos elementos de seguridad han participado en función de sus actividades como policías en hechos ilícitos o en su defecto aquellos quienes fungían como elementos de las mismas corporaciones que velan la seguridad de los mexicanos.
Es ya algo cotidiano el hojear los periódicos o verlo en los diarios digitales cómo nuestra sociedad está cada vez más putrefacta en donde ya no se sabe quiénes son los buenos o los malos.
Ahora las noticias que causan un efecto sorpresa ante este mismo tema son aquellas notas informativas de unas cuantas líneas como si no tuviera gran relevancia y por cierto contadas como si cayera el premio mayor de la lotería en tu propia localidad, son aquellas notas policíacas en donde un elemento de seguridad y local logra atrapar al que quebrantó la ley.
Felicidades para aquellos compañeros que cubren las fuentes policíacas y resaltan aunque sea en pocas líneas este tipo de noticias que bajo un excelente criterio no se dejan influir con respecto a lo que es una buena noticia es, en donde muchas de las veces se ponen en la encrucijada el reportero con el criterio del jefe de información que muchas de las ocasiones mal informados creen que una noticia sin sangre, sin morbo o corrupción no es considerada como noticia o que el periódico no vende.
Si bien es cierto no se puede generalizarse a los policías tampoco se puede negar que son muy pocos aquellos que realmente llevan no solo la ética en el corazón sino les gusta su profesión y ahora sí que aquellos policías buenos no pueden decir que por unos cuantos la llevan todos sino al revés por muchos elementos corruptos la llevan los pocos buenos que quedan. Y como siempre he sostenido la teoría que la única manera de bajar estos índices no solo de deserción sino por despido a la falta de la aprobación del examen de confiabilidad es la contratación de empresas que recluten a personal para una evaluación de acuerdo a las necesidades que se requiere la profesionalización policíaca y posteriormente el examen de confiabilidad para ir filtrando a malos elementos antes y no después.
En apariencia pudiera ser un gasto innecesario o muy costoso, pero a la larga sale más barato la erogación por ese concepto y no una laboral las cuales a los ciudadanos les cuesta mucho esos pleitos legales porque al final del día salen de nuestros impuestos y además también tiene un costo en el impacto social la inseguridad.
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