Viaje a la ciudad de la luna

Bogotá, 14 dic (PL) Chía, para sus habitantes ciudad de la luna, es un poblado colombiano rodeado de montañas, cuyo corazón palpita junto a la herencia del cacicazgo muisca, asentado siglos atrás en el lugar y amante del astro de la noche.
A pocos kilómetros de Bogotá, el pueblo conserva entre simbólicos pórticos al estilo medieval parte de su arquitectura vernácula como iglesias de aires coloniales, viviendas con balcones y verjas, dispuestas a ambos lados de calles estrechas.
De los indígenas, dedicados a la agricultura y la orfebrería, quedan algunos descendientes, además de la leyenda y la veneración de los actuales ocupantes del sosegado sitio, quienes atesoran con orgullo anécdotas de sus antepasados.
Atestiguan conocedores que en el lugar se encontraba el templo de la diosa luna, perteneciente al panteón de la mitología muisca, asociada también a la luz, el brillo y la ortiga.
Varias centurias después en la plaza central del pueblo sobresale un complejo escultórico inspirado en la deidad, el cual fue esculpido por artífices de la localidad.
Con más de mil metros cuadrados, el parque es el espacio donde convergen lugareños y visitantes, luego de transitar por pasadizos adoquinados a lo largo del centro histórico de Chía, que en ciertos tramos parece demasiado discreto por el silencio imperante.
Desde hace años esa zona se convirtió en escenario de uso peatonal únicamente, por lo que los recién llegados disfrutan de un tranquilo recorrido entre cafés, restaurantes y bares de ambiente bohemio, próximos a la parroquia de Santa Lucía, construida originalmente en el siglo XVII.
Visible entre los cerros circundantes, la iglesia Valvanera recibe también a peregrinos luego de un ascenso por sinuosas escalinatas.
Según apuntes históricos en 1537 españoles al mando de Gonzalo Jiménez de Quesada llegaron a la entonces aldea y encontraron un paraje abandonado, pues todos sus habitantes se habían marchado ya.
Los colonizadores permanecieron algunos días allí, de donde partieron rumbo a Bogotá tras conocer la existencia de un gran cacique en el vecino lugar.
Radicados desde el siglo VI a.c. en el altiplano cundiboyacense, los muiscas tienen descendientes directos en varios puntos del distrito capital, entre ellos Chía.
Una parte importante de la población residente en la cordillera oriental de Colombia es resultado del mestizaje de esa etnia -asociada al oro y las esmeraldas- con otros grupos, fundamentalmente españoles.

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