Veneno Puro

*Torpe Persecución
*La “Dolarización” 
*Colonia “Mexicana”

Me animo a reproducir las líneas que escribí hace unos días a petición de numerosos lectores. Va pues.
Ahora en Guerrero, en donde privan otras tradiciones y culturas dentro de lo que es signo de la idiosincrasia de los mexicanos: precisamente la diversidad. Hasta allí llegó, ignorando la memoria histórica, la cruzada encabezada por un par de argentinos contra la fiesta de los toros; deben ser millonarios para viajar tanto y dedicarse a acelerar a los adoradores de animales, calificativo que impongo a cuantos colocan a los irracionales por encima de los seres humanos, un argumento que jamás admitiré y mucho menos en esta época en la que se atropella a los débiles, digamos los palestinos, por el rencor incubado luego de muchos años de diferendos territoriales originalmente creados por las Naciones Unidas. Espero que este juicio no sirva para mi linchamiento, como acostumbran ciertos radicales.
El absurdo de insistir en la desaparición de la fiesta brava, parece una obsesión tan torpe como ridícula, sólo puede explicarse como un agudo desencuentro de culturas en pleno tercer milenio cuando, se supone, la cordura impone respetar a los congéneres para evitar caer en los fundamentalismos, el nuevo flagelo universal que deviene del fascismo y sus atrocidades en el siglo pasado. En sentido estricto: quienes dicen aborrecer este espectáculo sencillamente NO lo conocen ni, mucho menos, lo entienden acaso porque su comprensión requiere no sólo de efectos visuales coloridos sino de análisis previos, de acuerdo al nivel de afición de cada cual, que necesariamente implica conocer antecedentes, genética zootécnica, historias de gran peso por la exaltación artística y la prueba mayor de su importancia: la permanencia de los recuerdos, en las mentes de sus testigos, de decenas, cientos de instantes gloriosos. 
Prohibir, además, sólo porque se desconocen las vertientes y razones de lo que se estigmatiza, no es, bajo ningún concepto, democrático. Lo he repetido cien veces, sobre todo luego de la prohibición de las corridas en Cataluña por españolas, decían los tuertos, sin que igual se hiciera con las costumbres locales, el “carer bóus” en donde se lapidan y atenacean a los bovinos por las calles de decenas de pueblos. Y continúo ahora explicando que no puede ser una simple confabulación de perversos el hecho irrefutable de que cientos de inteligencias superiores, desde Ortega y Gasset a Gabriel García Márquez; de Lara a Joaquín Sabina: de Goya hasta Dalí y Piccaso; de Mariano Benllure hasta Humberto Peraza; de Orson Welles a Hemingway; de asomaran y asomen al balcón de la tauromaquia. ¿Pueden compararse a cualquiera de éstos los mediocres, obtusos y confundidos legisladores de Guerrero? Me temo que, entre ellos, en conjunto, no habrán leído jamás un libro. 
Peor aún: en una entidad en donde las vidas de sus habitantes penden del hilo de las venganzas –se habla de la tierra caliente como una cumbre de la violencia-, se preocupen tanto, pero tanto, del destino de los toros de lidia cuya vida tendría que acortarse, necesariamente, de no existir la tauromaquia –hay quien la llama tauromagia-, porque sólo podrían ser destinados a las tinieblas de un rastro sin defensa posible devaluando su bravura por la ventas de sus carnes. ¡Ah! Porque éstas son comestibles, y lo expreso a pregunta concreta de algunos lectores influidos por las leyendas negras y las mentiras reiteradas hasta el cansancio.
Fíjense: los argumentos de los “antis” –el término los colocan, per se, en el sitio de las fobias insanas-, son, por lo general, lo mismo que rechazan los taurinos en las plazas de toros, cuando llegan a suceder excesos intolerables como el “afeitado” –esto es cercenar los diamantes, las puntas, de los pitones-, o bien cuanto pudiera hacerse, para dañarlos, en cajones de transportación, corrales o toriles. Somos quienes amamos a este arte efímero y permanente, los primeros en preocuparnos y en denunciar la ausencia de ética, la falta de técnica –que prolonga, a veces, la agonía del toro-, y los abusos empresariales serviles a las figuras del toreo. Esto no es la grandeza de la fiesta que defendemos sino sus abominaciones. No se confundan los “animalistas”; mucho menos quienes se dicen ecologistas y consideran que la muerte del toro en la plaza es un atentado contra la naturaleza… cuando es precisamente lo contrario.
La tauromaquia da cauce al espectáculo más ecológico del mundo, precisamente el único en donde es factible observar y estudiar la fuerza de la naturaleza, viva y fiera, enfrentada contra el carácter del lidiador que la somete para superarse. Los pitones, enteros por supuesto, son los riesgos a los que cualquier ser humano debe enfrentarse y de allí surge la principal lección existencial de las corridas de toros en donde éstos no son emboscados, con todo lujo de ventajas, por los cazadores, ni son llevados al matadero para ser sacrificados sin la menor oportunidad de mostrar sus verdaderos valores genéticos, ese instinto maravilloso que es la bravura, exclusiva de esta especie –los animales predadores son fieros, no bravos, y atacan para mantener el ciclo de la naturaleza-, y que origina la exaltación de emociones, no pocas veces muy profundas, que alimenta el rito y la mística… que prohibieron unos zánganos legisladores de Guerrero, tan incultos como predadores sin criterio. (Iba a llamarlos imbéciles pero quiero ser respetuoso).
Se puede asistir a las corridas de toros sin haberse leído la enciclopedia, editada por una de las casas más respetadas por el cuidado de la cultura y el buen hablar castellanos, Espasa Calpe, que todos conocemos como “El Cosío”, por ser el apellido del primero de sus autores. Cuenta ya con más de doce voluminosos tomos y no acaba la colección excepcional. Bueno, hasta la costumbre del café y el tabaco –también ahora perseguido por las modas-, tienen cauces que llevan al redondel de fuego.
No, no es una pira de los sacrificios ni una mundana expresión de barbarie: se trata de que el toro muestre su bravura, su instinto natural –lo que NO se le permite a las mascotas obligadas a aceptar las rutinas de sus dueños, siempre en cautiverio-, y de lugar a una interminable secuencia de artísticos detalles que, en conjunto, acaban por ser homenajeados por los aficionados: no sólo para el torero es la gloria, también para el toro que, además, en ocasiones excepcionales, es indultado cuando sus condiciones sirven para preservar a su estirpe admirada por miles de personas. 
Me resulta ridículo que vayan unos cientos manifestantes por las calles, desnudándose para montar una especie de coreografía grotesca, cubiertos de pintura roja para simular los sufrimientos del toro incluyendo sus propios ataúdes. Por favor, ¿díganme si terminaremos por donar los camposantos para darles sitio a los animales domésticos porque a los otros, en vida salvaje, quienes los defienden no se atreverían siquiera a enfrentarse. ¿Qué harían si un encierro se liberara de los corrales y corriera por las calles en donde viven?¿Reclamar para los bureles, libertad y gracia, o evitar un drama monstruoso en contra de sus congéneres? Como esta pregunta, al replicar a los confundidos, he hecho otras que, ante mi asombro, revelan el delirio de quienes han aprendido a amar a los animales porque odian a los hombres… y, por supuesto, también a las mujeres, encerrados en su mutismo, como ermitaños, rebajándose en la escala zootécnica para perder con ello toda capacidad de raciocinio como sucedió en el Congreso de Guerrero, con la anuencia del gobernador, Ángel Rivero Aguirre, el acomplejado, quien dudamos mucho se haya asomado a un museo salvo cuando le han invitado a inaugurar alguna exposición. Lo suyo es otra cosa.
Pues estos personajes, diputados y mandatario, execrables por su autoritarismo y su tendencia estúpida a escuchar, reverenciales, a quienes tienen un acento lingüístico distinto –México es el único país en el mundo en donde se aplica la xenofobia al revés para vergüenza de cada uno de nosotros-, tienen, me dicen, el poder para prohibirlo todo. Al rato se arrancan contra los cultos, como hace años sucedió en Tabasco bajo el gobierno autoritario de Tomás Garrido Canabal, “enemigo personal de Dios”, para intentar demostrar que la fuerza irracional es superior a la razón cuando se vive bajo autoridades descocadas y poco congruentes. ¿O se ha hecho algo en Guerrero para evitar que de allí salgan miles de niños, robados o vendidos, para que sean trasladados al norte? Esto sí que sería una prioridad, imbéciles legisladores. Y no quería llamarlos así. Qué conste.

Mirador
No me siento a gusto, aun cuando disfrute de las bellezas de este nuestro maravilloso país, cuando todo se tasa en dólares y los pesos mexicanos son vistos con cierto aire de desprecio. Hasta los taxis, en Baja California Sur, a más de dos mil kilómetros de la frontera con los Estados Unidos, suelen solicitar las verdes divisas y luego se permiten, casi como una generosa concesión, solicitar los pesos al tipo de cambio más elevado del mercado. Esto es, como en casi todos los centros turísticos del país –Quintana Roo incluido, en donde los abusos en esta materia son mayores-, en los cuales urge una dosis de nacionalismo siquiera. 
No hace mucho, una pareja de españoles, algunos suelen tener la mentalidad muy cuadrada, me dijo que no le había gustado la comida mexicana. Habían visitado uno de los hoteles catalanes con apellido de caricaturista genial, con “todo” incluido. Al llegar, ya saben muchos de ustedes, se coloca en el brazo un adminículo que se asemeja a las pulseras con las cuales puede rastrearse a los criminales y, de hecho, casi no es recomendable salir del circuito hotelero. Eso dicen los conserjes. Y, por supuesto, los festines son, por lo general, cubiertos de spaghettis mal cocidos y de carnes humeantes. Bien decía Vasconcelos, refiriéndose a los Estados Unidos: “aquí es donde termina la cultura y comienza la carne asada” y las albóndigas aplastadas, aumenta el columnista con la venia del gran “maestro de América”. 
¿Ya nuestra moneda tiene tal declive que el turismo ya no tienen siquiera necesidad de cambiar sus dólares por pesos, como si fuéramos una mera extensión de los norteños vecinos? Me parece que la dolarización en crecida tiende a algo bastante mas serio: a disimular la devaluación del peso y, peor, construir el camino de un Mercomún con las naciones de Norteamérica, lo que vendría a ponernos cadenas para siempre dadas las tremendas asimetrías que perviven entre nuestro país y las grandes potencias continentales. Siempre hemos sostenido que debemos, mejor, mirar hacia el sur en donde pueden construirse hermandades nacionales identificadas profundamente. 
Pero, mientras se sigue cobrando en dólares para visitar “El Arco” o realizar cualquier actividad en Baja California SUR.
Por las Alcobas
Resulta bastante divertido observar cómo se confunde la cortesía con la impertinencia en cada uno de los hoteles rebosantes de estadou7nidenses, europeos y asiáticos. Cada vez son menos, por desgracia, los mexicanos que pueden asomarse a nuestras playas… que ya pueden ser privadas. 
A cualquiera le preguntan, una y otra vez, desde el conserje hasta la explotada “mucana”, algo bastante simple que no da lugar a conversación:
–¿De dónde nos visita? –en lo particular me incomoda bastante que pongamos fronteras entre nosotros-. 
Al fin, a la cuarta vez que fui interrogado, respondí:
–Vengo de Zimbawe, una colonia mexicana en el África meridional. Allí pagan muy bien porque estamos buscando, entre los naturales, deportistas de elite que nos brinden alguna satisfacción.
¡Cómo me arrepentí! A cada minuto, un elemento del personal se me acercaba para inquirir qué debía hacer para lanzarse al éxodo. Pobre de mí.
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Web: En reconstrucción.
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com.
CONOZCO A CIENTOS DE AFICIONADOS A LA FIESTA BRAVA. NI UNO SOLO MERECE SER INJURIADO –EN REALIDAD NADIE DEBE SUFRIR LA AFRENTA DE LA OFENSA RUIN-, BAJO EL TILDE DE “ASESINO”. EN ESTE PUNTO COMIENZAN LAS DISTORSIONES. NO SE OLVIDE QUE EL SACRIFICIO DE LOS TOROS, O DE CUALQUIER ANIMAL, NO ESTÁ CFONSIDERADO UN CRIMEN DE LESA HUKMANIDAD. NO SE PUEDE HABLAR DE ASESINATO, ADEMÁS, CUANDO SÓLO SE ES TESTIGO DE CUANTO PASA EN EL RUEDO. NI PUEDE LLAMARSE ASÍ A LOS TOREROS CUANDO OFRENDAN TANTAS VECES SU SANGRE GENEROSA, SIN EMBOSCADAS, PARA RENDIR CULTO A LA BRAVURA DE LOS TOROS.

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