Veneno Puro

*Dictadura a Consenso

*Tendencia Continental

*Dos Tumbas en Europa

Seguimos discutiendo y ya tenemos a la mano las Navidades. Siempre me he preguntado, sobre todo después de mi visita a Tierra Santa en 2000, cómo es que en dónde nacieron Jesús y David, una casa frente a otra en Belén con una explanada a donde confluyen cristianos y judíos, sea una de las regiones más violentas de la tierra…o, cuando menos, una de la que se disputan con mayor fiereza porque en esto de los liderazgos de la barbarie sólo supera Siria a México, éste con el registro de nueve mil crímenes provenientes de conflictos armados aun cuando seamos los únicos de la amarga lista en no reconocer la existencia de una guerra en nuestro suelo. Cuestiones, dicen, de alta política como seguramente debemos entender también las aprobaciones fast-track a una de las reformas que modifican no sólo la historia patria sino el sustento republicano: la energética.

Ahora se habla de consulta popular cuando debió someterse a consenso a priori una transformación de estas dimensiones que contradice, además, los postulados y la lucha del partido que dominó al país durante más de siete décadas y que, al retornar a Los Pinos, en menos de un año ha dado un vuelco espectacular hacia la ultraderecha. Ni los priístas, quienes lo son de verdad pese a tantas fallas estructurales y no oportunistas faranduleros, pueden creer semejante retroceso en un entorno minado por los intereses corporativos y, seguramente, las grandes complicidades. Por ejemplo, ya se filtró la idea de que el diputado Manlio Fabio Beltrones, ex gobernador de Sonora, supo negociar su propio sufragio a cambio de una alta posición en el ámbito nacional a sabiendas de que actuaría en sentido contrario a la larga crónica del priísmo y de su propia existencia “institucional”. Sólo así: un bien pasajero por un daño perenne.

Ante mi asombro no son pocos quienes, por ejemplo, estiman conveniente la “competencia” para sancionar con ello las indiscutibles corruptelas de PEMEX; esto es, en vez de exigir el saneamiento de la empresa, por lo menos persiguiendo al dirigente sindical más amoral de la era reciente, Carlos Romero Deschamps, y a los administradores, gerentes y directores de la misma empresa, incapaces de asegurar el correcto mantenimiento de las instalaciones pero siempre listos a obtener “mordidas” por debajo de la mesa para posibilitar la simulación, se prefiere destruir a ésta a cambio de favorecer la grosera intromisión de los grandes consorcios del exterior con el sambenito de que, gracias a ello, podremos tener “productos de mejor calidad” y, además, “a precios mucho más competitivos y accesibles”. Esto es, como exponen los empresarios intocables, primero el dinero y después la dignidad y el patriotismo.

El colmo fue cuando, a través de las redes sociales, observé que los términos anteriores, ligados a un nacionalismo de pro, fueron tomados con sorna porque se asegura que nuestro pueblo es incapaz de un acto solidario para repeler la intromisión foránea y las rentas petroleras que simulan la entrega de nuestras riquezas naturales. Expresaron esas voces que las necesidades de millones de personas no fueron superados contando con los recursos petroleros e incluso Diego Fernández de Cevallos, el abogado más exaltado por la derecha, aseguró que la reforma acabaría con los súbditos en México porque el gobierno no haría de los recursos petroleros un pretexto para obtener pingües ganancias por fuera, ocultas a la generalidad de la población. No sé si se refería a las concesiones obtenidas, por ejemplo, por el entenado de calderón, César Nava Vázquez, quien como abogado de PEMEX se “blindó” hasta para la otra vida… con muchas más monedas que las tres destinadas al “pescador”.

El hecho aterrador es que la reforma energética, aprobada con una rapidez inusual por los congresos estatales siguiendo una lamentable consigna centralista, ha dado pie a la controversia de que si trae beneficios económicos, salud, empleo y satisfactores de todo tipo, no importa el tipo de gobierno: esto es si es demócrata o autoritario, en una suerte de vindicación de las dictaduras. Bien decía el mártir Francisco I. Madero González, en su célebre obra “La Sucesión Presidencial en 1910”, que en porfiriato, a cambio de obras materiales suntuarias, habría “secuestrado nuestra honra, nuestra libertad y nuestro civismo”. Lo anterior nos lleva a discernir, como en el siglo XIX –con la denodada pugna entre liberales y conservadores-, con dos siglos de marcha hacia atrás, sobre si los mexicanos no somos capaces de ejercer la “soberanía popular”, mandato constitucional, y debemos contar siempre con una especie de patriarcado presidencial en el que sólo se escuche la voz de la voluntad superior que da línea… aunque nadie conozca sus verdaderas motivaciones.

Ya comentamos el viernes pasado que es muy probable que el señor peña nieto –minúsculas-, haya sucumbido a las presiones del norte, sobre todo después de no acceder en apariencia a mantener marines dentro de la Armada mexicana como lo autorizó el entreguista calderón, para evitar que la violencia, promovida desde allá gracias al contrabando de armas y los hilos subterráneos que favorecen a las mafias cuando cruzan la frontera más transitada en el mundo, se extendiera hasta hacerse incontrolable y, por ende, susceptible de ser “atacada” por una fuerza militar superior, la de los Estados Unidos claro. Para no proceder así, me llega el rumor sobre ello –por ahora a nivel de especulación pero con enorme sentido-, debió so0ltar las amarras nacionalistas de PEMEX para, a través de “contratos” pero no “concesiones –eufemismos, al pie de la cama de piedra-, hacer posible la llegada de las trasnacionales.

Y ahora bien: ¿quién asegura que con ello le irá mejor a los doce, treinta o cincuenta millones de mexicanos en la pobreza –las cifras devienen de distintas fuentes y oradores-? Me parece ridículo que, si estima el saqueo por comenzar, esto es a través de los consorcios que le claven los dientes al subsuelo y a las riquezas de “mar abierto”, estimado en tres billones de dólares –tres veces más que la suma de las deudas interna y externa del país de acuerdo a los indicadores recientes-, algunas de esas migajas sirvan para vencer al espectro de la miseria en México. No puede haber perogrullada mayor: cuando menos con el petróleo se financiaba, corrupción de más o no, el cuarenta por ciento del gasto público mucho del cual se destinaba a las obras públicas. Y ahora, ni eso. ¿Cómo puede aducirse, entonces, que los pobres dejarán de serlo cuando se instalen estaciones de gasolina de Shell, Exxo, Gulf, Chevron, Repsol y otras? No puede existir una falacia de mayores dimensiones que ésta. A quienes divulgan tan escabrosa especie les gritamos ahora y no a destiempo: ¡farsantes!

No, las pantomimas jamás han tenido éxito ni futuro. Siempre caen por su propio peso. Y ésta es una de ellas. Si la reforma se ejecuta, como parece que será con o sin consulta popular dado que la Constitución está sometida no a la justicia sino a la interpretación de los grupúsculos en el poder, México será mucho más pobre y sin posibilidad de rescatar, a través de las instancias públicas o privadas, a esos millones de pobres, indefinidos en número de acuerdo a las tendencias de cada quien, que son material explosivo en cierne; de entre ellos surgen los sicarios como fórmula para salir de la miseria que los asfixia. ¿No lo saben en las alturas?¡Pues qué se bajen de ellas! Y no me salgan con el pretexto ridículo de que, con ello, estigmatizamos la pobreza: sencillamente contamos la realidad que deviene de la desesperación, la impotencia y el mal gobierno. Son muchos años ya.

¿Es preferible una dictadura, si baja las tarifas del gas y los precios de la gasolina, a una democracia en donde se amplíen las libertades para acceder a mejores puestos de trabajo e ingresos justos, aunque lo segundo nos lleve mcho más tiempo? Esta es la cuestión a plantearse y, como dije, me temo que ya haya demasiada contaminación al respecto.

Mirador

Los amantes de las dictaduras, quienes son más de lo registrado y estimado, insisten en la urgencia de bajar las tarifas del gas y los precios de la gasolina con tal de poner en manos de consorcios extranjero las riquezas de nuestro subsuelo. Y, para que la izquierda se apene, llegaron a insistir en una falsedad: Lula da Silva, dijeron, abrió al petróleo a las rentas desde el exterior; nada más falso porque ocurrió exactamente lo contrario y, para colmo, en la actualidad, con o sin concesiones o contratos a las compañías foráneas, la crisis brasileña se mantiene como amenaza latente para la justa deportiva más esperada por la población: el Mundial de fútbol. Muchos alegan que prefieren justicia a celebrar goles de su selección “verde-amarela”, porque las necesidades aumentan pese a las supuestas doctrinas sociales de la izquierda “responsable” con Dilma Rousseff en la Presidencia. Como en España la certificación de su buena conducta internacional son los giros… hacia la derecha.

Hay mucho más, desde luego. ¿Acaso no fue un absurdo monumental, en Perú, reelegir en 2006 a Alan García Pérez, luego de su desastrosa administración, entre 1985 y 1990? Y, peor aún, ello ocurrió apenas unos años después de la dictadura de Alberto Kenya Fujimori Fujimori, el ingeniero agrónomo que venció a Vargas Llosa en las urnas con el fatuo discurso de que “soy como tú y gobernaré como tú lo harías”, aprovechándose de la democracia para imponer una autocracia que fue interrumpida violentamente.

Y ni que decir de cuanto pasa en Argentina en donde los saqueos, porque no se paga a los policías en huelga, han dejado devastada a Buenos Aires y otras capitales provincianas además de un reguero de sangre, mientras la señora Cristinita Fernández viuda de Kirchner se da tiempo para bailar, rodeada de guardias de seguridad, a escasos metros de las trifulcas. El tiempo de las dictaduras no ha pasado y se traduce, siempre, en terribles consecuencias contra la paz, y por consiguiente, contra la economía de todas las familias. Más temprano que tarde.

O fíjense en Venezuela, en donde el mandatario, Nicolás Maduro Moros, sigue gobernando con un fantasma al lado e incapaz de ser operativo y funcional. Manda la herencia del dictador… por ahora. Y no vemos visos de que termine bien.

¿Es esto lo que queremos?

Por las Alcobas

Hay dos tumbas en Europa que, aunque lejanas, parecen tener el mismo hilo conductor. Una, en la Capilla de los Capuchinos en Viena, la de Maximiliano de Habsburgo a quien se tilda como “emperador” d México aduciéndose que nuestro país perteneció al imperio austriaco para indignación de cuanto lo escuchan; y otra en el cementerio de Montparnasse en París, la de Porfirio Díaz Mori, cuyo valor como soldado y estratega excepcionales, se vovió huo por su empecinamiento en creer que sólo él podría conducir el destino de México gestando, con ello, la rebelión que desangró al país aunque buena parte fuera como consecuencia de la llamada “influenza española”.

Conozco los dos sitios. Ante el primero, cuando descubrí el catafalco arrinconado, no pude sino expresar, a pulmón abierto:

–¡Viva Juárez!

Y a las puertas del segundo sepulcro encontré decenas d papeles con leyendas disímbolos: “En México se le extraña”, leí en una de ellas; “está usted bien aquí, sátrapa”, en otra. La eterna divergencia de criterios que, sin duda, dificulta la puesta en marcha de nuestra democracia.

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WEB: www.rafael-loretdemola.mx

E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

LAS DICTADURAS OFRECEN, SIEMPRE, BIENES MATERIALES PARA JUSTIFICARSE A TRAVÉS DE DISTINTAS ÉPOCAS Y CIRCUNSTANCIAS; LAS DEMOCRACIAS SE FUNDAMENTAN EN ASEGURAR LA LIBERTAD Y LA JUSTICIA COMO DERECHOS NATURALES DE LOS HOMBRES SIN LOS CUALES NO PODRÍAMOS VIVIR ASÍ FUERA CON COMODIDADES PASAJERAS, SIEMPRE AL ARBITRIO DE LA VOLUNTAD SUPERIOR. ESTA ES UNA DE LAS DIFERENCIAS SUSTANTIVAS PARA INICIAR EL DEBATE SOBRE EL PARTICULAR, A SABIENDAS, SÍ, DE QUE EL MODELO SEGUNDO ES PERFECTIBLE PORQUE EL ESPECTRO DE LA CORRUPCIÓN SIEMPRE ESTÁ PRESENTE, EN UNO Y OTRO EXTREMO.

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