UN FUTURO QUE PARECE PASADO

El jurista colombiano, Carlos Gaviria Díaz, hacía una reflexión interesante: «Si la democracia es el gobierno de las mayorías, ¿cómo es posible que las mayorías estén desprotegidas y se encuentren en la pobreza o en la miseria?»
Me parece que el cuestionamiento que hacía el ex presidente de la Corte Constitucional de Colombia, es válido y hace más interesante el resultado electoral del pasado siete de junio, donde el partido del presidente, el PRI, en unión con sus aliados, se han hecho de la mayoría legislativa en la cámara de diputados, a pesar de que la gestión del presidente Peña Nieto, analizada fríamente, en el mejor de los casos ha sido mediocre.
Definitivamente, el pasado proceso electoral no se puede considerar como un referéndum hacia la gestión del gobierno, pues sus resultados no reflejan el sentir de una sociedad que, en su mayoría, no está satisfecha con lo alcanzado en los últimos tres años.
El pretender vincular los resultados de los comicios con un supuesto respaldo a la gestión presidencial, más que un acto de soberbia parece una vacilada, pues el PRI obtuvo uno de sus peores resultados en elecciones intermedias y aunque se convierte en el partido que más distritos ganó, serán menos que aquellos que obtuvo hace tres años, precisamente cuando Enrique Peña Nieto sí era factor.
El titular del ejecutivo presume números que las matemáticas le desmienten. Se vanagloria de recibir el 29.18% de los votos y se crece con 11 millones 638 mil 556 sufragios, que si se contextualizan con el factor de la alta abstención y se aprecian en un universo de 87.3 millones de votos potenciales, el total del padrón, su respaldo electoral se reduce a un escaso 13.33%. Es decir, el amplio respaldo social que presume Peña Nieto, es de menos de una séptima parte de los electores mexicanos.
Y es que basta con ir un poco más allá de los discursos de autocomplacencia, para advertir que no hay un respaldo, porque no hay nada que respaldar.
El gobierno ha sido incapaz de restablecer el orden social y reinstaurar la paz. El México violento que le heredo Felipe Calderón, no sólo sigue vigente, sino que se ve aumentado en cada episodio.
Es inquietante que las fuerzas militares desaten una cacería, que pretenden disfrazar de enfrentamientos. Los casos de Tlatlaya y Tanhuato, son masacres que muestran el nulo respeto a los derechos humanos. La famosa nueva estrategia de seguridad, tiene como premisa el uso excesivo de la fuerza y el desprecio al marco legal.
Un estudio de World Justice Project, realizado en 2015 en 110 países, nos ubica en el lugar 99 en orden y seguridad, 93 en justicia criminal y 88 en corrupción. Números lamentables y por cierto, peores que los de 2014.
El gobierno de la República aleja su discurso de la realidad nacional y eso le dio cierto rédito electoral. Los votos obtenidos por el PRI, más que el respaldo al que falsamente alude el presidente, deben atribuirse en buena parte al excesivo gasto gubernamental en publicidad y comunicación social. Sólo en el período enero-abril de 2015, éste se elevó en 255.89%, con respecto a igual período de 2014.
De la misma manera, el partido Verde debe su crecimiento a una ilegal, pero muy productiva estrategia de comunicación y posicionamiento. Éste partido sólo tuvo que hacer cuentas y al final, el diferencial entre multas y votos le fue favorable y las prerrogativas, partidistas y legislativas, le compensarán lo que ahora parecen pérdidas.
Todo esto sirvió para que frente a la urna, el ciudadano votara sin conocer lo que sí es real: que éste gobierno ha hecho muy poco y de lo poco que ha hecho, mucho lo ha hecho mal.
Ha sido incapaz de implementar la reforma, que el gobierno mismo considera la más importante, la reforma educativa.
Fiel a la tradición priísta, de buscar socios y no perfiles para ocupar los puestos públicos, el presidente sostiene en la SEP, a un adulador del tamaño de Emilio Chuayffet, que se siente dominador de Eolo, Tláloc y Thor, pero que con la CNTE simplemente no puede, porque Peña Nieto no quiere aplicar la ley.
La falta de determinación del presidente, tiene mucho que ver con su miedo y sus intereses, que parecen estar por encima de los de millones de niños, que no tienen acceso, ni siquiera, a una mala educación.
Dudar de la palabra del presidente no es una ofensa, sobre todo cuando se justifica en la memoria y la experiencia. Simplemente hay que ver que sin lluvia ni truenos, en Oaxaca y Michoacán no hubo evaluación magisterial.
Las palabras del secretario de educación, son evidencia del autoritarismo que pretende reimplantarse, pues como decía Juan Bautista Alberdi, «es un déspota todo aquel que cree que ser opositor al gobierno, es ser traidor a la patria».
Concluido el período electoral, la realidad nos alcanza y el discurso se va a caer.
Cuestión de ver que las perspectivas de contratación de personal por las empresas, para el tercer trimestre de 2015, refieren que sólo un 14% de éstas contemplan abrir nuevas plazas laborales, 4% menos que el año pasado, 81% intentarán mantener la misma plantilla laboral, mientras que 3% cerrará puestos de trabajo.
No se mantendrá la anunciada tendencia de reducir el desempleo, pues la economía está estancada y a esto se debe en gran medida, la tan presumida baja inflación, pues es evidente que quien no vende, no va a subir sus precios.
Otros factores que ayudan a la estabilidad de precios, son los relacionados a un año muy lluvioso, pues se utilizaran menos los sistemas de riego y eso incide en la caída de los precios de los productos agrícolas; además de la caída de los energéticos que seguirá condicionando una baja inflación, aunque esto no es por la reforma energética, sino por una caída mundial de los precios.
Sin embargo, conforme se acerca el día en que la Reserva Federal de los Estados Unidos aumentará su tasa de referencia, el dólar irá aumentando, con lo que vendrá un incremento importante en los precios de las mercancías no alimenticias, esas que poco suman en los indicadores, pero que resentimos en nuestro presupuesto.
La falta de estrategias financieras y fiscales por parte del gobierno, amenazan con complicar más la situación de México.
El aumento de las tasas en los Estados Unidos, como ya se dijo, incrementará el valor del dólar, ocasionará la devaluación de nuestra moneda, generará un aumento en la inflación y provocará una salida de dólares. Para contrarrestar esa salida, nuestro banco central habrá de aumentar también sus propias tasas, lo que tendrá como consecuencia el desincentivar la actividad económica y frenará más nuestra alicaída economía.
Quizá sea hora de que se revise la nociva reforma fiscal de 2013, pero eso es algo que ni el presidente, ni sus legisladores electos han considerado, pues ellos seguirán viendo por sus intereses, que no siempre son los de los ciudadanos.
Continuaremos padeciendo los efectos de las nocivas políticas de este gobierno. Un gobierno de logros a medias. De un gobierno que puso a la venta los ingenios azucareros, sólo para meter los recursos obtenidos al gasto corriente.
Un gobierno que presume la llegada de las inversiones de las armadoras de automóviles, pero que no se ha preocupado porque las empresas ya establecidas se conviertan en proveedoras de las recién llegadas. El auge automotriz no ha traído beneficios a las industrias nacionales, pues todas las marcas que llegan, traen consigo su cadena de proveeduría.
Si se está atrayendo a este sector, es en gran medida porque se les ofrece una mano de obra barata. En general, el costo unitario de la mano de obra en el país se ha desplomado, ubicándose en un 16% menos que en el 2008.
El México de después de la elección, es idéntico al México de antes del siete de junio, sólo que se cerró el paso a las ideas alternas y parece condenársenos a la imposición continua de malas políticas, esas que ha venido proponiendo el ejecutivo y que no nos han llevado a ningún lado.
Políticamente, lo preocupante es que parece ponerse de moda la figura de las candidaturas independientes, que sólo son, hasta ahora, el refugio de los inconformes, pues en esta primera prueba estas candidaturas las ocuparon aquellos ex miembros de partidos, con recursos y estructura propia, como en el caso de Jorge Rodríguez, «El bronco», quien tiene el gran reto de demostrar que es algo más que un candidato con arrastre.
MORENA, con su senil caudillo, Andrés Manuel López Obrador, se perfila como el gran riesgo de México. Con un discurso de encono y pretendiendo envolver al ciudadano con sueños utópicos, se erige como una opción, mala opción, rumbo al 2018 y se ha contaminado ya con los más despreciables operadores, los mismos rateros que siempre han estado al lado del tabasqueño y que hoy lograron llevar al congreso, a un respetable número de diputados nada respetables. No serán una bancada propositiva, serán simplemente los diputados del NO.
Lo preocupante es la fuerza que adquirió éste proyecto sin proyecto. MORENA impulsa principios obsoletos, programas anacrónicos, como su ideología socialista, porque sólo así se le puede identificar si se considera que, como decía Winston Churchill, » el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica de la envidia; su virtud inherente, es la distribución igualitaria de la miseria.»
El siete de junio, revivieron las prácticas que parecían muertas. Revivió el viejo PRI y todos lo vamos a padecer, pues gracias a todos los que no votaron, el futuro de México, se parece mucho a su pasado.
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