Tema que nunca falta y todo sigue igual
Por Guillermo Robles Ramírez
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, en su última encuesta en México, 2 millones 300 mil personas dedicadas al trabajo doméstico. También 85 de cada 100 personas dedican se dedican a realizar alguna actividad de trabajo domestico en los hogares a partir de los 12 años de edad en adelante. Y el 58.8 por ciento son mujeres.
De los temas que jamás faltan en reuniones, particularmente de mujeres, no puede faltar para bien o para mal, el relacionado a estas trabajadoras del hogar o domésticas.
Fuera del círculo femenino, hay quien califica a estas féminas como “esclavas domésticas” que llegan a laborar hasta doce horas diarias y sin prestaciones ya que no hay normas que garanticen sus derechos, asegurándose que son explotadas.
En Coahuila existe una ley en que se instituyeron los derechos laborales de las trabajadoras del hogar, pero por su desconocimiento en la generalidad de los casos, no se aplican esas normativas legales, pero también cuestionables en distintos aspectos.
La ley de labores doméstica de esta Entidad, establece horario de trabajo, así como salario que deben devengar, vacaciones, gratificación decembrina y otros beneficios y prestaciones sobre todo Seguro Social y liquidación al ser despedidas.
Entre las interrogantes que predominan en las cuestiones económicas es que no se sabe con exactitud cómo pagar o calcular cuando las domésticas no trabajan ocho horas completas; cuando laboran uno, dos o tres días a la semana, porque sin ser oficial se les paga desde 250 y 350 pesos al día; en algunas casas se les da desayuno y comida y cuando están permanentes toda la semana, se les proporcionan las tres comidas, dónde dormir y otras ventajas, aunque también hay que decirlo en esos casos se les “exprime” en demasía.
En las pláticas de grupos de mujeres casadas, al hablar de las domésticas hay de todo, desde reconocimiento por su trabajo como quejas variadas por circunstancias que se presentan, no faltando el hecho de que en la mayoría de los casos no están capacitadas debidamente, pero “ni modo”; que todo lo hacen “a la carrera”, pero no hay de otra; comen mucho, “pero así me toco y me aguanto”; se llevan cosas del mandado, pero si le digo algo “se me va”; etc.
Conclusión del tema: Las domésticas aguantan todo porque tienen necesidad de un ingreso económico y ocurre lo mismo del “otro lado” o sea por parte de las patronas, porque si se va la señora de la casa tiene que hacer todo y es mucha “friega”.
Respecto a los casos de explotación o que se convierten en esclavas, existen casos denunciados oficialmente, aunque son aislados.
Por otro lado, es necesario que las autoridades y en particular los líderes de trabajadores, pugnen por una capacitación adecuada de estas mujeres indispensables y necesarias en ciertos hogares para que el salario que perciben sea equitativo a su profesionalización y dejen de ser “víctimas” como se dice en ciertas pláticas. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org
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