Guillermo Robles

Taxis de riesgo

Por Guillermo Robles Ramírez

Los ruleteros de la capital de Coahuila, ya llevan varios días quejándose ante la sociedad por la competencia desleal ante los servicios que prestan particulares con aplicaciones como es el Uber, InDriver, entre otros servicios de transporte privados que se manejan bajo la misma modalidad.

            La inconformidad del gremio del volante, ha llegado a tal grado de manifestarse frente al Congreso del Estado de Coahuila, pidiéndoles hasta con un tono de exigencia a los diputados locales que hagan algo al respecto para evitar la competencia desleal, en pocas palabras dejarlos fuera de circulación.

            El argumento de esta rivalidad injusta es porque supuestamente los taxistas hacen una erogación más grande como el costo de concesión, pintura, “seguro vehicular”, tarjetón estatal y municipal, entre la obligación de todos los dueños de unidades motrices de transporte público y particulares, del pago de los derechos de control vehicular actualizado, entre otros cachivaches más que se me puedan estar escapando de mencionar.

            Y aunque el gremio del volante público, estén en todo su derecho de quejarse o manifestarse, pondría en duda su legitimidad ya que la libre competencia es sana y siempre beneficiarán al consumidor final.

También hay que recordar que es esta misma competencia comercial o prestadores de un servicio, un motor más para generar empleo o trabajo de manera honesta, porque al igual que los ruleteros llevan el pan de cada día a sus hogares, lo mismo sucede para quienes tienen una oportunidad de prestar un servicio particular de transporte mediante cualquier aplicación de internet, pero sobre todo respaldado bajo una empresa reconocida nacional e internacionalmente, es decir, no son negocios improvisados.

            Pero en algo en lo que, ¡no!, estoy muy de acuerdo en la queja que hacen los taxistas de La Atenas de México, es sobre la competencia desleal.

            Existe una enorme competencia desleal, ya que el gremio del volante, es decir los vehículos que circulan bajo una concesión del Ayuntamiento de Saltillo; más del 60 por ciento de esas unidades son carros muy viejos siendo modelos que datan de 1984 a 1987 con el modelo clásico de la primera generación del Nissan Tsuru que vino sustituyendo al Datsun. Aunque la mayoría de los taxis que circulan en Saltillo pertenecen a la tercera generación de Tsuru, es decir, son del año 1992, y cabe mencionar que estas unidades están catalogadas como uno de los más inseguros ya que en las pruebas de choque no han obtenido ninguna estrella a su favor en los resultados.

             A parte de que carros de los taxistas son unos vejestorios, en malas condiciones físicas y mecánicas que en su mayoría predomina las condiciones de las unidades, también son malolientes en su interior por la falta de higienes o limpieza dentro de estos carros.

            En cuanto a la pintura a la que ellos se refieren, la mayoría de ellos se puede ver a simple vista la pésima calidad de pintura, en donde se puede hasta dudar si se trata de pintura automotriz o simple pintura de esmalte para herrería. También los hay choferes que lucen taxis, todos cachiruleados de distintos colores donde indican claramente que sufrió algún choque automovilístico y reparado en algún taller de hojalatería o enderezado.

            Es una total competencia desleal, ya que contrario a quienes brindan un servicio de transporte particular como pueden ser Uber, InDriver, o cualquier otra empresa, obliga a los conductores que los modelos de los vehículos no sean mayores de dos años y mantenerlos limpios e higiénicos y con buen aroma en su interior. También no pueden estar circulando con motores en malas condiciones, golpes en su exterior y además deben estar limpios.  Eso sin mencionar que el clima, frío/calor, deben de estar funcionado, dependiendo del pronóstico del tiempo.

            Sí es una competencia desleal porque a diferencia de los taxistas o transporte público, los conductores de vehículos particulares se les exige documentación de antecedentes penales y aunque a los choferes taxistas debe de ser lo mismo, predominan aquellos que han estado involucrados en delitos graves como violación, homicidio, secuestro o uno que otro que conducen en estado de ebriedad o bajo la influencia de algún narcótico.

            También recordemos como gran parte de los taxistas de Saltillo, manejan con las patas, es decir, alta velocidad, todos atrabancados, no ceden el paso a otros automovilistas e incluso a los peatones, no guardan distancia, y no se diga lo agresivos que son no solamente verbal sino también recurren a los golpes o bien como alguna vez observé cómo un taxista sacó un machete de la cajuela en plena luz de día para amedrentar a otro taxista, a plena luz de día. Lo peor de todo lo mencionado anteriormente con pasaje abordo, algo que es cada vez más recurrente.

            Una competencia desleal cuando a seguro de auto se refieren ya que la cobertura de los transportes particulares debe de ser no menos de 3 millones de pesos para responsabilidad civil y/o tercero, mientras que los ruleteros ni se sabe si cuentan con algún seguro automotriz y en caso de tenerlo están topados con el mínimo.

            El gremio del volante de la capital de Coahuila, no se puede molestar con los saltillenses porque escogen un buen servicio comparado a lo que ellos pueden ofrecer. Los ciudadanos no son tontos, ni dejados como antes, por la sencilla razón de la sana competencia ante un monopolio de transporte que hacían lo que quisieran. Esos tiempos ya se acabaron.

(Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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