Sin rumbo ni liderazgo

Las comunidades humanas se aglutinan en torno a una figura dominante, el sacerdote, el guerrero, el mago, el chamán o el sabio; siendo ésta una de las maneras que el hombre ha encontrado para subsistir, pues aislado se encuentra indefenso contra el medio, así como de otras muchas agrupaciones humanas y de otras circunstancias adversas que solo le pueden acarrear adversidades y males críticos.

Así, desde del origen del hombre, éste ha tenido que agruparse y a levantarse por encima del común a uno de los miembros del grupo, al que destaca en aquello de asegura la sobrevivencia del grupo mismo y del individuo.

En las comunidades pequeñas el líder aparecía casi de manera natural. No era difícil, ni  muy complejo dirigir a un grupo de individuos, cazadores o recolectores, donde bastaba con encontrar fuentes de abasto para el grupo y saber defenderlo. El que conocía las rutas de los animales migrantes, los aguajes y dirigía al grupo con energía y decisión, era el jefe.

En los Estados modernos de cualquier parte del mundo es mucho más complejo dirigir. Hacen falta otras virtudes además de sabiduría, capacidad, vocación de servicio; hace falta algo llamado liderazgo. El líder debe serlo de cuerpo entero, tener carisma, don de mando, hablar con la verdad si es necesario, con demagogia en su momento, y encauzar a la comunidad por el camino del progreso, o en su caso por el desastre, sin menoscabo de su jefatura.

Este tipo de líder es muy escaso en los últimos tiempos: Hitler, Stalin, Ho Chin Minh, Fidel Castro y en nuestro país, Lázaro Cárdenas del Río. Después de ellos, el vacío, un hueco en la historia que sigue navegando en el limbo con una pequeña luz que nunca se acerca y que cada vez se apaga como la muerte de una estrella en el espacio.

Los mexicanos seguimos observando sin rumbo exacto hacia dónde vamos y lamentablemente para nosotros no hemos contado con un buen líder para dirigir los destinos dela Patria. Elresultado está a la vista de todos; una creciente ingobernabilidad, indecisiones a la hora precisa, errores garrafales, crisis de credibilidad, desconfianza y pérdida paulatina del respeto indispensable para nuestros dirigentes.

Lázaro Cárdenas logró, con medios muy limitados de comunicación, el consenso  de la población en cuestiones tan importantes como la nacionalización del petróleo; el reparto de la tierra; la creación de centrales obreras y campesinas, fuertes y unidas al partido oficial de aquella época; la educación socialista. Hubo un liderazgo indiscutible, que rompió con la hegemonía de los sonorenses y exilió a Plutarco Elías Calles, sin grandes problemas, todo ello basado en la capacidad de dirección y mando.

Desde entonces, carecemos de dirección. Sí hemos tenido dirigentes carismáticos, populacheros o enigmáticos, pero no un líder que sepa encauzar ala Nacióna nuestro México lindo y querido que es lo único que le queda de la canción. No tenemos un rumbo correcto.

Por ello, hemos llegado a tal grado de  descomposición social que exigimos a gritos un líder nacional, al cual no vemos por ninguna parte. Solamente puras imposiciones principalmente del gobierno federal y evidentemente gobernadores, siguiendo el ejemplo también los presidentes municipales que únicamente ven al llegar al poder, su propio interés sacándole provecho para hacer y deshacer todo lo posible para asegurarse una pensión o jubilación anticipada una vez terminado su función como mandamás de alguna entidad municipal, estatal o nacional, pero si pudiera  repetir la misma dosis créanlo que lo volverían a hacer.

Sin demagogias ni tanto buscar  responsables de la ingobernabilidad que brota por todo el país, el problema es definitivo: No hay líderes y si le agregamos a la falta de credibilidad a los que nos gobiernan, la situación de todos los mexicanos, sin excepción, se torna más que difícil y peor que en un callejón sin salida. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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