SIMAS en la quiebra
Por Guillermo Robles Ramírez
Soy originario de Torreón, Coahuila, pero radico en La Atenas de México, y aunque orgullosamente durante años siempre lo presumía, en la actualidad ni lo niego, pero tampoco lo admito. Y la verdad es que prefiero callar y dejarme llevar por los comentarios cada vez que me preguntan de dónde soy.
Por alguna razón la gente piensa que soy de la capital de Coahuila, y la gente que me conoce, me dice constantemente que ya me hice saltillense. Agradezco amable gesto y con orgullo lo acepto porque esta tierra me dio una oportunidad de ejercer mi profesión y hacer una familia.
Pero se preguntarán por qué, ya no hago ni la insistencia o mucho menos la corrección de decir de dónde soy originario. La razón es muy sencilla; me da pena y dolor ver cómo Torreón ha decaído mucho como ciudad, durante la administración que preside Jorge Zermeño Infante, que por razones del destino a favor de los coahuilenses nunca fue gobernador porque de lo contrario estaríamos en el pozo al igual que Torreón.
Una de las muchas cosas que siempre me orgullecía de Torreón, era su capacidad de ser una ciudad que nació en medio del desierto y que siempre contaba con el vital líquido, es decir, nunca faltaba agua como ahora sucede en las diferentes colonias incluyendo aquellas que pertenecen a la alta sociedad.
Torreón llegó a ser hace mucho tiempo atrás todo un ejemplo nacional en el manejo y, sobre todo, en la administración del agua. Lo fue desde su nacimiento lo que ahora se conoce como Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento de Torreón, que nació hace más de 77 años con el nombre de Empresa Abastecedora de Agua de Torreón, como empresa particular propiedad de la familia Estrada.
Fueron tiempos que todavía lo recuerdan unas cuantas personas nacidas en Torreón, así como historiadores. Una época en que la Abastecedora jamás tuvo tropiezos y su crecimiento fue tan sorprendente que jamás se recurrió a fondos públicos y menos de los ahora llamados dineros a fondo perdido o sea los que aporta, cede, donaba o regalaba el gobierno federal antes de López Obrador, para realizar obras de saneamiento, agua y para otras actividades como alcantarillado, plantas potabilizadoras, etc.
Años después, la familia Estrada negoció la venta de la Abastecedora al gobierno estatal y nace así una empresa totalmente oficial o pública, que igual siguió manteniendo una administración limpia y en progreso.
Para principios del 2000 entre administraciones municipales del PRI y del PAN, el SIMAS de Torreón, entró a un desbalance financiero, aunque ha sido en estos últimos años en que SIMAS tronó económicamente, aunque de los dientes para afuera lo niegue Jorge Zermeño Infante, pero con hechos como es el aumento de su tarifa y la falta de agua en las distintas zonas de Torreón dice lo contrario.
La situación actual de este Sistema es de desabasto en varios sectores; insuficiencia de recursos económicos para enfrentarse a la reposición de importantes tramos de su red de alcantarillado y su cada vez escasa posibilidad de ampliar su servicio a nuevos asentamientos humanos; a una deuda que supera los 33 millones de pesos, aunque existen otras versiones que difieren de la cantidad anterior, ya que hablando del adeudo de la CFE, supera los 50 millones de pesos que llevan arrastrando en la actual administración de la cabecera municipal de Torreón, y eso sin mencionar la cartera vencida.
SIMAS de Torreón, debe invertir para sostener el servicio que ofrece y para eso tiene que realizar nuevos trabajos de exploración y explotación de nuevos yacimientos de extracción y evitar el desabasto de agua que ya sufren distintos sectores
No se trata de ataques políticos quienes han levantado la voz por el desabasto que ya se sufre, pese a que todavía no llega la temporada de mayor demanda, sino son miles de torreonenses que diariamente se quejan a las mismas oficinas de SIMAS y directamente en la Presidencia Municipal, muy a pesar de existir una contingencia de salud.
No hay sector o colonia, donde el primer clamor es la demanda de agua, como tampoco es gratuito que el ayuntamiento en funciones este gastando demasiado dinero en el transporte de agua a sectores donde desde hace meses no llega el preciado líquido, siendo insuficientes los camiones pipas o cisternas propiedad de la Presidencia Municipal de sus distintos departamentos, por lo que se ha contratado cisternas de empresas particulares.
No hay peor político, que el que no quiere ver la verdad, sus homólogos lo señalan peor que un ciego, ya que sus ojos no quieren ver lo que los torreonenses no solo ven, sino sufren en carne propia y de manera particular. Lamentablemente, los más vulnerable es que no cuentan con dinero suficiente para abastecerse de agua, aunque sea para beber, de la cada vez más cara agua “dizque” purificada. ¡Pobre de mi Torreón querido, al que antes me sentía orgulloso! (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org
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