
Si quisieran ayudar lo harían
Por Guillermo Robles Ramírez
La lamentable calamidad en esta semana en la que hasta la fecha se han contabilizado oficialmente ocho muertos, veintidós en estado crítico de un total de 94 heridos. Todos causados por la exposición de una pipa de gas en la alcaldía Iztapalapa de la CDMX, ha dado la noticia vuelta en todo el mundo.
Mientras las autoridades y peritos de aseguradoras trabajan para deslindar responsabilidades, y explicar el motivo o causa de la explosión. Nada de lo que responda el siniestro registrado servirá de consuelo para quienes fueron afectados directamente, e indirectamente como familiares y amistades. Pero mucho menos resucitará a las víctimas que pagaron la negligencia ya sea directa por parte de cualquier autoridad u omisión indirecta.
Hay todo tipo de especulación sobre este accidente en donde lo único que se ha dicho que sobre la volcadura de una pipa que transportaba más de 49 mil litros de gas LP. ¿Qué causó la volcadura?, si se confirma que fue el exceso de velocidad, la siguiente pregunta será, ¿en dónde estaban los agentes de tránsito?, y si se argumenta que simplemente la ponchadura de una llanta, entonces ¿en dónde quedó la supervisión de la gasera?, será difícil determinar la verdad.
Un accidente que habrá quienes lo vean como algo aislado, y alejado de otras entidades de la CDMX, pero contrario a ello es una situación que se encuentra más latente en cualquier parte del país.
Muchos de nosotros hemos visto la manera tan atrabancada que muchos choferes conducen estas pipas que transportan gas LP. Se les puede definir con una sola palabra: exceso.
El exceso de confianza pone en riesgo a todos los ciudadanos quienes han sido testigos de muchas de sus unidades que no solamente a exceso de velocidad, sino también se les ha visto hasta fumando adentro de cabina confiados a que fumar con las ventanas abiertas es suficiente para que se ventile y no genere un accidente. Pero más exceso de confianza han sido las autoridades tanto locales, estatales y federales al dejar que la supervisión sea manejada detrás de un escritorio y con papeles, en lugar de hacerlo físicamente.
Solo por mencionar como ejemplo que nadie está exento de este foco rojo de accidentes, existen ciudades en donde se ha hecho costumbre por parte de las empresas gaseras, cargar directamente y a domicilio, los cilindros de este combustible, pese a la peligrosidad que representan.
Claro que, para esta irregularidad, las gaseras cuentan con la protección e impunidad de las autoridades de Protección Civil, a través de sus inspectores o verificadores a nivel municipal y estatal.
Esa tolerancia o indiferencia tiene un precio, pues estos “servicios” de ojos de ciego y oídos sordos, no son gratuitos ya que es bien sabido que para las gaseras representa una inversión o un pago.
Hasta el momento, por fortuna, solo se han registrado sustos por flamazos que llegan a ocurrir por diferentes razones que van desde el contacto de dos metales en el momento de hacer la improvisada carga o bien por chispazos accidentales.
Y, lo que sucede, es que este peligroso servicio de cargar cilindros a domicilio se había generalizado como está sucediendo en muchos municipios del país. En algunos más que en otros, pero al final son practicas prohibidas por los riesgos tan altos y peligrosos que representan para la comunidad.
Es conveniente dejar asentado que las empresas gaseras solo pueden cargar a domicilio, los conocidos como tanques estacionarios, ya que por naturaleza es imposible moverlos, pero además tienen un sistema de válvulas precisamente para ser cargados en el lugar en donde se encuentran, contrariamente a los cilindros.
Las autoridades locales y estatales de Protección Civil de las diferentes entidades federativas del país, si realmente desean fijar su posición frente a su comunidad, deberían de exponer un plan de supervisión física no solamente en las estaciones o negocios donde se despacha el gas LP, sino también la verificación de las pipas trasportadoras de gas LP, así como un nuevo plan de carga o suministro del mismo gas. Poner más atención a esas pipas de gas que en su mayoría pertenecen a particulares y no directamente a las gaseras.
En fin, hay diversas formas de colaborar y ayudar al prójimo cuando se quiere hacerlo, aunque esto represente una baja en los ingresos “extraordinarios” que con bastante regularidad vienen recibiendo quien, y quienes apoyan a la carga de cilindros a domicilio, estaciones de gas, camiones de pipas directas de la compañía distribuidora de gas, así como aquellos camiones que dicen ser privados o particulares, pero no dejan de causar un accidente. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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