Se pasan de la raya

Por Guillermo Robles Ramírez

Pese a que se trata de instituciones educativas privadas y cuya oferta y demanda está no solo al mejor postor y supuesta-mente no son controladas por las autoridades superiores educativas; no hay quien haga un esfuerzo para intervenir y detener y poner uno hasta aquí a las exageradas y negativas condiciones económicas, morales y personales que tienen esos planteles educativos particulares.

Alguien tiene que hacer algo por el bien de muchos padres de familia que tienen a sus hijos en esos colegios y que por temor a represalias no denuncian y no hacen nada para marcar un alto a las extravagancias establecidas por esos centros de enseñanza privada para que un niño pueda tener derecho a ingresar a esos planteles.

Muchos de los colegios particulares existentes en Coahuila, se están convirtiendo en cotos exclusivos al grado de que cada año las ridículas exigencias rebasan los límites.

Por ejemplo, en Torreón y Saltillo los hay aquellos que, para aceptar a un nuevo alumno, el o los padres de familia deben pagar, antes que nada, como derecho de admisión, de tres a cinco mil dólares; una vez cubierta esa exorbitante cantidad, sigue el pago de la inscripción que anda en una cantidad que resulta una bofetada no solo para las clases económicas medias normales, sino también para las llamadas altas regulares, sin contar finalmente con la colegiatura mensual.

De los colegios de “postín” o de tradición que hay en Saltillo, el más moderado, sin que realmente lo sea, tiene establecido como pago por derecho a ingreso 7 mil pesos por padre de familia con el primer hijo que entra, dándose la ventaja de que, para los sucesivos, ya no se paga; la inscripción es de 10 mil pesos y la colegiatura entre 6 mil y 15 mil pesos mensuales dependiendo el grado al que va a estudiar, es decir, prekínder, primaria, secundaria o preparatoria.

Pero, lo mismo, en Monclova, Piedras Negras, Torreón y Saltillo, por mencionar algunos lugares del Estado. Hay colegios particulares de los llamados por la “prole” o “raza” como mochos, es decir, en donde antes que la educación está la religión católica, muy a pesar de la propaganda teórica que se da en el sentido de que las escuelas de gobierno y privadas son laicas.

En las ciudades mencionadas hay colegios de primer o super primer nivel que exigen, antes de aceptar a un chamaco, acta de matrimonio de los padres y no aceptan hijos de divorciados o separados, deben llevar copia del acta de bautismo y primera comunión.

Todo esto, totalmente fuera de la ley, pero las autoridades lo aceptan y reconocen, pero no actúan, no intervienen y dejan correr la pelota, por eso los colegios privados se pasan de la raya y llegan a la exageración y excentricidad en sus exagerados e irrespetuosos requisitos para aceptar nuevos alumnos, recordando a los viejos hacendados que tenían sus propias escuelas y no tenía derecho ni forma de entrar la prole, el pueblo, el vulgo y los descamisados, pero tampoco los que tienen dinero si son hijos de divorciados o no comulgan con la religión católica.

Tanto para las escuelas particulares y autoridades educativas, siempre se escudan de tratarse de un contrato entre particulares, como si eso realmente fuera el pretexto y justificación suficiente: ¿aun así, es correcta ésta posición? (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

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