SE ACEPTAN SUGERENCIAS: «Antes de opinar»

Por: Enrique Herrantz Monedero

Mucho ruido en las redes. Hashtags, publicaciones, compartidas, tuits y retuits y requetetuits.

Todo por el despido, primero de dos colaboradores de Carmen Aristegui en MVS Noticias, y después por el despido de ella misma. Por más que tanto ella como sus fieles fans lo digan, por ningún lado aparece una sola prueba de que el despido de Aristegui y Cía se haya dado por la publicación de lo de la Casa Blanca de la Gaviota presidencial.

Conjeturas, suposiciones y especulaciones, por supuesto, a manos llenas. Tal vez un breve recuento de hechos, susceptibles de ser verificados por cualquiera, estaría bien como un breve ejercicio de periodismo, ¿no?

No hubo reacción inmediata de MVS al reportaje que «dicen» que provocó las cosas, a pesar de haber sido producido con insumos y personal pagado por MVS y que se usó para transmitirse en otros lados y no en un medio de esa empresa.

Cosa de un mes después, se renueva el contrato a Aristegui, de donde al menos salieron nuevas cortinillas y presentación de su programa y un coche de lujo del doble del valor pactado en el contrato. Hubo aumentos de sueldo en MVS un par de semanas antes del problema, a casi todo el grupo que colaboraba con Aristegui en MVS. No hay ningún permiso que autorice el uso de la marca MVS a Aristegui, o a los reporteros de MVS que ligaron a esa marca con un proyecto externo.

No es necesario lucrar para hacer uso indebido de una marca registrada. MVS publicó los desplegados exclusivamente mencionando eso. Si fue reacción excesiva o no, es cuestión de juicio de cada uno, de opinión. MVS despidió a los dos reporteros que ligaron a MVS con MexicoLeaks, aduciendo abuso de confianza y uso no autorizado de su marca. Ambas, causales de despido justificado legalmente.

Ambas acciones, en caso de haberlo querido MVS, son también denunciables penalmente y procederían, así que el despido fue una reacción moderada. La gama de acciones que tenía MVS iba de no hacer nada a denunciar penalmente, y la empresa tomó el camino medio.

Carmen Aristegui siguió laborando libremente en MVS, tan libremente que criticó a la empresa en su propio espacio, hasta dar al aire, y al parecer en privado, un ultimátum de «o los reinstalan o me voy». MVS presentó la opción de nuevos lineamientos editoriales, publicados incluso en su sitio web, lo cual obliga legalmente a la firma de nuevos contratos o al menos un addendum al existente. Aristegui se negó a ello y fue despedida, facultad legal y válida que tiene cualquier empresa.

Lo demás, unos lo califican de valiente lucha por la libertad de expresión, a pesar de que dicha libertad jamás se le ha restringido a Carmen Aristegui o su equipo, y otros lo vemos como berrinche y pataleta por perder una excelente fuente de ingresos gracias a su gran auditorio, manipulación de la opinión para hacer presión presentándose como víctima y mártir, y una nueva muestra de la arrogancia y soberbia que acompañan la historia en medios de Aristegui.

La publicación del contrato, ahora que públicamente MVS renuncia a la confidencialidad del mismo, podría aclarar mucho de todo esto con datos concretos. La tardanza y renuencia a hacerlo por Aristegui, da lugar a especular muchas cosas.

Fin del relato.

Aunque si algo se me escapó, los invito a mandar ese complemento. Por favor, hechos, no especulaciones, conjeturas, suposiciones y teorías de complot. De esas ya han estado llenas las redes.

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