Día de las Madres sirias: Criar hijos útiles para defender la Patria
Damasco, 21 mar (PL) La guerra impuesta por el terrorismo y los intereses de un imperialismo rapaz, generó nuevos desafíos en las madres sirias, que hoy asumen como un reto la crianza, formación y educación de sus hijos.
Este 21 de marzo, el Día de las Madres en Siria tiene otra connotación en este convulso rincón del mundo, donde queda poco tiempo para los festejos, y demasiada incertidumbre por el futuro de los más pequeños.
Es probable que la tradicional cena familiar que caracteriza la celebración no se consuma en este 2015, pues muchas de esas laboriosas mujeres pueden formar parte de las 350 mil familias desplazadas a consecuencia del terror impuesto por la guerra.
Suad Ibrahim es una joven madre de dos niños de cinco y 10 años respectivamente, arquitecta de profesión, que vive en el barrio damasquino de Mezzeh 86, un hervidero permanente de familias y combatientes que se entremezclan en el lodo de sus calles.
En medio de sus faenas, mientras William y Elian pateaban un balón de fútbol, Prensa Latina conversó con Suad, y sobre todo, trató de acercarse al significado de este día de homenaje, en tiempos de contienda.
«Nuestra misión como madres, es tratar de reducir los efectos de la guerra en nuestros hijos -me dice-, y tenemos que ser fuertes, más en estas circunstancias, para que ellos pierdan el miedo y puedan continuar su vida».
«También debemos reforzar en ellos el amor a la patria y la fe en la capacidad del ejército de eliminar al terrorismo, y que sean optimistas por un futuro mejor en nuestro país», agregó.
Para Suad, el terrorismo no solo se combate con las armas, sino con la educación, la ciencia y el enfrentamiento a las ideas oscurantistas, para que los niños crezcan sin esos sentimientos fundamentalistas en los cuales el extremismo va por encima de la razón.
Mezzeh 86 -el barrio donde viven Suad y su familia- es escenario habitual para que los morteros y misiles lanzados por las agrupaciones terroristas siembren la muerte, aún cuando saben que es una zona densamente poblada por obreros y gente pobre.
«Siento mucho miedo cuando oigo el silbido de los misiles, o escucho las explosiones de los morteros que caen en el barrio, pero la voluntad se impone a los temores, la vida debe continuar y los niños deben acudir a sus escuelas», dice.
«Tengo miedo porque los terroristas atacan indiscriminadamente, hasta a los niños en sus escuelas -comenta-, y no puedo olvidar el ataque con misiles que impactaron hace un mes cerca de la escuela de mis hijos, pero al día siguiente los enviamos a estudiar, porque esa es la respuesta más fuerte que podemos hacer a los que pretenden dañarnos».
La joven arquitecta nos contó como ahora la misión de las madres sirias se duplicó, al tener que asumir en la casa el rol del padre ausente.
«Sabemos que los padres luchan con las armas contra el terrorismo para defendernos y garantizarnos seguridad, y la única manera de tenerlos contentos en sus trincheras, es ver como ayudamos a que sus hijos destaquen en sus estudios».
«Ahora el hombre está en el frente con las armas -dice-, y nosotras las madres estamos en este otro frente, criando a nuestros hijos para que sean hombres útiles a su Patria».
«Estas nuevas generaciones son las que van a reconstruir al país -me dice-, y debemos aferrarnos más a esa idea y criar mejor a nuestros hijos, porque ellos son el futuro, de ellos dependerá la reconstrucción de la nación siria».
Casi en la despedida, y mientras la felicitaba por tan especial día, sentenció: «Tengo fe en un futuro mejor porque después de esta tormenta, vendrán tiempos mejores».
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