Se topará súbitamente ante la falsedad de trato, atropello a la persona y amenazas al cliente. Se trata de una empresa extranjera impulsada por un materialismo y una voracidad galopantes, por un capitalismo feroz que devora al hombre en aras de la acumulación incesante de ganancias.

En esta empresa corriente y abusiva se rinde pleitesía al dinero y desprecio a la persona. Los empleados esperan a los visitantes como el verdugo a su víctima: han sido indoctrinados como victimarios de clientes blandos y , en general, acomplejados frente a una urbanización importada.
Se trata de una empresa que coarta la libertad de sus clientes que, sin haber incurrido en delito, son tratados como delincuentes, atropellados sus derechos básicos, vr.gr., quedarse dormido en una instalación diseñada para robots y no para humanos.

Dentro de los establecimientos que presten servicio público con horarios explícitos el acto de dormir no es punible y forma parte de la libertad personal, garantizada por la ética y por el estatuto jurídico correlativo, mas allá de su conculcación arbitraria por cualesquiera entidad pública o privada con pretensiones moralizadoras o moralizantes, hijas de la impertinencia pequeño burguesa y de su ceguera axiológica y jurídica. ¿ Quién autorizó a estos inquisidores salvajes la operación de estas cámaras de tortura disfrazadas de restaurant-café? Los servicios de las cámaras de tortura de 24 horas son los más salvajes y, entre ellos, el que se localiza en la esquina de Humboldt y Av. Juárez, en el centro histórico, cerca de la Lotería Nacional.

Ahí ofician un gerente –Mario Reyes –y un Jefe de Piso –Sergio Cruz – que han llevado sus métodos a niveles propios de la tipología Lombrosiana, maltratando sádicamente a decenas de clientes que se quedaron dormidos y a los que, con su estilo de delincuentes natos, terminaron negándoles el acceso. Este es el homenaje que este negocio de Yankees, representado por Carlos Slim, rinde a un México cándido y empobrecido. Practican una “ ética “ salvaje, fundamentada en los “principios” del Ku Klux Klan, “organización” de asesinos de Negros y uno que otro Mexicano. Deberían nuestras autoridades revisar los términos condicionantes de sus permisos para que este tipo de negocios funcionen.

Urge que obliguen a Sanborn’s y a VIP’S a cambiar sus modos, verdaderas modalidades de tortura y, así, recuperar la dignidad del consumidor y cliente Mexicano, pisoteada por estos capitalistas codiciosos, modelo de patanería. El emblema de los tres tecolotes de Sanborn’s hoy por hoy ha desaparecido: ostenta, como símbolos, tres buitres, tres chacales y tres hienas. Su indigencia espiritual lejos está de la comprensión del Búho y de la sabiduría de Minerva.