Parlamento filosófico para legitimar acciones ciudadanas o relegitimar acciones de gobierno
Por Francisco Tomás González Cabañas
Muy temprano para un sistema político mejor, muy tarde para una democracia agonizante. Breves líneas de una de tantas ideas que asoman en un corpus político en avance en tiempos de escasa o nula lectura y posterior reflexión.
En la desterritorialización que permite la virtualidad, dinámica profundizada pandemia mediante, constituyéndose sitios, dispositivos, agenciamientos que reúnen a filósofos de latitudes diversas, vinculados por un canal de transmisión en el que se tratan, se abordan, se trabajan, temas diversos, a los efectos de darle sentido al significante entendimiento, y tomando como modelo o referencia el que desandamos hace más de dos años, desde el lugar que dimos en llamar “Club mundial de filosofía”, creemos indispensable que se establezcan dentro de la órbita del sistema político y de la lógica comunicacional esta constitución de “parlamento filosófico” como herramienta imprescindible para las democracias actuales.
En cada uno de los distritos que así lo consideren, a los efectos de aumentar las socavadas experiencias democráticas por las frustraciones recurrentes que ofrecen a sus integrantes que serían supuestamente sus gobernantes, un grupo de hombres, mujeres o cómo se quieran designar en su condición de sujetos políticos (condición que será excluyente) podrán constituirse, agruparse, juntarse o agenciarse, desde la experiencia en el trabajo, la relación o la dinámica filosófica que puedan exhibir, sea o no académicamente (no será excluyente) pero sí en la solidez de abordar los aspectos político-públicos, desde lo general hasta lo particular, desandando el camino inverso, para incluir todos los aspectos dilemáticos que puedan presentarse a los efectos de poder arribar a un acuerdo que establezca un consenso generalizado, independientemente de la lógica electoralista, de o mayorías que se construyen a los únicos efectos de hacer prevalecer una facción sobre otra para transformar a la ciudadanía en una horda.
El parlamento filosófico reunirá a quiénes en el demostrado ejercicio de aproximarse a una posibilidad cierta de conocimiento, establezcan mecanismos claros para el ingreso y egreso de los integrantes de dicho parlamento, y que una vez a la semana, al menos por el espacio de una hora, puedan tratar, proyectos, propuestas, iniciativas, desde la ciudadanía misma o incluso desde instituciones de representación o de gobierno que precisen de esta legitimidad de prestigio que es el quantum diferencial con el que nace y tiene para ofrecer a la comunidad y a la democracia el parlamento filosófico.
Para aquellos que aún no conozcan las propuestas filosóficas y políticas del rizoma del que proviene esta iniciativa en particular, le rogamos que pueda consultar acerca de otras perspectivas teóricas que hacen al corpus de filosofía política, que como corriente filosófica construimos bajo significantes como; otrocracia, cámara de dipunadores, voto compensatorio, voto anticipado y mandato imperativo.
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