Nunca es tarde, si la comida es buena
La Habana (PL) En la actualidad nos movemos más de prisa. La sociedad establece cánones de vida que nos llevan al apuro, el estrés, la dinámica y nos alejan de la estabilidad. Esta situación influye también en nuestros hábitos de alimentación.
Necesitados de más tiempo para dedicarlo al trabajo, la casa, al estudio o a la diversión, recurrimos a comidas rápidas, fáciles, que casi siempre van en detrimento de nuestra salud y peso corporal.
Sobre este tema, la Organización Mundial de la Salud advirtió que en la actualidad se experimenta un incremento en la tasa de obesidad con indicadores que muestran un grave problema sanitario, el cual se extiende, incluso, a la infancia.
De acuerdo con esta entidad, la mencionada afección alcanza proporciones epidémicas a nivel mundial y cada año mueren, como mínimo, 2,6 millones de personas por su causa.
Aunque con anterioridad los expertos consideraban que este era un fenómeno de los países con altos ingresos, hoy se sabe que la obesidad prevalece también en naciones menos favorecidas.
Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), informó que la obesidad es un problema que afecta al 23 por ciento de la población adulta de América Latina y el Caribe, mientras que el porcentaje de individuos de la región con exceso de peso alcanza el 61 por ciento.
El 44 por ciento de la carga de diabetes, el 23 por ciento de las cardiopatías isquémicas y entre el siete y el 41 por ciento de la carga de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad, asegura la OMS.
Numerosos especialistas coinciden en que el principal factor de esta situación es el cambio en los estilos de vida, así como la transformación en los patrones alimentarios.
Para enfrentar este problema, los expertos han defendido desde productos «innovadores y milagrosos» que reducen el peso corporal, hasta métodos para satisfacer el hambre con mayor rapidez.
Sobre el tema, recientemente se conoció que un grupo de científicos creó un gel comestible que provoca sensación de saciedad en quien lo consuma. La sustancia reduce el estado de hambre, evita que el individuo ingiera alimentos durante las horas entre comidas y disminuye los deseos de comer en exceso, publicó el diario británico The Telegraph al citar el estudio.
La revista especializada Food Hydrocolloids sostuvo que el gel contiene derivados de algas, almidón y cáscara de cítricos, ingredientes que al unirse con el ácido estomacal se hinchan y forman una sustancia sólida.
Aunque esperan que este gel se incorpore a la rutina de consumo diario para ayudar en la reducción del sobrepeso, los científicos recuerdan que resulta imprescindible comer alimentos que proporcionen la energía necesaria al cuerpo.
Días antes, la revista científica Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics publicó que comer más despacio elimina la sensación de hambre y favorece el consumo de agua durante la comida. Los científicos consideran que esta investigación plantea algunos métodos que puede utilizar la persona para evitar el consumo excesivo de comida y por tanto, el sobrepeso u obesidad.
Quizás, la opción más centrada es la dada a conocer por un equipo de científicos de Reino Unido, Canadá y Estados Unidos quienes lanzaron una campaña que presiona a Gobiernos y empresas alimentarias para que reduzcan los niveles de azúcar innecesarios en sus productos.
Denominada Action on Sugar, la campaña cataloga a esta popular sustancia como una de las causas de los elevados índices de obesidad y del alto riesgo de tener diabetes.
De hecho, los expertos aseguran que si las grandes empresas del sector alimentario disminuyen entre un 20 y 30 por ciento la cantidad de azúcar en sus comidas, se podría frenar en los próximos cinco años la tendencia a la obesidad.
El diario inglés The Independent citó en un artículo a Simon Capewell, reconocido epidemiólogo de Reino Unido quien aseguró que el azúcar es el nuevo tabaco.
De acuerdo con la publicación, Capewell también sostuvo que la industria, preocupada por obtener beneficios y no por la salud pública, impone a padres y niños sus bebidas azucaradas y comida basura.
Los especialistas continuarán buscando soluciones a este problema y se crearán otros productos, muchos de ellos bastante efectivos. Sin embargo, la responsabilidad personal no puede ser sustituida por ninguna innovación en este sentido.
Muchas investigaciones plantean que cada individuo puede evitar el sobrepeso si aumenta el consumo de frutas y verduras, limita la ingesta de azúcares, realiza una actividad física periódica y logra un equilibrio energético con un peso normal.
Las rutinas que se transgreden en la actualidad deben incorporar estos requisitos. De nada nos servirá ahorrar tiempo para dedicárselo a otras tareas si, en el futuro, no vamos a poder disfrutar los resultados de nuestro esfuerzo a plenitud.
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