No hay que pensar en el tamaño
Por Guillermo Robles Ramírez
En las oportunidades que he tendido asistir a eventos de gobiernos local y estatal he podido observar una gran diferencia entre aquellas llamadas como obras populares o también llamadas como obras chicas que no aportan mucho.
Pero en realidad quién son para juzgar el tamaño de obra, si cuando no se tiene carencias es el tamaño de su importancia, es decir, para quienes viven dentro de la mancha urbana la pavimentación de un tramo de calle o carretera no representa un impacto.
Sin embargo, para quienes viven en sus alrededores esa pequeña obra, significa una de un gran tamaño. Ahora bien, los ejidos de los alrededores de cualquier municipio son los más abandonados puesto que simplemente pasa una carretera federal frente a los pobladores, pero para poder ingresar es puro terreno.
Algo que esta comprobado es la construcción de tramos de vialidades que bajen desde las carreteras federales para hacer conexión a aquellas comunidades ejidales traen consigo muchos beneficios.
Estos pequeños tramos que unen de un ejido a otro o simplemente en extender un tramito de carretera a la comunidad aledaño a una federal, cuyas autoridades del gobierno tal parece que se les olvido que a medio kilómetro o hasta menos existen pobladores o comunidades con varias familias que viven ahí.
Para quienes vivimos en ciudades, contamos con todos los servicios básicos, y hasta con servicios recreativos dándonos una calidad de vida que muchas veces por naturaleza humana y no por egoísmo nos olvidamos de las necesidades de otras comunidades que se encuentran alrededor de nuestra localidad.
A muchas autoridades estatales y municipales, no tienen dentro de su agenda pública precisamente este tipo de construcciones destinados a los ejidos porque los asesores de los mandatarios los consideran como obras chiquitas que no suenan o no traen consigo muchos beneficios.
Pero contrario a lo que se piensa, sí traen consigo muchísimos beneficios importantes y tan solo por mencionar algunos de ellos está en tener pavimentado un ejido esto trae servicios como el alumbrado, electrificación, drenaje, agua, salud, seguridad y comercialización.
Los tres últimos rubros aparentemente no se ven, pero son favorecidos, ya que teniendo una carretera o tramo de pavimento a esas comunidades pueden trasladarse más rápido a un centro de salud para alguna emergencia.
En cuanto a seguridad, las patrullas pueden llegar más lejos y desplazarse más rápido para hacer ejercer la autoridad ante los maleantes, y así podrán darse sus rondines brindando más seguridad.
También las amas de casas tendrán la seguridad de que sus hijos lleguen más rápido y limpios a las escuelas, porque no es lo mismo caminar por un sendero enlodado o tierra suelta que para cuando llegan a sus casas estos niños y niñas están todos empolvados como si fueran mazapanes.
Con una carpeta asfáltica, los camiones de refrescos llegaran a surtir a las tienditas, así como algunos otros proveedores nuevos, como el pan, la leche, el huevo; reactivándose así una economía en la cual no existía porque esos caminos eran difíciles o imposible de transitar para transportes de rodada grandes.
Esto también reactiva a los mismos residentes de los ejidos porque al ver que pasan más vehículos, no faltara a quien se le ocurra poner una vulcanizadora, el taller mecánico, el puestito de comida, el negocio de ventas de algunos de sus productos de los que siembra, etc.
Para quienes consideran que son obras meramente populares, no logran ver que en realidad no hay obras chiquitas, sino beneficios grandes que mejoran nuestra calidad de vida y para esos ejidos que aparentemente se sentían alejados de la ciudad, el hecho de que exista un tramo de camino que les permita trasladarse entre ejidos y la ciudad; los hace sentir parte integral de nuestro estado y no aislados; a la espera de que llegue un nuevo político en busca de sumar votos para después ser olvido nuevamente. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org
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