No hay por qué temerle tanto

Por Guillermo Robles Ramírez

Existe indicadores reveladores en nuestro país en donde se afirma que en México existe un poco más de 34.8 millones de mexicanos que han sufrido de depresión o un estado depresivo, siendo su porcentaje mayor en mujeres que en hombres. Y la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años de edad cometiendo el suicidio.

En lo personal lo considero muy preocupante y a la vez me sorprende que cada vez generaciones nuevas sufren más el tema de la depresión con tendencia al suicidio.

Mi apreciación sobre este asunto puede ser criticable, pero la verdad de las cosas, es que simplemente se me educó al igual que a muchos de mi generación; con un criterio de simple lógica, dejando a un lado boberías o cuestiones sentimentales o demasiados superficiales.

Y me refiero a que nunca se nos dio oportunidad de quejarnos por boberías; al menos, que realmente fuera algo grave como alguna enfermedad y no precisamente mental, sino alguna cuestión de salud.

En resumen, cuando era niño nunca escuche a mamá o papá decir que algo les causara estrés o mucho menos que estaban “depre”, posiblemente porque siempre tenían ocupada la cabeza en muchas cosas que no le daban tiempo como para sentir lo que ahora se ha convertido en todo un problema desde muy temprana edad, ya que es muy común escuchar a niños y niñas desde 8 a 13 años de edad decir, que se sienten “depre”, o bien que están estresados. Y me cuestionó de qué se puede preocupar un menor de edad, que tiene techo, alimento, escuela, paseos, entre otros más.

Pero para los profesionales, es decir, los psicólogos, la enfermedad de la depresión puede tener sus indicios como un simple olvido de cosas por hacer. Como el legar a una cita, no acordarse los cumpleaños causando la presión de la omisión, el conflicto con familiares, la reprimenda en el trabajo, genera el estrés y finalmente la paranoia que lleva a la reclusión en un hospital de salud mental.

El escenario catastrófico mencionado anteriormente puede ser la historia de cada uno de los 34.8 millones de mexicanos que padecen trastornos depresivos, de acuerdo a las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística Geografía, también conocido como simplemente el INEGI.

Cifras a las que no hay que dudar, ya que, para la Organización Mundial de la Salud, (OMS), la depresión ocupa el segundo lugar como causa de discapacidad y de acuerdo a las proyecciones pronto llegará al primer sitio. En Coahuila el nivel de consulta mental anual supera los 45 mil quinientos pacientes.

Las cifras dan una idea de lo cercana que está la locura del común de la población y lo difícil que será para un país machista el aceptar que pronto deberá acudir con el psiquiatra lo mismo que si fuera a visitar al dentista.

El ingreso hospitalario por causas mentales en el estado cada vez va más en aumento entre unos 400 y 500 pacientes por año.

A pesar de la gravedad del problema, solo el 10 por ciento de quienes ameritan obtener apoyo psiquiátrico acuden a consulta. Solo basta con revisar los periódicos para contabilizar el número de intentos de suicidio, decisión a la que se llega por problemas depresivos, que además de ser los más comunes representan más de cuatro millones de personas afectadas anualmente; la cifra va en aumento de acuerdo a las características de la vida actual, acelerada y estresante.

Las edades más frecuentes en que se presentan los trastornos depresivos agudos oscilan entre los 16 y los 35 años, pero también los niños y adolescentes que no son atendidos a tiempo cada vez están siendo víctimas potenciales cuyas características principales son de personalidad agresiva, falta de capacidad de atención y baja autoestima, que derivan, en la búsqueda de una personalidad y del mundo ideal, que la sociedad no es capaz de proporcionarles.

El retraso social en México adquiere su máxima expresión en el rechazo y la burla hacia los grupos minoritarios, y de ellos, quienes sufren de una enfermedad mental como lo es la depresión, que malamente no son considerados como personas que deben de ser atendidas ante un profesional y que en su lugar son satanizados como entes poseídos, cosas paranormales, presas de un castigo divino que debe ser bien merecido.

¿Por qué temerle tanto? Lo más probable es que se crea que para ella no existe curación; cuando la realidad es que los tratamientos que se otorgan, ofrecen una alternativa de vida hasta para quienes parecen haberse perdido definitivamente en un mundo aparte del resto de los mortales.

Todo indica que para los mexicanos es más importante conservar su mentalidad machista y temerosa, en lugar ver por su propia salud. Todo parece que la depresión, está cada vez más cerca de ocupar el primer lugar a nivel nacional. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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