No contribuyas al maltrato

Por Guillermo Robles Ramírez
En mi infancia tengo muy grabado que en el inicio de abril era un mes muy esperado. Y no precisamente porque fuera el mes de mi cumpleaños, sino, porque  al igual que muchos niños, ya sabíamos que era nuestro, es decir, es cuando se celebra el Día del Niño.

Abril siempre se ha dicho repetidamente que es considerado como el mes del niño y aunque a nuestras autoridades no se les puede negar que han hecho mucho para combatir el abuso de los menores de edad, es en ese rubro donde cada vez existen nuevas leyes y reformas para fortalecer el abuso de los pequeñines. No se sabe qué es lo que esté sucediendo en el fondo, puesto que las cifras no bajan ni se mantienen estáticas, sino todo lo contrario porque suben cada vez más.

Aunque también hay que recalcar que desde ya algunos años se dejó de medir el maltrato infantil, o bien, como se puede encontrar en publicaciones viejas o fuentes de información en todos coinciden que no se puede saber con exactitud, ya que son pocas las denuncias que pueden integrarse, ya que en alguna parte en el proceso se desiste de la conclusión del caso quedándose en el abandono. Incluso en el año 2019 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, (Unicef) agencia que pertenece a la ONU; publicó en ese mismo año en su estudio estadístico titulado “Panorama Estadístico de la Violencia Contra Niñas, Niños, y Adolescentes en México”, que existe una “…carencia de datos o de un registro estadístico sobre este fenómeno aumentan las posibilidades de que niñas, niños y adolescentes sufran actos de forma recurrente, y reduce las probabilidades de que sus derechos sean garantizados protegidos, o restituidos”, siendo enfático Christian Skoog,  momentos antes de hacer la presentación de dicho informe.

Por otro lado, los últimos reportes registrados de las Procuradurías de la Defensa del Menor y la Familia de los Sistemas del DIF a nivel nacional indicaban un incremento de maltrato infantil en el 2014 de un 50 por ciento a la alza comparativamente al año anterior, es decir, 2013 y lamentablemente los Estados que más casos de violencia infantil recibieron, fueron Aguascalientes, Coahuila, Chiapas, Chihuahua, Quintana Roo, Sinaloa y Yucatán. Lamentablemente, reitero que las cifras son inexactas porque por algún motivo no hay una herramienta estadística actualizada sino puras publicaciones de investigación periodística que existe de manera aislada por entidades federativas cuando llegan a realizarlas, es decir, no se cuenta con estudios o investigaciones a nivel nacional. Pero es fácil adivinar que los números siempre irán con una tendencia hacia el alza.

La violencia se puede dar de muchas maneras, desde físicamente hasta psicológicamente  o, lo que algo ya se empieza a ver entre la sociedad malamente como cosa normal,  son menores de edad trabajando o pidiendo limosna.

En Coahuila, hace falta y se requiere de una mayor participación ciudadana para combatir los ilícitos que afectan directamente los derechos de la población más desprotegida y vulnerable: Las niñas y los niños.

Es común encontrar a personas adultas en el primer cuadro de las principales ciudades, acompañados de menores de edad, que imploran la caridad pública para alimentos o para regresar a su tierra natal e igual para la tan trillada receta médica del pequeño.

Comodidad, ignorancia y miseria son los motivos principales de la explotación de menores, fenómeno que se presenta cuando se desatienden sus derechos Constitucionales, que son los Derechos de los Niños, instituidos por la Organización de las  Naciones  Unidas.

La explotación infantil se generaliza a la alza, por la situación generalizada paupérrima de la economía del país. Problema que no solo afecta a los niños de la ciudad, sino también viaja a aquellos que se encuentran al otro lado del país y acompaña  a las indígenas porque su Estado de origen se encuentra en abandono, siendo víctimas de maltratos, careciendo de providencias que los obliga a vivir en las calles.

La mejor forma de evitar que se complete el círculo vicioso de la mendicidad es no dando limosna.

Para frenar la explotación infantil o éste fenómeno social, es indispensable la denuncia ante las autoridades que respondan a los derechos de los niños, para que puedan intervenir y los protejan.

Los menores tienen derechos iguales que cualquier otra persona, y también los debemos respetar, empezando, obviamente, por la gente que está más cerca de ellos, es decir, los papás y parientes de mayor cercanía. Cuando ya salen de la esfera familiar toda la ciudadanía, en general debemos velar por esos derechos.

Es responsabilidad de toda población no participar con sus donaciones porque alentarán a los pequeños a un estilo de vida fácil, cuando existen otras opciones.

El DIF, es una institución viable cuando se tiene el deseo de ayudar a un menor con donaciones que con las mejores intenciones del mundo se les da a manos llenas a éstos niños, es mejor preguntar sobre la existencia de patrocinio económico a la educación y manutención de un menor por un período largo de su infancia, pero a través de una institución de gobierno para que las cosas se hagan correcta y positivamente.

¿Para qué celebrar un día del año?, si en el resto de los 365 días no los protegemos, no nos preocupamos por ellos. Al contrario, los hacen víctimas y presas fáciles de los explotadores. Dales poco si así lo deseas durante los 12 meses, o los 365 días del año, pero en forma de donativo en los lugares correctos y autorizados por la autoridad local, estatal o federal, así que antes de dar limosna o, para el taco, piensa que; estás contribuyendo indirectamente al fomento del maltrato infantil porque los adultos, es decir, los padres irresponsables que mandan a sus hijos a pedir dinero en la calle les exigirán cada vez más. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

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