Nene, nene que vas a ser..

Cuántas veces ha escuchado a familiares o amigos cercanos decir, “..déjalo que estudie lo que le guste..”, esto para quienes tienen hijos y están a punto de terminar la preparatoria y    quieren continuar sus estudios profesionales, resulta muy frecuente.

Esto debido posiblemente a que años atrás, era una costumbre de las familias mexicanas que tenían posibilidad económica para continuar los estudios, de seguir la tradición familiar o al menos el del papá o la mamá profesionistas, y detrás de todo esto, más que seguir tradiciones era una manera en que los padres podían proteger y asegurar el bienestar de sus hijos.

No se sabe de qué tiempo se empezó a romper estos hábitos en ciertas familias generalizándose en el país en todos los niveles socio económico de darle libertad a los hijos en escoger la carrera que más le guste, bajo el argumento de no influir en ellos para que aprendan a tomar decisiones en la vida.

Pero, ¿realmente están preparados para saber qué estudiar? o mucho mejor, ¿saben qué quieren en la vida? Lo más seguro es que no, y tan así es que queda confirmado la existencia de la materia de orientación vocacional que se imparten en las preparatorias de gobierno y privadas, como una materia asignada con una programación de curso aprobada por la Secretaría de Educación Pública.

El Programa de Orientación Vocacional, de la SEP, se ve como algo prometedor y bien encaminado, sin embargo, existe todavía deficiencias no tanto en el programa sino quienes imparten la materia, es decir, no se sabe con exactitud si están bien preparados o realmente son docentes para esa materia, ya que continúa existiendo esa culturización de que los estudiantes bachilleratos escojan lo que más les guste.

Si consideran que la libertad de decisión está basada en que ellos decidan, están muy equivocados ya que los están coartando de abrir ese abanico de opciones, porque, en la actualidad la mayoría de ellos son influenciados por las series estadounidenses en donde todo lo ponen de color de rosa, emoción, tragedia novelera, y todo aquello que demandan los jóvenes televidentes.

Los docentes de orientación vocacional tanto de escuelas de gobierno y privadas, tienen la responsabilidad de hacer despertar a esa juventud de no pretender vivir dentro de las series televisivas, ya que en la vida real las cosas no suceden así.

También se ha observado que los maestros carecen de información vital para poder orientar a los bachilleres sobre las necesidades del país, en donde se puede definir una estrategia de oferta y demanda de profesionistas.

En la actualidad las empresas nacionales e internacionales, establecidos en el país, ya no quieren más licenciados en administración, tampoco quieren a más contadores, doctores, psicólogos, en fin, aquellas profesiones que son las más comunes y la demanda está en las carreras de ingeniería.

Aquellas profesiones consideradas como prometedoras y con alta demanda ya dejaron de existir, y solamente podrán ser competitivo quienes tengan estudios de posgrados, pero ya no es el simple diplomado, sino que ahora se requieren que tengan maestrías y doctorados, hasta para poder impartir como catedrático en universidades son de los requisitos que están solicitando, es decir, ya no les queda la opción a los profesionistas de buscar trabajo como maestros mientras encuentran un lugar para laboral de acuerdo a lo que estudiaron en la universidad.

En apariencia o la percepción que se tiene en la materia de orientación profesional, es como una clase que solo sirve para rellenar unas horas, pero contrario a eso va mucho más allá de lo que los mismos docentes pudieran considerar, ya que se trata de una clase clave para satisfacer las necesidades y bienestar de México, pero también asegurar el futuro de los recién egresados. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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