Guillermo Robles

Muerto al pozo y vivo al gozo

            Por Guillermo Robles Ramírez

Los muertos nada más son recordado por nuestra sociedad, el día de mañana martes 2 de noviembre con motivo de Día de Los Muertos, por considerarse una tradición dentro de nuestra cultura.

Es el único día en donde se le pone más atención a nuestros seres queridos y familiares que han fallecido para visitarlos en el cementerio, pero en otros casos ni eso. Sus motivos, puede ser desde la inexistencia de linaje familiar hasta la migración a otras entidades federativas siendo éste una mayor complicación de visitar a sus seres queridos en el panteón de origen, o bien en donde se tiene al familiares o amistades.

Pero no solamente a ellos, refiriéndome a los familiares; se les puede olvidar sino también a las autoridades en donde un filón de oro de millonarias ganancias es muy posible que se le esté fugando como agua de río a las tesorerías de los 38 municipios de Coahuila.

Además, no se descarta el tráfico de influencias en la venta de quinquenios, tumbas monumentales donde dicen que están intestados.

Los cementerios por lo regular todo el año están llenos de mugre, basura y trabajos de brujerías de todo tipo. Sólo el mes de noviembre se le da una manita de gato y esto porque las personas que van a visitar a sus difuntos, les llevan un puñado de flores que al día siguiente están marchitas. En otras ocasiones les dejan un arreglo de flores artificiales abandonadas y percudidas por el sol, para ya nunca regresar.

Los familiares de los muertos son en gran parte culpables del polvo y del olvido que hallan en los panteones y hasta duermen tranquilos luego del 2 de noviembre porque saben que quienes mueren ya no vienen a perturbar a quienes viven en el mundo de los vivos o viceversa.

Llevar flores a los cementerios, es cosa una presunción porque tal vez en la vida no prodigaron amor y ternura a sus padres o familiares y cuando aparece el fantasma de la ancianidad los arrojan a los asilos.

Son muchos los coahuilenses que compran los lotes de quinquenio en donde solo tienen permiso de mantener ahí los restos de los que ya se fueron del espacio terrenal.

Las tesorerías municipales de las 38 cabeceras de Coahuila están obligadas por conducto de su personal de notificar a los familiares que el plazo de cinco años de los restos mortales está por vencer y en caso de no pagar de nuevo cumplirán con el reglamento de los panteones y las osamentas serán echadas al osario.

Dentro del reglamento de cada municipio existe un apartado en donde se indica que para los indigentes o sea los que en el mundo vagaron sin tener hogar y fortuna de ellos existe un espacio para ellos.

Existen varias multas de las cuales por lo general nunca se aplican porque no hay inspectores que trabajen visitando los cementerios municipales y mucho menos en aquellos privados, pero nada más por mencionar algunas de las multas en donde se pueden hacer acreedores de ellas está como el uso de tumbas intestadas.

En todos los panteones municipales solamente está permitido que por espacio de cinco años se les dará permiso a los dueños de las tumbas que coloquen adornos o monumentos. Transcurrido ese lapso, el gobierno tiene aspecto legal para ordenar su destrucción o bien que pasen a ser propiedad de los cementerios.

Aparte de la pérdida de recaudación por la falta de cobro en donde la mayor parte de los casos no existe en dónde localizar a los dueños; también es cierto que en la actualidad la mayoría de los panteones municipales se encuentran saturados sin espacio para nuevos muertitos, pero también es una realidad que ahora ha crecido en las funerarias particulares de manera increíble, para la contratación del servicio de la cremación porque es un ahorro sustancial en comparación de los gastos frente a la inhumación tradicional.

En cosa de pocos años la demanda de la cremación se incrementó de un 10 por ciento hasta un 67 por ciento en donde la gente prefiere acudir a éste tipo de servicios puesto que no tienen que pagar el derecho depositar a sus seres queridos en ningún panteón; sino simplemente se les entrega los restos desde un sencillo recipiente de plástico, caja de madera, o en una urna de cualquier otro material,  cuyos precios varían.

No existe estadística alguna o un padrón actualizado municipal en donde se

conozca cuántas tumbas desocupadas hay, pero para conocer cuál es la realidad del funcionamiento de cada uno de los cementerios que existen en los 38 municipios de Coahuila, no es una labor de buscarle la punta a la madeja, pues es suficiente con el hecho de poner en el banquillo de las investigaciones a los administradores  de las mismas; y además de las personas que laboran en ellas como son los veladores o custodios de los panteones, en donde es muy común que son con quienes hacen las ventas de los huesos de personas muy solicitadas como son estudiantes médicos y aquellas personas que se hacen llamar brujos o brujas para hacer trabajos esotéricos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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