Guillermo Robles Ramírez

Matrimonios inquebrantables

Por Guillermo Robles Ramírez

El encierro que han pasado muchos matrimonios ha sacado lo mejor o lo peor de cada conyugue. También ha sucedido en cuanto se refiere haciendo la función de padres cuando se tienen a los hijos dentro de los hogares durante las 24 horas.

Muchas discusiones seguramente en aquellos matrimonios jóvenes en donde no están acostumbrados a tratarse durante muchas horas juntos o bien porque en realidad nunca se conocieron bien.

Esto me hace reconocer que hoy en día son pocos los matrimonios que logran llegar a la tercera edad que se conocieron en la misma ciudad donde han visitado juntos los mismos lugares, el mismo clima pero con gente diferente, pero siguen manteniendo viva la unión que planearon juntos hace quién sabe cuántos aniversarios para llegar a una edad llena de sabiduría; sabrá Dios cuántas dificultades pasaron durante esas decenas de años y sin embargo, se mantienen juntos como si fuera el primer día que se conocieron a pesar de los pesares.

Ambos recordándose cientos de reseñas y anécdotas a lo largo de sus vidas, pero lo más destacable es que siguen unidos y aún más porque cuando se llega a esa edad, en la mayoría de los casos sus ingresos también decaen por la sencilla razón de que dejan de ser productivos económicamente, pasando a una población de pensionados y otros jubilados, cayendo en la mayoría de los casos en niveles de pobreza.

Misma causa que los mantienen aún más cerca compartiendo todo, pero aún con este flagelo a cuesta los une más la dicha de compartir una tortilla o un pan, haciendo de su humilde comida todo un manjar y siempre en compañía.

El hogar que juntos construyeron para procrear y regocijarse con la bendición de sus hijos ahora se ha convertido en el sitio de visitas esporádicas de los nietos, pero no todos contaron con la misma suerte porque para otros representa el lugar donde huyeron en cada oportunidad, sin embargo, ahí se sienten uno al otro con la conciencia tranquila, porque en su momento se entregaron a los hijos sin esperar nada a cambio.

Esos matrimonios que considero que estaban forjados de un material inquebrantable son los que admiro más en el pasar de los años y las pruebas que pone la vida como ha sido este confinamiento que erróneamente le han llamado cuarentena porque en la mayoría de los casos rebasa más de los cuarenta días.

Sin embargo, tiempo suficiente para que un simple encierro de unas cuantas semanas sea suficiente para todos esos matrimonios que se juraron amor eterno y comprensión fueron arrogados por la borda por no entenderse el uno al otro y no tener paciencia.

Serán muy pocos aquellos que lograron sobrevivir unidos y salgan más fortalecidos conforme se establezca la reactivación económica de acuerdo a la decisión de cada entidad federativa para que sea seguro volver a la normalidad o vivir una nueva forma en compañía del coronavirus. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org

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