Manteles largos

Por Guillermo Robles Ramírez

El día 10 de mayo es de manteles largos para las mamás por ser su día, a celebrar el Día de la Madre, y afortunados aquellos que todavía pueden hacerlo en vida y aquellas personas que no solo queda honrarlas.

Sin embargo, lejos de todas aquellas campañas publicitarias o mercadotecnia en el fondo se ha perdido el origen que no ha sido un invento comercial sino también tiene su origen histórico.

Es bueno recordar dónde y cómo surge e inicia la idea de celebrar a las madres. Proviene de épocas remotas de la Grecia antigua cuando se le rendía culto a la Diosa Rea, como la madre de los dioses en el mundo mitológico.

Lo más parecido a lo que celebramos en la actualidad se originó en el siglo XVII, en Inglaterra cuando un domingo del año los “ricachones” le daban un día libre para que visitaran a sus madres permitiéndoseles hornear una tarta para llevarla de regalo; a ese día se le conoció en aquella época como Domingo de la Madre.

En los EU, se realizó en 1872 por la escritora Julia War Howe siendo una manifestación pacífica invitando y presidiendo principalmente a las madres que fueron victimadas por la guerra de la milicia, para honrarlas.

Aquí en nuestro país los aztecas rendían culto a la madre de su Diosa Coyolxauhqui representada por la Luna, rindiéndole tributo con esculturas en oro y plata, haciendo una peregrinación en distintos puntos de México antes de la conquista, siendo los festejos con motivos de la maternidad entre los pobladores teniendo un carácter de tipo religioso.

Los tiempos cambian, así como también los festejos porque aquel hijo que alguna vez en la escuela le sacaba lágrimas con la canción “Señora, Señora” interpretada por Denisse de Kalafe, fueron cambiados por el mariachi a deshoras ahogados en alcohol y terminando sus seis canciones sin faltar la respectiva serenata para las madres y seguirle a la parranda.

La palabra “mamá”, ha tenido su deformación en la medida que se va creciendo, es decir, mientras son pequeños les dicen “mami”, conforme van creciendo es “mamá”, después “madre”; siendo adolescente “jefa” o “jefecita”, luego pasa a su nombre de pila y posteriormente termina con mi “viejecita” o en su defecto como diría Gordolfo Gelatino, uno de los más famosos personajes de Los Polivoces “mi cabecita de algodón”, inmortalizando no solo dicha frase sino que se convirtió en un icono de la comedia mexicana a mediados de los años setentas a la fecha.

Un día esperado para el sector restaurantero principalmente, así como algunos otros sectores de consumismo para el Día de la Madres. Se espera una derrama económica mayor a otros años, con la declaración del fin de la pandémica Covid-19, dado a conocer recientemente por la Organización Mundial de la Salud y se encuentra la apertura de la economía en su 100 por ciento abiertas, para ellas, es decir, las mamás.

Un día con el estrés porque los esposos van renegando y haciendo corajes por las largas filas en los restaurantes o bien, el caos vial en donde todos intentan de manera desesperada salir de los hogares para celebrar a sus madres, pero terminando el día muy agotador para todas esas madres que tuvieron que soportar el mal genio de sus conyugues para celebrar el Día de las Madres.

Considero que el festejo del Día de la Madre, no se trata del consumismo para conmemorar a las mamás de este país, sino su importancia en la unión familiar, y no bajando la guardia para celebrarlo, aunque para la OMS haya declarado el fin de la pandemia del Covid-19.

Desde estas líneas felicito primeramente a mi madre Francisca que radica en Torreón, a mi esposa Liliana, madre de mi única hija, así como a todas aquellas mamás que han tenido no solo el valor de serlo sino realmente ser una madre que dedica calidad de tiempo, y a su vez se han empoderado en el mundo de los negocios. Considero desde mi punto de vista que no por el hecho de parir hijos, se les puede llamar madre aquella que nunca estuvo al pendiente de sus hijos e hijas, enseñándoles valores y estar al pendiente de ellos y dejando esta gran responsabilidad a una niñera, a una guardería, o bien en otros casos a un familiar, siendo usualmente los abuelos, como tampoco dejarlo en manos de la que llamo la “nana moderna”, esas famosas Tablets para niños y niñas, que se la pasan transmitiendo por estos dispositivos electrónicos caricaturas para distraer la necesidad, convivencia, y vinculo de esos menores de edad.  (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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