Malas nuevas

La Habana, (PL) El ser humano de la modernidad se ha convertido en una especie de Rey Midas del desastre para el planeta. Seguimos atentando contra el punto cósmico que nos regaló la vida. Pareciera que sentirnos seguros en este mundo, implica controlarlo todo. Enyuntar la naturaleza entera a nuestro servicio, sin medir consecuencias.
Ahora hemos descubierto que la tala selectiva está asfixiando al planeta aún más de lo que creíamos, y que como un dios terrible inducimos a que la tierra se estremezca bajo nuestros pies.
MÁS TALA, MÁS CARBONO
Las selvas tropicales parcialmente taladas podrían estar liberando más carbono de lo creído según un estudio realizado por el Imperial College de Londres en el Reino Unido.
El equipo internacional de la investigadora Marion Pfeifer, aseguró que ello se debe a que contienen una alta proporción de madera muerta; los árboles vivos absorben dióxido de carbono (CO2), mientras que los caídos y en descomposición lo liberan.
«Las emisiones globales procedentes de las selvas podrían estar siendo subestimadas debido a que los cálculos no tienen del todo en cuenta a la madera muerta de la tala», explicó la experta a la revista.
Conocer la proporción de unos con respecto a otros es importante para determinar si una gran superficie de selva es una fuente emisora de dióxido de carbono, o una especie de desagüe que ayuda a absorberlo desde la atmósfera.
Según expertos, la silvicultura, la agricultura y los cambios en el uso del suelo suponen casi el 25 por ciento de las emisiones globales de gases con efecto invernadero, siendo solo superados por el sector energético.
«En bosques intactos, la madera muerta se produce a través de procesos naturales y supone menos del 20 por ciento de la biomasa total sobre el suelo. Cuando se estimaban las emisiones de carbono procedentes de las selvas tropicales taladas se asumía que al derribar árboles vivos y trasladarlos fuera del bosque, la cantidad de madera muerta se reducía proporcionalmente», dijo la especialista. Sin embargo, la nueva investigación proporciona una imagen más clara de la situación real en bosques talados de manera selectiva, donde solo se retiran los árboles de valor más alto; y debido a ese talado selectivo en el terreno la madera muerta supone hasta un 64 por ciento de la biomasa total sobre el suelo.
«Me sorprendió que en bosques mal talados la madera muerta supusiera tanta biomasa», concluyó Pfeifer. A veces lo que hacemos con el planeta nos parece kafkiano.
TERREMOTOS ¿INDUCIDOS?
Sismólogos estadounidenses aseguran que el origen de los terremotos en Texas, desde finales de 2013 y hasta la primavera de 2014, fue por medio de la actividad humana.
La más reciente edición de la revista Noticias de la Ciencia y la Tecnología explicó que científicos de la Universidad Metodista del Sur, en la ciudad de Dallas, concluyeron que la inyección de grandes volúmenes de agua residual combinada con la extracción de agua salada de pozos de gas natural generaron los sismos.
El equipo del experto en geofísica, Matthew Hornbach, identificó dos fallas entrecruzadas en una zona, y junto a sus colegas desarrolló un modelo en 3D para evaluar la presión cambiante del fluido dentro de una formación rocosa en el área afectada.
Según la revista, los investigadores utilizaron el modelo para estimar cambios de tensión inducidos en el área por dos pozos de inyección de aguas residuales y por los más de 70 de producción que extraen tanto gas natural como considerables volúmenes de agua salada.
«El modelo muestra el desarrollo de un diferencial de presión a lo largo de una de las fallas como resultado de las altas tasas de inyección de fluido hacia el oeste y las altas tasas de extracción del líquido hacia el este», puntualizó el profesor Hornbach.
Cuando el grupo de científicos efectuó la simulación durante un período de diez años bajo una amplia gama de parámetros, esta predijo cambios de presión lo suficientemente notables como para desencadenar terremotos en fallas que ya estaban tensionadas.

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