Lo que pida el pueblo

Un fenómeno en la política, por cierto garbanzo de libra, por la mercadotecnia muy cara, son algunos calificativos y explicaciones que ha tenido Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, al convertirse en el primer candidato independiente en ganar un gobierno estatal: El de Nuevo León.

Se le reconoce a esa Entidad como una de las más importantes del país por contar con extraordinario desarrollo económico colocándolo en los tres primeros lugares de México y aunque hay quienes aseguran que también recibió apoyos de los exiliados de otros partidos, lo único que si es cierto y como lo dijo el estadista inglés W. Churchill: “Cada pueblo tiene a los gobernantes que se merece”.

Lo que antes fueron partidos avasallante de la democracia o aquellos también conocidos como los del cambio y sin faltar las coaliciones de la chiquillada, dejaron de ser una opción para la ciudadanía en donde a su buen criterio han considerado que ninguno tiene nada que ofrecer y todos son iguales al momento de que llegan al poder en donde cada vez es más común que la política sirve solamente para servirse con la cuchara grande comprando o haciendo intercambios de favores para ir haciendo un imperio de poder y riquezas con propiedades e inversiones en empresas cuando nunca en su vida habían figurado por tener una trayectoria ni familiar o propia como buenos empresarios.

“El Bronco” no hizo historia en México, sino lo está haciendo en éste momento, en éste presente y con cada minuto que pasa en donde no solamente lo que alguna vez como en un principio sin llegar a imaginarse que fuera a prosperar

el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, aceptó a éstos valientes ciudadanos que se animaron arrojar al ruedo político en donde la pelea se da entre puros gallos de pelea y con la victoria de una gubernatura por un independiente ha sido el principio del nuevo concepto de la revolución mexicana en donde en lugar de levantarse en armas y sin uso de balas, la voluntad y decisión de los ciudadanos cansados de la misma política que solamente se van cambiando de color de bandera escogió un verdadero cambio.

La respuesta ciudadana, lamentablemente en muchas de las ocasiones responde con abstencionismo, como forma de protesta o porque ya están cansados de las mismas promesas incumplidas o en su defecto porque no simpatiza con ninguno de los candidatos de cualquier color de la bandera partidista porque en la mayoría de las ocasiones son las mismas caras que solamente dan vuelta de cargo en cargo o de chapulines.

En más de una ocasión lo manifesté en este espacio que no había que descuidar a quienes cada vez están contendiendo para irse a una candidatura independiente porque en apariencia es la más cercana a la voz del pueblo. No hay enemigo pequeño para quienes los respalda un partido político en donde en muchas ocasiones los abanderados ya no tienen mucha credibilidad aunque mucho que ofrecer.

Como me decía mi maestro de matemáticas cuando me explicaba aquellos de tipo probabilísticos que por característica siempre se incorporaba algún tipo de incertidumbre acompañados con eventualidades reales para hacerte dudar o mejor dicho a pensar y al final de cada planteamiento me repetía constantemente: “Ojo de chícharo… cuidado .. mucho ojo de chícharo”. Así igualito se los digo a todos los partidos políticos no menosprecien y mucho menos subestimen a éstos ciudadanos que más por el poder político o en busca de un huesito presupuestal están cansados y hartos de las promesas que nunca llegan a cumplirse queriendo dar solución a los problemas de una comunidad en particular porque en cada distrito existen diferentes necesidades al igual que en cada municipio y también en cada Estado de la república mexicana pero sobre todo una nueva y no imposible necesidad con verdadero cambio para liderar a México.

Todo comienza con una bolita de nieve chiquita para terminar en una tan grande que no lo van a poder parar, y por éstas mismas razones la ciudadanía busca cada vez más ser representado por un ciudadano común, sin tintes políticos, sin bandera y aunque el abstencionismo no es la mejor respuesta ciudadana, ni tampoco tiene que complicárselo tanto, sino su respuesta es más sencilla de lo que parece y a esa responderá al sentido común, a la lógica y a la razón. Esa será la mejor forma de cómo evaluar a un partido político, es decir, su gobierno puro. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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