Lloran su propia desgracia

Por Guillermo Robles Ramírez

Existen estudios que se guardan en el archivero con llave cerrada como son las zonas de alto riesgo por inundación; investigaciones realizadas conjuntamente por Comisión Nacional del Agua y la Dirección de Protección Civil del Estado, siendo su situación alarmante, y al referirme a las autoridades estatales no es una en específico sino en todo el país.

Muy a pesar de que el año pasado se consideró como una temporada de sequías y a principios de éste se contempla igual, no hay que descartar que todo puede suceder y acercándose la temporada de lluvia. Y por lo mismo, no hay por qué desatender lo que pudiera considerarse como un gran problema en un futuro.

Solo por mencionar, en Coahuila existen por arriba de 13 ríos o arroyos en nueve municipios que potencialmente pueden significar desastres por inundaciones. Dentro de los cauces de los ríos o en las orillas existen un promedio de 90 por ciento de asentamientos humanos; la mayoría de ellos nacidos por invasiones y, por ende, las viviendas son de frágiles materiales, cartón, lámina, maderas y otros.

Quienes hacen los estudios para determinar este tipo de impactos de riesgo cada vez que hay lluvias, no los tienen contemplados con un censo de población por lo que no se conoce con certeza el número de familias que habitan en dichas zonas; sin embargo, sí se puede asegurar de manera informal porque están a simple vista que son decenas de familias.

La Dirección de Protección Civil; conoce perfectamente estos datos; sin embargo, es poco lo que pueden hacer. Cada año, en las zonas de potencial riesgo, destinan cuerpos de vigilancia y realizan medidas preventivas a fin de tener oportunidad de rescatar a personas en riesgo.

En realidad, el problema es tan complejo para responder con certeza a la siguiente pregunta: ¿Cómo se puede retirar de zonas de riesgo a miles de familias si no se tiene un lugar donde puedan vivir, y si éstas, adicionalmente, no tienen el más mínimo interés de mudarse a sitios más seguros pese a conocer los riesgos?.

Solo retirando los asentamientos humanos de zonas de riesgo, se puede decir que el problema de las inundaciones, y todo lo que ello significa, está terminando. En ese sentido, estaríamos hablando de una titánica labor.

Sin embargo, el problema es aún más complejo, pues las mismas autoridades, particularmente las municipales, han sido las generadoras de este problema. Su responsabilidad no solo es por omisión, sino lo que es peor cada vez que permiten que sean invadidas esas tierras inadecuadas para fraccionar y, eventualmente, construir casas; sino también por acción, al ceder a la presión de los invasores y realizar obras de servicios urbanos.

Pero la mayor culpa es de la Comisión Nacional del Agua, porque todas las tierras por donde pasan ríos y arroyos son de jurisdicción federal de acuerdo con la ley. Esto quiere decir que los permisos de uso de suelo en dichos lugares los han otorgado a escondidas e ilegalmente o bien simplemente nunca fueron otorgados  o mucho menos por el ayuntamiento.

No hay que desconocer que los mismos municipios han construido obras en zonas de riesgo por inundaciones, incurriendo la misma autoridad municipal en la violación a la Ley al realizarlas sin tener los permisos federales correspondientes, y con mayor razón porque la CNA, nunca ha dado permisos para construir nada en dichas zonas, e incluso ha advertido sobre los riesgos que significan asentamientos humanos allí, pero tampoco se ve una medida enérgica para retirarlos una vez ya instalados las viviendas.

El problema no es único en Coahuila, sino en todo el país padece del mismo mal. Pero muy a pesar de lo mucho o poco que hagan las autoridades, todo es cuestión de enfoque de quien lo vea; lo que es cierto y una realidad es la falta de cultura de los mexicanos de aferrarse a lo material y, su sazón de ilegalidad, es la pimienta de la vida.

Es un hecho que el 80 por ciento de las personas conocen del peligro constante en que viven; sin embargo, no hacen nada por cambiar su situación pese a tener opciones. Solo saben llorar su desgracia cuando ésta ocurre, muy a pesar de conocer los riesgos y advertencias. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

Deja un comentario