
Llamarada de petate
Por Guillermo Robles Ramírez
Se desconoce el motivo por el cual muchas campañas de gobiernos locales, estatales, y federales; que en un pasado han sido muy favorables para la población no se retomen o por algún motivo se dejan de hacer.
Y más aquellas en donde la población se ve beneficiada en cuanto al rubro de la salud. Pero sobre todo cuando se han tratado malas prácticas que en donde han durado años y que por primera vez se rompen omisiones por medio de castigos, en donde más les duele.
Sin embargo, algo sucede que se deja en el olvido o simplemente no hay como prohibirles, clausurarles y cerrarles las puertas para que no sigan vendiendo sus productos de manera antihigiénica.
Se trata de las tortillerías establecidas en las diferentes cabeceras municipales del país. Son muy pocas quienes cumplen con todas las normativas de salud, pero también existe un gran número que no quieren cumplir con las indicaciones instruidas por la Secretaría de Salud de cada entidad del país.
Aparentemente son negocios sencillos a los que equivocadamente se les ha restado mucha importancia, por no cumplir con la ley de salud pública, o bien muchas de estas tortillerías que hay en México, las autoridades locales les han permitido que un corto plazo corrijan las omisiones. Aunque hay que decirlo que son más visitadas aquellos negocios que se encuentran en calles y avenidas principales a las que más pudieran ser visitadas por alguna autoridad de salud. Pero hay muchas que se encuentran escondidas entre calles chiquitas y colonias “populares”, o barrios, que difícilmente pueden ser visitadas por falta de conocimiento de su existencia, sino solamente los locatarios saben que se encuentran ahí.
Pero sin importar el tamaño o lugar en donde esté la tortillería, están obligados por la Secretaria de Salud, tener que hacer fumigaciones periódicas de sus locales, así como la instalación de baños sanitarios en las cercanías de su área de trabajo. Porque muchos de estos propietarios siguen despachando las tortillas sin guantes en las manos con las que escogen y seleccionan la cantidad de tortillas que pide el cliente, pero es a la vez con la que recibe el billete o morralla cobrándose el producto vendido, lo que resulta además de antihigiénico, delicado para la salud del consumidor, así como el personal que despacha las tortillas que no se cubre el pelo ni la boca e igual los encargados del manejo de la harina de maíz y, por otro lado, la masa.
Para quienes tienen memoria, hace tiempo que las autoridades estatales se habían puesto las pilas en este tema sanitaria, exigiendo de manera drástica cada una de la medidas para proteger la salud de los consumidores de tortillas.
Una llamarada de fuego, tan fugaz que se ha olvidado continuar manteniendo bajo vigilancia. Pero tampoco se puede desconocer que en muchos lugares del país no se han aplicado las medidas de salud porque generalmente son protegidos y defendidos por sus asociaciones, sindicatos o uniones. Y por diferentes causas y razones, logran evadir el cumplimiento de las leyes y reglamentos sanitarios en el manejo de alimentos.
Es un hecho que los propietarios de las tortillerías que están violando estas exigencias de salud, consideraron que era una disposición de paso, es decir, como siempre ha sucedido de que simple y sencillamente se les “asustaba con el petate del muerto”, pero nunca se les aplicaba la ley.
Algo que con el paso del tiempo se les ha dado la razón que simplemente se les asustó o fueron campañas fugaces solo para que la gente piense o se diga que las autoridades de salud pública velan por el bienestar de la población, cuando en realidad siguen siendo muchas de ellas locales, insalubres y “cochinas”. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
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