Letra muerta o discrepancia

Por Guillermo Robles Ramírez

La Secretaría de Hacienda, cambia y reforma constantemente las leyes o reglamentos para el pago de impuestos, sin importar si funcionan o no esos cambios y deja el problema a los causantes, convirtiéndose todo en simples y puras letras muertas en donde la peor parte como siempre la llevan los contribuyentes.

Los señores de Hacienda, es un hecho que todo lo arman, instrumental y lo diseñan sobre escritorio, pues dudo que conozcan y hayan probado lo que pasa en la vida real.

Por cuestiones de mí trabajo, recorro constantemente los diferentes municipios de Coahuila, pero además, las ciudades de otras muchas Entidades.

Refiriéndome al caso concreto de Coahuila, se cuenta con los dedos de una sola mano y aun así sobran dedos, de varios municipios en donde haya gasolineras que aceptan tarjeta de crédito o débito en el pago del combustible que es una de las obligaciones establecidas desde hace ya algunos años.

Recuerdo que cuando se puso en vigor la disposición, es decir, En el año 2005, la Secretaría de Hacienda hizo el compromiso de que obligaría a los concesionarios de las gasolineras a que tuvieran el servicio de pago con tarjeta de crédito y débito, concediéndose diferentes prórrogas y es fecha que muchos, por no decir, la mayoría de los gasolineros que no cumplen.

Dos años después de esa disposición municipios coahuilenses como Acuña a saber y de acuerdo con los recorridos hechos, solo en una gasolinera, precisamente la que está en la entrada solo aceptaba tarjetas o plástico pero exclusivamente de una empresa que sabrá Dios de donde o quien es. Fuera de esa, no había más. En Piedras Negras, por cada diez estaciones de gasolina, en cuatro a lo más aceptan plástico.

En Saltillo y Torreón que son las ciudades más grandes de Coahuila, el promedio era más alto, pero generalmente dizque se les “caía el sistema”, sin decir para qué lado se cae, si para el lado que les convenía de no aceptar tarjetas o realmente se trataba de un problema que vienen de las matrices bancarias.

En Monclova y la región carbonífera, al igual que los Cinco Manantiales, sucedió cosa similar por ser poblaciones pequeñas, que todo lo quieren en efectivo y, eso no es todo, pues había gasolineras de los diferentes municipios coahuilenses en donde ni siquiera se tibiaban para decir que no hay facturas y cuando dan el horario generalmente es limitado y los argumentos y pretextos que daban eran en el sentido de que el encargado salió a comer; que el o los responsables están en los sanitarios en donde normalmente, según los despachadores, duran horas y horas sentados en el trono, extrañando el aguante de tanto tiempo “esclavizados” o “pegados” en el mismo lugar y posición. Total que, insistimos, eran simples y puras letras muertas los cambios y reformas a las leyes de “Lolita”, lo que ya no toleraban más los contribuyentes.

Años después cuando se logró alinear a las gasolineras siendo inusual aquellas que no cuentan con una terminal bancaria, sin embargo, como por aquellos del año 2020, la Secretaría de Hacienda, le puso otra letra chiquita en la cual obligaba al contribuyente que tenía que comprar los famosos vales de gasolina para que le extendiera una sola factura mensual, y todo con la finalidad de que el consumo de combustible fuera deducible de impuesto. Algo similar se repitió en donde no todas las gasolineras manejaban este tipo de sistema, es decir, la compra de vales de gasolina.

Vinieron nuevas reformas y con el sistema electrónico se modernizó la entrega de facturas por medio de las plataformas de Internet en donde el contribuyente introducía los datos del ticket de consumo y se generaba la factura deducible de impuesto.

Al poco tiempo cambios hacendarios pusieron de requisito que solamente serían deducibles aquellos que no rebasaran los 22 kilómetros de distancia del domicilio fiscal, siendo únicamente deducible si se comprobaba el viaje con una factura de hotel o motel al menos de un día. Algo que muchos preferían pagar una noche o fin de semana en hoteles y/o moteles económicos en diferentes cabeceras municipales coahuilenses que viajan para visitar a sus familiares, aunque éstas habitaciones no fueran ocupadas pero se aprovechaba para hacer deducible no solo el consumo de gasolina, sino de hotel, restaurantes entre otros gastos considerados como de viaje.

Esta narrativa viene al caso porque hace algunos días tuve la visita de un familiar, y al cargar la gasolina de mi automóvil, le extrañó que no pidiera factura muy a pesar que el despachador que llenó el tanque de mi carro me preguntó si quería el ticket para sacar la factura en línea, a lo cual respondí que no. Después de escuchar el argumento de mi familiar que él sí pedía factura de gasolina y todo lo que pudiera para hacerlo deducible porque su contador le dijo que se lo entregara.

Simplemente le respondí que otra cosa de la letras chiquitas de Secretaria de Hacienda, es que cuando se usa todo tipo de consumible con tarjetas de crédito, para el SAT, no es deducible por el simple motivo de que todo aquel gasto que se genere y se solicite factura su pago debe de provenir de la cuenta fiscal. Así que le reitere que el contador no le iba a decir eso para no entrar en una discusión entre el cliente sobre el criterio de la lógica, la razón, lo justo o lo injusto. Y aunque resulte incongruente el tema de las tarjetas de crédito solamente sí son consideradas para la Secretaría de Hacienda, para fiscalizar si existe la discrepancia entre lo que se declara fiscalmente y se gasta. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva) www.intersip.org

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