El grado de indignación que han mostrado diferentes grupos de inconformes en las sedes de partidos políticos y dependencias gubernamentales, son muestra viva de la incapacidad de las autoridades tanto estatales como federales, que no logran establecer vías de comunicación y dialogo, sanas, oportunas y veraces con los manifestantes.

El país está entrando en una espiral sin fondo, resultado de la ingobernabilidad que se vive no solo en Guerrero, tenemos también los casos de Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Estado de México y el Distrito Federal, ¡ cobardes! Que escondidos en el anonimato de las capuchas, más que buscar solución y respuesta al caso de los estudiantes el cual es su estandarte, pretenden a toda costa desestabilizar la paz social y económica.

Se tiene que profundizar, a raíz del caso de Iguala, en la dinámica que tienen estas autoridades con sus policías coludidos con el hampa, pero sin olvidar que es una situación que prevalece en muchos lugares del país.

La enorme indignación que existe sobre el asunto de los 43 jóvenes normalistas desaparecidos, no debe ser motivo para la violencia que termina generando daños a otras personas.

Ahora el PRD y todos los partidos políticos están obligados a hacer una revisión a fondo para blindar su proceso interno en la selección de sus candidatos.

La sociedad deberá exigir a las autoridades correspondientes un castigo ejemplar a los responsables de los actos vandálicos,  de no hacerlo, serán comparsa como aquellos que ultimaron despiadadamente a los normalistas, mi abuela decía ¡Tanto peca el que mata la vaca, como el que le jala la pata!

La investigación del caso igual, que se extiende por todo el estado, el país y amén del extranjero, tiene que ser amplia, que implique como se deciden las candidaturas en los partidos políticos y, cuál es la relación de los participantes con su organismo al ser electos.