La paz en Ucrania huele a pólvora

Moscú, 15 jul (PL) La ofensiva masiva del ejército ucraniano sobre las regiones rebeldes del oriente del país reafirmó hoy el doblez de la declaración de paz del presidente Piotr Poroshenko, y los intereses de la cúpula militar.
Tras la toma hace una semana de las ciudades de Slavyansk y Kramatorsk, en una resistencia a casi tres meses de asedio, Poroshenko dio luz verde a las estructuras de fuerza para llevar a cabo la estrategia de asalto relámpago a los populosos centros de Donetsk y Lugansk, el corazón del
movimiento popular contra el régimen de Kiev.
Con ello, el mandatario puso sobre el tablero las verdaderas cartas, pero no precisamente en la mesa de negociaciones con vistas a una salida pacífica, como hizo ver con el envío de emisarios al encuentro en Berlín, el pasado 2 de julio, con el Grupo de Contacto, integrado además por Rusia y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).
La línea dura dentro del gobierno ucraniano se impuso así, bajo la batuta del ministro de Interior, Arsén Avakov, en estrecho lazo con el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, para las operaciones decisivas en el sureste de esa exrepública soviética.
A juzgar por los acontecimientos de los últimos días, la toma de Slavyansk y Kramatorsk, no despejó el escabroso camino hacia el Dombass, y al parecer la victoria no está tan cerca como calculó Poroshenko.
Los líderes populares advirtieron que ofrecerán una resistencia hasta final, con la táctica de guerra guerrilla, inclusive, según el proclamado gobernador popular de Dombass, Pavel Gubariov.
Para evitar, como parece, una condena de la comunidad internacional, Poroshenko aseguró que el Ejército no aplicaría «la táctica de bombardeo masivo», y de bloqueo total en las ciudades de Donetsk y Lugansk, como lo hizo en Slavyank y Kramatorsk, para replegar a las autodefensas.
Sin embargo, el domingo último, columnas de casi un centenar de tanques, con apoyo de la aviación y helicópteros de combate sumieron en un verdadero infierno a los habitantes de las urbes más pobladas en el este ucraniano.
Andrei Lysenko, portavoz del Consejo de Seguridad, dejó ver en una rueda de prensa el domingo que unido al plan de cercar las dos ciudades y romper las defensas de las Repúblicas Populares homónimas, «habrá sorpresas para los milicias».
El alcalde de Donetsk, Alexander Lukyanchenko, expresó esperanza en que el Ejército no empleará la aviación y la artillería pesada, cuando más de 900 mil pobladores no han podido evacuarse.
Mientras la cúpula militar asegura que el cerco ya comenzó, los representantes de los poderes populares de Donetsk y Lugansk desmintieron los reportes de Kiev, con el argumento de que las tropas regulares carecen de medios suficientes para bloquear grandes ciudades.
Para el experto Gevorg Mirsayan, la población de esos territorios percibe con mucha preocupación el desarrollo de los acontecimientos, después de lo ocurrido en Slavyansk.
En su opinión, no caben dudas, de que el Ejército usará la aviación y la artillería pesada, mientras garantizará la entrada en el perímetro urbano con los escuadrones de francotiradores y comandos especiales de la Guardia Nacional.
Agregó que de facto, el Gobierno de Kiev lleva a cabo desde mediados de abril una guerra por el control de esos territorios contra la población local, rusoparlante, con la fachada de una «operación antiterrorista».
Los métodos de guerra aplicados en el oriente ucraniano se
corresponden con las acciones militares en territorio enemigo,
puntualizó el analista.
Apenas unas semanas después de la investidura como presidente de Ucrania, el 7 de junio, la operación de castigo pasó a una fase activa sin precedentes con bombardeos masivos a sectores residenciales en numerosas ciudades del este, golpes con cohetes de los sistemas múltiples Grad y cañonazos.
Bajo presión de Rusia, Poroshenko declaró un alto al fuego el 20 de junio por una semana, y luego prolongó el frágil armnisticio hasta fin de mes. Sin embargo, las acciones militares siguieron su curso en escalada.
Cada declaración de Poroshenko en favor de la paz ha sido seguida de activas acciones en el sureste del país, comentó el politólogo ucraniano Rostislav Itschenko, al agregar que es muy fácil pronosticar la dinámica de las tropas de Kiev.
En cuanto Poroshenko hable que está dispuesto a la paz, cabe esperar una ofensiva militar, indicó durante un debate televisado en torno a la situación en su país.
Sobre los intereses en el conflicto ucraniano, Itschenko advirtió que a Estados Unidos le conviene el propio régimen que impuso en Kiev para continuar la guerra civil en Ucrania.
La posición de Washington no dependerá tanto de la dinámica de Poroshenko, como de su capacidad para prolongar el conflicto armado, sostuvo el experto.
De tal manera, la publicitada tregua en una virtual ventana a la paz en Ucrania quedó en proclamas y en la retórica de sus gobernantes para servir de cortina de humo a una guerra a gran escala, que ha cobrado más de un millar de víctimas y miles de refugiados y desplazados, cuya existencia reconoció recientemente la ONU.

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