Juicios y Prejuicios
Insuficiente 1% del PIB en innovación y desarrollo tecnológico
Si México quiere generar sus propias tecnologías y reducir la dependencia tecnológica que tiene con los Estados Unidos, debe hacer lo que hacen países como Corea o Japón, invertir entre el 2.8% y el 3.5% del PIB en innovación y desarrollo tecnológico, y no el 1% en los próximos seis años como lo pretende hacer el gobierno del presidente Peña Nieto, porque “nunca romperemos la dependencia”.
Así lo afirmó el doctor Gerardo González, quien cuestiona que el Plan Nacional de Desarrollo contemple más inversión en innovación y desarrollo tecnológico, pero “la desgracia es que en nuestro país se invierte el 0.34% del PIB y se aspira a tener el 1% dentro de seis años, pero cuando uno compara lo que otros países invierten, nos damos cuenta de que no podremos ser competitivos”.
En la entrevista, el maestro en el Posgrado de Economía de la UNAM, destaca que “cuando uno compara el caso de Corea que era un país mucho más atrasado que México, hace 30 años, actualmente es uno de los más avanzados y del PIB lo que invierten es el 2.8%, ya no digamos de Estados Unidos que es del casi 3% o Japón que es el 3.5% o en el caso de China que es el 1% pero el 1% de una economía impresionantemente grande y sigue creciendo la cantidad de recursos que se destinan al desarrollo tecnológico”.
Considera que si el Estado mexicano va a invertir el1% del PIB en innovación y desarrollo tecnológico, no será suficiente porque si es para seis años y llevamos 30 años de rezago con países como Corea, a lo mejor logramos alcanzar su nivel en 25 años, lo que no es muy alentador, pero “lo fundamental aquí es cómo el Estado interviene de esa manera en innovación, desarrollo tecnológico, educación, como elementos fundamentales”.
Es entonces cuando con vehemencia, con sus manos y sus brazos, que extiende y recoge mientras habla, mueve la cabeza y el cuerpo, subraya que ese monto de inversión en innovación y desarrollo tecnológico, es lo que los vuelve competitivos, pero para él, “nada de cuentos de liberalismo, el problema es ese que en estos países se aplica un liberalismo muy sui géneris porque son muy liberales hacia afuera y piden a otros que abran los mercados pero hacia adentro son muy proteccionistas”.
Y pone el caso de Estados Unidos que siendo nuestro principal cliente, ellos pueden exportar todo lo que quieran hacia México, pero si México quiere exportar “nos ponen problemas: para el aguacate, el atún… con pretextos de mil formas para que no podamos exportar”.
Refiere también el caso de los transportistas que desde que se firmó el TLC en 1994 se estableció la libre circulación en ambos sentidos de la frontera “y los únicos que han circulado son ellos y hasta recientemente se dijo que nuestros transportistas ya iban a poder ingresar pero después de 20 años. Pero pusieron otro pretexto para volver a limitarnos”.
Insiste en objetar el neoliberalismo que envuelve a la globalización y se pregunta ¿cuál liberalismo, cuál equilibrio en las condiciones económicas entre países? Y vuelve a nuestro socio que es uno de los que más subsidia la producción agrícola y México retiró el subsidio para el campo y ahora es un desastre. “No producimos nuestros propios alimentos y estamos importando maíz de África, porque Estados Unidos enfrenta una sequía y tenemos que traerlos del continente negro”.
Ante esa desventaja con nuestro socio comercial, el coordinador por dos ocasiones del Diplomado “El Mercado de Trabajo en México”, propone que “si firmamos un tratado, vamos a hacer lo mismo que hace nuestra contraparte, si el establece un subsidio, nosotros establecemos un subsidio, si ellos establecen un impuesto para las exportaciones o para las importaciones, nosotros hacemos lo mismo”.
Es entonces cuando se enfoca sobre el apoyo que se da a los productores para la innovación y el desarrollo tecnológico, ese apoyo es para la gestión del conocimiento y para mantener el liderazgo, “de tal manera que nosotros nos convertimos en muy buenos demandantes de las nuevas tecnologías pero no generamos las propias, nos volvemos dependientes absolutamente de todo, de Estados Unidos”.
Aclara que esa dependencia formó parte de la negociación del TLC con Estados Unidos, “y si este dice no te vendo alimentos, pues se cae el país porque los importamos y no te vendo tecnología, se cae el país, o si no pagamos los intereses de la deuda nos corta el crédito porque somos uno de los países más endeudados, a ese grado de subordinación”.
De regreso con las pymes que son las que generan el 70% del empleo formal en México, el especialista expresa que “hay ciertos elementos que podrían conjuntarse, que si se pueden aplicar, por parte del gobierno local, el gobierno federal que tuvieran esa visión de que si no se van a tener posibilidades de competencia con los productos chinos, entonces lo que tenemos que hacer es proteger nuestros productos para lograr los encadenamientos productivos, o sea es la única forma que puedes generar los empleos, y por más que haya programas solidarios y asistencialistas, estos se acaban en el momento en que se acaba el dinero y este se acaba cuando no se genera la riqueza y te puedes seguir endeudando, hipotecando el petróleo, pero de todas maneras es riqueza finita”.
Es por eso que la actividad productiva va a renovar la producción y mantener la planta industrial, si esta se encadena con un grupo de pequeñas empresas a las que apoye el Estado con la reducción de costos administrativos, asesoramiento, desregulación, asistencia en contabilidad y asesoría –como ocurre en Italia- entonces pueden crecer y fomentar empleos.
Pero también crear las condiciones de infraestructura, por ejemplo, que en México no existan ferrocarriles funcionando para el traslado de mercancías es uno de los errores más grandes y hemos abierto muchas carreteras para el transporte de trailers y aunque a nivel de empresa pueda ser un medio de transporte muy exitoso para el país cómo competir con China que es la marea amarilla, el modelo…
-China tiene ya una velocidad de transporte de cerca de 400 kilómetros, ¿qué implica esto? Que hay ferrocarriles que corren entre 350 y 400 kilómetros por hora. Entonces, el traslado de la mercancía se hace por ferrocarril y se abarata muchísimo y esas largas distancias y esa ventaja que tenía México ante Estados Unidos por su cercanía, China lo está eliminando con la reducción de costos en transporte por la velocidad. Hoy se puede comer un producto fresco el mismo día aunque venga del centro de China porque ya tiene los medios de transporte, de comunicación y elementos de infraestructura que hace posible comer algún producto que en el Siglo XV era como las especias o como el oro tan valioso por su escasez.
-Todos esos elementos tienen que ver con la competitividad y todos tienen que ver con qué política va a desarrollar el Estado si en beneficio de las grandes empresas transnacionales o en beneficio de las empresas pequeñas, medianas nacionales, ¿qué es lo que buscamos? ¿Buscamos reducir costos para ser más competitivos de estas grandes empresas que exportan para la generación de empleos muy reducidos o queremos empresas que hagan ese encadenamiento productivo y que sigan siendo las principales generadoras de empleo y estas generadoras de empleo son generadoras también de salarios y al generar salarios generas también consumo interno?
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