Hillary Clinton entre el hermetismo y avivadas polémicas

La Habana (PL) A dos años de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la probable candidata demócrata, Hillary Clinton, ve palidecer su hasta ahora incuestionable favoritismo, lo cual plantea dudas sobre su capacidad para imponerse en la lid por la Casa Blanca.
Un sondeo a mediados de agosto constató que la exsecretaria de Estado norteamericana (2009-2013) ha perdido fuelle frente a posibles candidatos republicanos, como el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, o el senador Rand Paul.
El sondeo de la firma McClatchy-Marist indicó que el respaldo a Clinton cayó por debajo del 50 por ciento, si se compara con los datos obtenidos en abril, cuando ampliamente se encontraba por encima de ese registro.
De competir con Christie, la otrora jefa de la diplomacia estadounidense acumularía un 48 por ciento, por 41 por ciento del gobernador de Nueva Jersey. Hace cuatro meses el resultado se mostraba 53 contra 42 por ciento, respectivamente.
En abril, Clinton aventajaba al senador por Kentucky, Rand Paul, por 54 por ciento de respaldo de posibles votantes, frente al 40 por ciento de su contrincante. Ahora esa diferencia se contrajo a 48 por ciento contra 42, precisó la firma encuestadora.
De enfrentarse en la liza por la Oficina Oval con el exgobernador de Florida Jeb Bush, otro favorito del bando conservador, la exsenadora por Nueva York acumularía el 48 por ciento de ventaja frente al 41 de su hipotético contrincante, cifras más reñidas que el 55-39 registrado en el anterior sondeo, contrastó.
Clinton ha evitado confirmar si participará en los comicios presidenciales, si bien la gira nacional que efectúa para presentar su libro de memorias Hard Choices (Decisiones Difíciles), es leído por expertos como un ensayo de su casi segura decisión de batallar para convertirse en el 45 gobernante de la Unión.
En los últimos días, la exprimera dama ha centrado varias polémicas que parecen haber mermado sus índices de popularidad, un adelanto del campo de batalla que supone la tradicional y descarnada pugna por la Casa Blanca, donde salen a relucir los más impensables argumentos y detalles de la vida privada para hacer tambalear a los contrincantes.
A inicios de agosto, Clinton vertió ácidas críticas contra la política exterior del presidente Barack Obama durante una entrevista con la revista The Atlantic, lo cual inflamó el debate político en Washington.
Clinton consideró fallida la estrategia de Obama hacia Siria, mientras que se mostró partidaria de haberle entregado armas desde el primer momento a los grupos que intentan derrocar al gobierno del presidente Bashar al-Assad hace más de tres años.
Eso creó un vacío de poder que ahora han llenado los yihadistas, opinó la exsenadora por Nueva York.  Aunque lo valoró como «extremadamente inteligente» y «reflexivo», Clinton consideró que la política exterior de Obama está permeada, a veces, por un exceso de prudencia.
Incluso, la exfuncionaria lanzó un ataque frontal contra la política exterior de Washington, delineada en mayo por Obama durante un discurso en la academia militar de West Point, al considerar que «los grandes países necesitan principios organizativos y no hacer cosas estúpidas».
En el enclave militar de Nueva York, el gobernante se mostró contrario a la participación de militares estadounidenses en operaciones peligrosas fuera del país, e insistió en la necesidad de «no hacer cosas estúpidas».
Los comentarios de Clinton cayeron como un bombazo en Washington, en momentos que la popularidad del primer mandatario afroestadounidense apenas rebasa el 42 por ciento de aceptación y enfrenta varias crisis en el plano internacional, como las de Ucrania y Libia, y la expansión del fundamentalismo islámico en Iraq y Siria, entre otras.
David Axelrod, exconsejero y uno de los estrategas de la campaña electoral de Obama en 2008, contestó a Clinton que «no hacer estupideces quiere decir cosas como ocupar Iraq», según escribió en la red social Twitter.
Hillary formó parte del grupo de senadores demócratas que votaron a favor de iniciar la guerra contra el gobierno del presidente Saddam Hussein en 2003, bajo la nunca comprobada acusación de poseer armas de destrucción masiva, si bien después consideró que se trató de un error.

EN EL PUNTO DE MIRA DE LOS REPUBLICANOS

A sabiendas de que la probable candidatura de Hillary resultará muy dura de batir, los republicanos han comenzado a lanzarle tempranos dardos con el fin de empedrarle el camino y tratar de socavar su empuje.
Apunta en esa dirección el manejo mediático de las posibles irregularidades del gobierno de Obama al ataque contra el consulado en la ciudad libia de Benghazi, donde murieron el embajador Christopher Stevens y otros tres estadounidenses, el 11 de septiembre de 2012.
A inicios de mayo, el grupo Judicial Watch publicó un correo electrónico enviado por el viceasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, a la entonces embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Susan Rice.
En el mensaje electrónico, el gobierno de Obama cursa instrucciones a Rice para explicar el suceso durante entrevistas con la televisión, además de sugerir hacer hincapié en que los ataques contra la sede diplomática se debía a un video antislamista contra el profeta Mahoma.
Luego, la administración reconoció que se trataba de una acción coordinada por Al Qaeda.
El hecho destapó enconados ataques de la oposición conservadora que acusó al gobierno y a la exjefa de la diplomacia de pintar un falso relato y ocultar documentos con el objetivo de proteger al mandatario, quien en ese momento se enfrascaba en su campaña por la reelección.
La Cámara de Representantes, donde los republicanos ostentan mayoría, votó por la creación de un panel que investiga las posibles irregularidades.
El exvicepresidente republicano Richard Cheney (2001-2009) rápidamente responsabilizó a Hillary por el ataque contra el consulado en la ciudad libia.
En una entrevista con Chris Wallace en el programa dominical Fox News Sunday, Cheney esgrimió que Clinton fue la primera en Washington en saber sobre el incidente y «tiene claramente la responsabilidad de lo que el Departamento de Estado hizo o no hizo con respecto a la crisis».
«¿Puede nuestro país tener un Comandante en Jefe que no proporcionó la seguridad adecuada en Libia?», cuestionó por su parte el senador y posible contrincante republicano Rand Paul.
Deberá rendir cuentas sobre sus fracasos, ya sea en las relaciones con Rusia o en el desastre en Libia, aportó al debate el senador Marco Rubio, otro de sus potenciales adversarios.
Hillary se ha defendido argumentando que la atención de su oficina estaba puesta en las embajadas, principalmente en El Cairo y Túnez, que ese mismo día eran objeto de manifestaciones violentas tras la difusión del mencionado video antislamista.
Con anterioridad, Karl Rove, el artífice de la asunción como presidente de George W. Bush, cuestionó las capacidades y salud de Clinton, debido a su hospitalización en diciembre de 2012 por un coágulo de sangre en la cabeza.
¿Treinta días en el hospital? ¿Y cuando aparece, está utilizando gafas que son solo para personas que tienen daño cerebral traumático? Tenemos que saber qué pasa con eso, expuso Rove en declaraciones citadas por el diario The New York Post.
Los primeros comentarios en la televisora MSNBC se refirieron a «dirty politics» (política sucia), por parte de los conservadores; mientras que su esposo, William Clinton, manifestó haberse quedado «atónito» cuando escuchó ese comentario sobre su esposa.
Hasta el momento, el Partido Republicano sigue sin mostrar una figura cuyo carisma y experiencia política aglutine a las bases electorales, incluyendo el ultraconservador movimiento conocido como Tea Party.
El prestigio del cual goza el matrimonio Clinton en amplios sectores del país, así como el respaldo mayoritario de los miembros de su partido y de buena parte de la opinión pública, motiva evidentes preocupaciones dentro del denominado Gran Viejo Partido (Great Old Party).
¿Puede alguien detener a Hillary?, preguntó recientemente Time Magazine. Al mismo tiempo, comienza a ganar terreno el «Ready for Hillary» (Preparados para Hillary), lema de su gabinete de apoyo profesional.
Por su parte, Priorities USA Action, una de las más importantes organizaciones para la recaudación de donaciones, ya se alineó al bando de la exsenadora por Nueva York. Tal vez por este motivo el portal Politico.com considera la existencia de una campaña electoral que ya se puso en marcha.

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