¿Hay algo qué celebrar?

Por Guillermo Robles Ramírez

El eclipse solar que dará lugar el día de hoy lunes, ha ensimismado toda la atención, pues un evento de tal naturaleza no se repetirá hasta dentro de 28 años. Pero no por ello significa que se ha detenido el mundo y sus problemas, ya que el pasado domingo se celebró el Día Mundial de la Salud, estipulado así por la Organización Mundial de la Salud; 74 años atrás.

Pero el objetivo principal para este aniversario, es principalmente la promoción de preservar la seguridad sanitaria a nivel mundial, pero sobre todo que cumpla una equidad en todos sus rubros.

En nuestro país, ¿existe realmente algo qué celebrar?, cuando existe un porcentaje altísimo de carencia en donde el acceso de la salud efectiva y sectores vulnerables está llegando a porcentajes entre el 40 y 50 por ciento de nuestra población, es decir, son muchos los mexicanos que carecen de servicio médico y gratuito, así como de medicamentos y tratamientos especializados.

En México existen muchas zonas rurales en donde el servicio de salud pública, ni siquiera hay presencia o que aquellas instituciones de salud pública, se encuentran solamente en las manchas urbanas que para poder llegar se pueden tardar horas o días en poderse trasladar. Y la situación es peor en aquellas comunidades indígenas que viven en los montes o sierras de México.

Existe una gran discrepancia entre lo que dicen los políticos y lo que se vive en un México roto, no solamente por la inseguridad, pobreza y un gobierno corrupto.

Lo hemos vivido en un pasado con la pandemia del Covid-19, en donde no hubo capacidad ante una emergencia sanitaria mundial, como tampoco lo tenemos actualmente para responder a problemas de salud con los cambios climáticos.

Al igual que cada año la OMS, trata de concientizar los desafíos siendo que para este 2024 el tema es “Mi salud, mi derecho”; cuyo objetivo se trata nuevamente de tener acceso a los servicios de salud, educación e información, así también como agua apta para el consumo humano, aire sin contaminantes, buena alimentación, calidad en las viviendas, trabajos decentes, y libertad de discriminación. ¿Acaso tenemos algunos de los mencionados?

Tan solo por mencionar una de las muchas carencias de salud en el país, ha sido la depresión, cuya cifra también ha ido en aumento, aunque un poco más en el grupo de mujeres que en los hombres.

No se trata de algo nuevo, como tampoco ajeno a las autoridades de salud, ya que en el año 2017, el ISSSTE, había informado de manera oficial que su incremento había sido de un 18 por ciento de la población, eso traducido en 25 millones de mexicanos 7 años atrás.

Y en ese mismo año 2017, la Secretaría de Salud Federal, había diagnosticado en aquel entonces sobre la misma enfermedad de depresión, un catastrófico escenario demasiado difícil que se presentara en nuestro país; pero muy a pesar de ello, dijeron que 4 años atrás la depresión ocupaba el segundo lugar como la causa de discapacidad y de acuerdo a proyecciones pronto llegaría a primer sitio. Aunque hay que decirlo, en ese entonces no se visualizaba o mucho menos se tenía considerado una variable como una pandemia. Pero tampoco fue muy significativa su disminución una vez superado el Covid-19.

La falta de programas sociales del gobierno federal, para atender enfermedades mentales en las instituciones de salud gubernamentales, se ve en los constantes intentos de suicidio, y en otros casos, lamentablemente las personas logran privarse de la vida.

Un problema que debe estar ya presente en la agenda pública, no solo federal, sino también a las autoridades locales y estatales. Tan solo basta con revisar los periódicos y medios electrónicos para poder contabilizar los intentos de suicidio de cada cabecera municipal del país. Una decisión a la que orilla a las personas que sufren de depresión.

Hablar de promover la salud, preservar la seguridad mundial para servir a las personas vulnerables en este rubro, en definitiva no existe nada que celebrar este pasado Día Mundial de la Salud, porque la verdad es que mi columna se queda muy corta o rabona, para continuar mencionando esa vulnerabilidad en el sector salud para nuestra población, así como ha sido el caso de la carencia de medicamento para tratar a las niñas y niños de cáncer, porque las instituciones de salud pública los dan por desahuciados tanto a menores de edad, así como a adultos que padecen de algún problema de cáncer. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva) www.intersip.org

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