GUERRA DE PAPEL: Noroña, explotador de la brega política

“Hoy por hoy, Andrés Manuel López Obrador es el candidato más fuerte de la izquierda para la Primera Magistratura de la Nación”, puntualiza Noroña
· Aclarar que pese a sus declaraciones en lo particular, “no voy a dividir a la izquierda, y ni voy a ser un tonto útil de la derecha”

Gerardo Fernández Noroña se ha convertido en todo un personaje que explota a más no poder la mimetización del quehacer político mexicano, lo que le ha permitido encumbrarse para codearse con otros actores casi de su misma extirpe en el marco de la inconformidad y la rebeldía; a veces institucional, y muchas otras apartándose del Estado del Derecho que asiste a México como nación.
Consciente que como político al igual que muchos otros catedráticos que han incursionado y saboreado las mieles del buró político tienen que mantener una permanente lucha para no dejar de salir en la foto, es decir, el acto de mayor trascendencia fue en el régimen del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, a quien le protestó de manera sui géneris al tirarse al suelo para que reactivara, entre otras cosas, la materia de civismo en los planteles escolares.
Su actuación tuvo tanto éxito que al paso de los años, Noroña se manifiesta estár “consolidado” y de ser un político de gran utilidad, toda vez que presume estar muy por arriba de la popularidad de su maestro de la denostación, el famoso Andrés Manuel López Obrador, a quien lo identifican como El Peje.
Pero sus vuelos son tan altos que sus aterrizajes son forzosamente desastrosos; deduce que la cobertura popular del Peje está demostrada desde hace mucho tiempo; el tabasqueño ha hecho su carrera política-delictiva bajo el amparo de las “imperfectas” leyes que gobiernan al país, sobre todo porque no ha habido ley que lo envíe a la cárcel por los daños políticos, económicos y financieros colaterales que ha ocasionado en el vaivén de una lucha indescifrable.
Para Noroña “el Peje sigue siendo el Peje”, es el político de la dictadura perfecta de la supuesta izquierda, un ente que sin tener una plataforma política definida, ha ido creciendo de la nada como es el Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA.
Sin embargo, lo único que le diferencia a Noroña del Peje, es que sí sabe pensar, que planea sus estrategias sin tanto arrebato como el tabasqueño.
Sabe lo que hace, porque conoce a la perfección que no todo es fácil en la vida, y menos si de política se trata ya que muchos atinan que la política es un oficio sucio, que derrama sangre y que la impunidad y la corrupción son dos fenómenos antisociales galopantes.
¡Vaya!, pues, en materia de bioética aplicada en la política, muy pocos la cumplen porque muy poquitos la conocen. Si los actuales políticos tuvieran la sensibilidad de ayudar a este pueblo que Luis Donaldo Colosio lo definió al caminar por senderos que demandan “sed de justicia”, el paradigma nacional tendría opciones diferentes.
Hasta este momento, el escenario es complejo debido a que la mimetización centrada en la gobernabilidad del país, camina por sí solo. Existen las garantías sociales a medias, no hay un desarrollo sustentable que rescate de la pobreza extrema a millones de mexicanos que a diario la sufren, la padecen y no tienen alternativas de consolidación en su crecimiento individual.
De tal suerte que la mimetización en México y en cualquier otra parte del mundo, todo político del color que sea, les permite camuflarse. Es decir, el mimetismo es una habilidad que ciertos seres vivos poseen para asemejarse a otros organismos (con los que no guarda relación) y a su propio entorno para obtener alguna ventaja funcional.
El objeto del mimetismo es engañar a los sentidos de los otros seres que conviven en el mismo hábitat, induciendo en ellos una determinada conducta. Los casos más conocidos afectan a la percepción visual, pero también hay ejemplos de mimetismo auditivo, olfativo o táctil.
Probablemente el ejemplo más popular es el del camaleón, cuyos colores de la piel cambian según el entorno donde se desplace. Aunque algunos científicos consideran que no es un verdadero mimetismo sino una coloración críptica.
Noroña es de esos personajes. Trata de adelantar los tiempos electorales y se auto destapa como un candidato independiente por la Presidencia de la República. Su drama aun comienza. Su pasión por el poder lo corroe, pero ¡aguas!, trae aparejado a su jefe El Peje, a quien todos los medios de comunicación son sus mejores aliados para crear el efecto publicitario que hoy en día le obsequian sin orden de inserción por delante.
Andrés Manuel López Obrador, un monstruo de la política, siempre ha estado en campaña. Nunca ha bajado su bandera. Pretenderá una y otra vez, ceñirse a su arrogancia y prepotencia para ser el único político de la izquierda asumir posiciones recalcitrantes para hacer creer a un pueblo “ignorante” que él sigue siendo la misma opción.
No ha podido llegar a Palacio Nacional porque se lo ha impedido la Mafia del Poder. Noroña, lamentablemente, no goza de esa connivencia forzada. Ni qué señalarlo. Sin embargo, está comenzando hacer su lucha, pero está consciente que la figura del Peje pesa en todos lados.
Entonces, el abogado Noroña tiene dos disyuntivas: o respalda abiertamente al Peje; o de plano, solo busca los reflectores que casi ya nadie atiende, para promocionarse con gratuidad.
Solo ha quedado demostrado que haciendo escándalo y desorden, cualquier individuo que se jacte de ser partidario o simpatizante del Peje o de Noroña, tendrá elativo éxito, no del todo, pero cuando menos saldrá en la foto, evocando aquella fase de don Fidel Velázquez, líder de la CTM. “El que se mueva, no sale en la foto”, esto en relación a que todos los actores políticos deben guardar mesura para salir en las placas digitales de prensa para el mundo.
Y es por eso que “hoy por hoy, Andrés Manuel López Obrador es el candidato más fuerte de la izquierda para la Primera Magistratura de la Nación”, puntualiza Noroña, al aclarar que pese a sus declaraciones en lo particular “no voy a dividir a la izquierda, y ni voy a ser un tonto útil de la derecha”.

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