…GUERRA DE PAPEL…!

· Esencial, derecho a saber y libertad de expresión para una sociedad democrática: CDHDF
· México es indefectiblemente un Estado fallido, pero con una dictadura “democráticamente” perfecta

POR BLAS A. BUENDÍA (blasalejo@gmail.com)

México se encuentra “en un estado de alerta en materia de libertad de expresión: no es menor decir que siguen periodistas desaparecidos y sigue la impunidad en periodistas asesinados”, alertó la Doctora Perla Gómez Gallardo, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).
Si bien su afirmación es preocupante, esos enérgicos agentes del poder aun se niegan en considerar que México vive desde hace muchísimos años en un Estado fallido, sobre todo por la poca importancia que le dan a la política de seguridad que única y exclusivamente retumba en los discursillos demagógicos y de poca monta.
La percepción de esa inseguridad es vista desde un punto crítico pero analítico; los actuales políticos que detentan el poder debería de estar preocupados por no ser alcanzados por la inseguridad que millones de mexicanos la padecen a menudo. El San Bendito lo llevan en la boca todos los días cuando salen de sus hogares, o en éstos ya ni existe la seguridad de vivir con tranquilidad.
México, lamentablemente hay que decirlo, vive en un territorio de guerra que en verdad es visto desde fuera de las fronteras, en un peligroso territorio que ya ni conviene visitarlo por parte del turismo internacional. El turista doméstico, considerando que “aquí le tocó vivir”, no tiene más remedio que soportar un aparente régimen dictatorial, trazado por las circunstancias políticas del momento.
Lo anterior resurge como un duelo a la nostalgia en el marco de la inauguración del Coloquio Libertad de Información y el Derecho a Saber, un reto para la vida democrática.
La ombudsperson de la ciudad de México, expresó en un histórico discurso, que no podemos hablar de una sociedad democrática y libre, cuando sabemos que la libertad de expresión está comprometida en México; cuando la impunidad es la base desafortunada, y el silencio y la autocensura es la opción que les estamos dejando a nuestros periodistas.
Y en ese mismo marco de la conmemoración del Día Internacional del Derecho a Saber, instaurado en 2002 como un derecho humano, la Doctora Perla Gómez Gallardo señaló que “desde esta Comisión, no podríamos concebir una comunidad, un pueblo, una ciudad y mucho menos un Estado, sin la intercomunicación y la existencia de distintos actores, reclamando lo que por naturaleza es suyo: el Derecho a Saber”.
El Derecho a Saber, junto con el Derecho a la Información Pública, fomenta una sociedad más crítica e informada que, por ende, tiene la posibilidad de tomar decisiones razonadas, subrayó.
El Coloquio realizado en la sede de la CDHDF contó con la participación de destacados panelistas, como el argentino Miguel Julio Rodríguez Villafañe, quien en conferencia magistral abordó el caso de su país, donde, dijo: “Para tener acceso a la verdad, Argentina ha sufrido mucho, pues en su lucha han pasado por lo menos 10 años”; y llamó a reflexionar en la importancia de que los periodistas no se dejen vencer por el miedo, que denuncien y no se conviertan en cómplices de la impunidad.
Al participar en el panel Libertad de Expresión en el marco de un periodismo plural, el periodista Jenaro Villamil mencionó los momentos de mayor oleaje respecto al Derecho a la Información en México: la llamada guerra sucia; la alternancia en el Gobierno en 2001; y cuando el Movimiento #YoSoy132, colocó en la agenda la democratización de los medios de comunicación y la libertad de expresión.
El periodista Marco Lara Klahr, lamentó que cuando “la industria de las noticias corporativas” criminaliza a las víctimas, se genera un entorno de intolerancia y polarización social, provocando a su vez, la violencia ilegítima del Estado, lo que calificó incluso más grave que la violencia criminal. Por ello, hizo un llamado a que desde ninguna posición del periodismo, se fomenten ideas de linchamiento moral de las personas, sea cual sea su estatus judicial.
En el Panel Derechos Humanos y riesgos a la libertad de expresión, Mariclaire Acosta dijo que en tanto la sociedad no apoye a los periodistas y comunicadores, así como a las personas que ejercen sus derechos a manifestarse a través de redes sociales, por ejemplo, el Derecho a la Libertad de Expresión, estará bajo amenaza, pues de entrada, en México a los reporteros y periodistas no los apoyan ni los medios para los que trabajan.
Dejó entrever o a la interpretación que para los magnates, el periodismo lo ven como un negocio.
Hace algunos años, cuando nació el diario Rumbo de México, Luis Maccisse no valoró la importancia que tiene un periodista; comentaría que a él no le interesaba que “escribiera bonito”; “lo que nos interesa es ganar dinero; por eso tenemos una industria”.
Y efectivamente, la familia Maccisse posee un emporio industrial gigantesco localizado en el Estado de México; maquilar todo lo que sea necesario, a final de cuentas hay que ganar dinero…
En pocas palabras, esa regia actitud de un empresario insensible que solo le interesa ver el águila del dinero volar y que aterrice en sus bolsillos, forma parte de una cultura de la ambición por la riqueza a manos llenas, explotando la inteligencia del periodista. Sin periodistas no habría las industrias de noticias que todos conocemos, y en el argot del tecleo periodístico, se afirma que “todos los editores están cortados por el filo de la misma tijera. Explotadores”.
La riqueza de las letras, la riqueza de las palabras, claro está si no tienen ese motor del incentivo de contar con un sueldo decoroso por parte de las empresas periodísticas, el comunicólogo tiende a corromperse de mil maneras; se ve orillado en aceptar las pírricas prebendas que sus medios no les brindan, ni la confianza, ni el taxativo valor ético de hacer un periodismo sin compromisos.
Si bien es cierto que a lo largo de toda la historia de este país el periodismo que ejercen miles de reporteros, se finca en la inspiración de aquellos próceres que dejaron una huella imborrable, cuando menos haciendo citas selectivas, los acontecimientos que padecieron de manos del Estado fallido, Francisco Zarco, Francisco Bulnes, Belisario Domínguez, entre muchos otros, que algunos cayeron abatidos por las balas del Estado-enemigo constitucionalistas.
En este contexto, Balbina Flores, Relatora de Libertad de Expresión de la CDHDF, señaló que la desaparición forzada y los asesinatos de periodistas en México permanecen sepultados por la impunidad, cuando no la inexistencia de las investigaciones, obligando a los trabajadores de la información a la autocensura y al desplazamiento obligado para llevar consigo a sus familias a sobrevivir en condiciones aún más difíciles o a autoexiliarse en la Ciudad de México o en otros países.
Al respecto, instó a los comunicadores a hacer lo conducente a través de las respectivas instituciones para obligarlas a actuar y a conducirse sobre la materia para la que fueron creadas.
En tanto, en el panel El derecho a saber de las víctimas, el Coordinador de Incidencia de la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho (FJEDD), Samuel Kenny, dijo que para conocer la verdad y la justicia, en México falta mucho camino por recorrer, porque hay instituciones públicas que niegan entregar la información para poder defender a las víctimas de violación a derechos humanos, reparar el daño y sancionar a los responsables.
Merece comentar que esas autoridades o funcionarios que tras bambalinas mueven y manipulan a las instituciones, lo hacen de una forma siniestra, que no solo incurren en la pasmosa colusión de funcionarios, sino en una deplorable Guerra de Pape, entre los poderosos y los necesitados.
La Representante de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), Luisa Marcela Benavides, destacó que el derecho a la verdad ha ganado espacios en el campo de la protección de los derechos humanos, sobre todo en el Sistema Interamericano.
En primer lugar como un derecho subsumido en el deber que tienen los Estados de investigar para esclarecer los hechos y sancionar a los responsables. Segundo, como un deber acotado al derecho que tienen las víctimas, como en casos graves de desaparición forzada.
México no dejará de ser la excepción. El país vive una inseguridad que históricamente, luego de la Revolución, el pueblo mexicano sigue pendiendo de alfileres en relación a su seguridad interna. Han muerto millones de mexicanos que en ese movimiento de 1910.

Los Pacos y sus pensamientos liberales

Francisco Zarco estuvo influenciado por las ideas liberales y republicanas de su época. Este pensamiento se manifestó en su amplia producción periodística, primordialmente en los editoriales que escribió para El Demócrata. En el “Prospecto”, publicado en el primer número, el periodista deja en claro la postura radical democrática y reformista sobre la que estuvo fincada ese proyecto:

Creemos […] que nuestras desgracias provienen de habernos detenido en la mitad del camino; que necesitamos seguir en todo el verdadero espíritu de la democracia; que debemos reformar todo aquello que sea contrario; que debemos procurar adelantar y siempre adelantar, a fin de que la libertad y la igualdad no sean sólo meras palabras escritas en constituciones.

El 22 de diciembre de 1869 Francisco Zarco muere a causa de una tuberculosis pulmonar. Su nombre está inscrito en la Cámara de Diputados. Sus restos reposan en el histórico Panteón de San Fernando, donde también reposa el cuerpo de Benito Juárez, de quien fue colaborador y amigo leal.

Francisco Bulnes

Francisco Alonso de Bulnes. Nació en la ciudad de México el 4 de octubre de 1847-22 de septiembre de 1924) (aunque también se dice que nació en España). Fue un escritor, periodista y político mexicano. Estudió ingeniería y fue profesor en la Escuela Nacional de Ingeniería. Impartió clases de meteorología y economía política en el Colegio de Minas y en la Escuela Nacional Preparatoria. En sus últimos años escribió en el diario El Universal, desde cuyas columnas atacaba al régimen surgido de la revolución de 1910. Fue elegido diputado y senador durante el Gobierno de Porfirio Díaz. Participó en la Comisión de México enviada a Japón para estudiar el tránsito del planeta Venus por el disco del Sol en 1874, la cual fue encabezada por Francisco Díaz Covarrubias. Fue un miembro prominente del grupo denominado los Científicos que siendo liberales políticamente, buscaban aplicar en las acciones de gobierno criterios esencialmente racionales y cientifistas. Dirigió el periódico El Siglo Diez y Nueve en 1891, y colaboró para El Imparcial y El Universal. Creó Obras Literaria e Histórica que fue siempre polémicas; entre ellas, se encuentran: Sobre el hemisferio norte, once mil leguas. Impresiones de viaje a Cuba, los Estados Unidos, el Japón, China, Cochinchina, Egipto y Europa. México: Imprenta de la Revista Universal (1875). El porvenir de las naciones latinoamericanas ante las recientes conquistas de Europa y Norteamérica. Estructura y evolución de un continente. México, (1899). El verdadero Juárez y la verdad sobre la intervención y el imperio, (1904). Las grandes mentiras de nuestra historia: la Nación y el Ejército en las guerras extranjeras, (1904). Juárez y la revoluciones de Ayutla y de Reforma, (1906). El verdadero Díaz y la Revolución, (1920). Los problemas de México, (1926), entre otras. Falleció el 22 de septiembre de 1924 en la ciudad de México. Tras su muerte, muchos de sus artículos fueron reunidos y publicados en forma de libro en 1927 bajo el título de Los grandes problemas de México.

Asesinato de Belisario Domínguez

El 7 de octubre de 1913, el senador Belisario Domínguez es apresado, llevado a Coyoacán y asesinado. Enemigo de las injusticias, Domínguez fue un duro opositor al régimen huertista, tanto que solicitó a la Cámara se le comisionara para exigir la renuncia de Huerta. Para hacerlo, preparó dos discursos para las sesiones del 23 y 29 de septiembre de 1913, que fueron vetados por el Presidente de la Cámara de Senadores debido a su fuerte contenido político.
Belisario Domínguez, sin embargo, no cejó en su empeño, por lo que los mandó a imprimir y los distribuyó públicamente, acto que trajo como consecuencia una inmediata efervescencia social, pues responsabilizaba al propio presidente Huerta de la muerte de Francisco Madero y José María Pino Suárez.
Una orden de aprehensión fue libreada en contra de Belisario Domínguez por considerarlo enemigo del Gobierno. Poco después, el 7 de octubre, fue capturado en una habitación del hotel Jardín y conducido al cementerio municipal de Coyoacán, donde fue asesinado. El doctor Aureliano Urrutia cortó la lengua de Domínguez, y la envió como trofeo a su compadre Victoriano Huerta.
Al mismo tiempo, los senadores restantes, indignados por el crimen, incrementaron su oposición a Huerta, quien decidió disolver el Congreso, encarcelando de manera arbitraria a noventa de sus miembros.
Desde ese entonces, México es indefectiblemente un Estado fallido, pero con una dictadura “democráticamente” perfecta.