Guillermo Robles

Estamos llenos de ellos

Por Guillermo Robles Ramírez

Los mexicanos somos especialistas y expertos para “colgarnos” como changos de cualquier moda, novedad y recurrimos de inmediato a la imitación y la presencia de tantos migrantes en Coahuila, en particular en Torreón, Saltillo, y Piedras Negras, originarios preferentemente de Honduras, Guatemala y El Salvador, no han sido la excepción.

Aunque en menor cantidad a los migrantes que arriban a Saltillo, al menos por la información que se recibe, también vienen algunos de países de África que se encuentran en conflictos bélicos; de la India, etc.

La proliferación o presencia de estas personas se multiplicó en los diversos cruceros, en especial de los de mayor circulación vehicular, ya que las autoridades locales no tomo medidas al respecto, sobretodo porque la Iglesia Católica defendió a estos desdichados y recomendó a las comunidades apoyarlos y no combatirlos.

Un argumento válido en ese entonces es que llegaban a Coahuila a protegerse de las injusticias de su país y de ser extorsionados y victimizados por grupos delincuenciales de su país de origen.

Un defensor férreo y permanente lo fue el sacerdote Pedro Pantoja, quien perdió la batalla contra el Covid-19 en diciembre 2020, y quien fuese fundador de la Casa del Migrante.

En dicha casa era en donde hay que reconocerlo se les protegía dándoles alimentos y alojamiento para que no pernoctar en la vía pública, además de que fuese la Casa del Migrante, su refugio protector como así ocurrió.

Sin embargo, estos centroamericanos necesitados de ayuda y apoyo de los coahuilenses dejaron de apostarse en los cruceros porque fueron desplazados o reemplazados por grupos de vivales que vieron la oportunidad de recaudar algunos recursos económicos sin necesidad como era en el caso de los verdaderos y reales migrantes.

Esos imitadores o falsos migrantes tras invadir los cruceros, amenazaron a los verdaderos centroamericanos de causarles daño si “invadían” el nuevo modus vivendi de estos gandallas y falsos migrantes al grado de que aprendieron hablar como si fueran originarios de algún país centroamericano y hacer las señas con los dedos de las manos hechas por los reales paisanos para solicitar una ayuda sin acercarse a los conductores y se han convertido en los “reyes de los cruceros”.

Un ejemplo de ello es en la capital de Coahuila, en el crucero donde hace conexión el Boulevard Los Fundadores y Paseo de la Reforma, abajo del puente del Periférico Luis Echeverría, ya se encuentra establecido uno de estos falsos migrantes con el permiso de la policía local, hasta el grado que le permiten dejar estacionado su camioneta verde polarizada sin placas de dudosa procedencia; en el retorno que es de vialidad continua.

Siendo aun el descaro que en ocasiones puede estar la policía local y/o transito en ese sector para hacer acto de presencia más no para vigilar porque al menos cada vez que paso por ahí están bobeando con sus celulares en lugar de dirigir el tránsito, o bien, para quitar la camioneta que está estacionado en un lugar no permitido del imitador migrante.

Como referencia hace como un poco más de dos meses y medio, fui testigo ocular cuando llegó una camioneta de seguridad pública del Ayuntamiento de Saltillo, en donde varios elementos registraron debidamente su mochila y otras pertenecías para verificar si no tenía algún tipo de narcótico, y a su vez los agentes tenían en manos algunos papeles que me imagino era documentos de identificación, o bien, algún reporte.

Días después se volvieron a ver otros agentes de seguridad local, haciendo lo mismo, pero en la actualidad sigue el falso migrante en ese mismo punto de la ciudad y el descaro de estacionar su vehículo debajo del puente en la rotonda del puente del Periférico Luis Echeverría.

Ante esta miopía de las autoridades solamente hay dos opciones. La primera que llegó a un arreglo con los agentes de tránsito y seguridad pública; o la segunda la apatía de los elementos de tránsito y seguridad pública.

Así como menciono este caso en particular, hay más ya que no es un caso aislado observar no solamente en ese crucero de la capital de Coahuila, sino en muchos otros más existe, así como en otras cabeceras municipales de la Entidad.

En padre Pedro Pantoja, denunció en vida, en varias ocasiones públicamente que esos imitadores son oportunistas. También advirtió que la Casa del Migrante, no pide dinero y si lo hace es de manera formal y no pidiendo dádivas.

Así es que aquellos buenos samaritanos que deseen apoyar a los verdaderos desafortunados pueden hacerlo dirigiéndose a la verdadera Casa del Migrante y entregar esa ayuda que no necesariamente tiene que ser dinero, pues otra forma de apoyarlos es comprando ropa nueva ya que la mayoría salen de su país con lo que llevan puesto y escasamente algún cambio.

Esto si queremos hacer el bien a los que en verdad necesitan del apoyo comunitario. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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