Es todo un triángulo

Por Guillermo Robles Ramírez

En el curso de esta semana y en distintos días, tuve la oportunidad de platicar con dos empresarios del transporte de carga foráneo y ambos coincidieron en una mezcla de tres que se conjuga en el pasado y presente para que esta industria vaya en decadencia.

Esa mezcla de tres, la componen los robos de vehículos de carga, la corrupción policiaca y la impunidad que las mismas autoridades brindan a los rateros.

Uno de estos empresarios del transporte de carga, podría calificarse en la tabla media, es decir, ni pequeño ni grande, pero vasto conocedor del tema porque antes de formar su mediana empresa, trabajó y manejó compañías de las grandes ligas.

En esa plática informal, nos relató que, en pocos años, se disparó la delincuencia siendo en lo particular de este empresario una constante sufridera por el robo de un poco más de quince unidades motrices con toda y carga y nunca se han esclarecidos los latrocinios. Los hechos ilícitos, es decir, los asaltos de sus unidades han sido en diferentes partes y puntos de la República mexicana.

Para agravar la situación, hay que afrontar la corrupción de algunos cuerpos policiacos federales y locales, que piden dinero para realizar la investigación, aunque no se aclara nada y el tercer ingrediente que forman esta mezcla de tres, es la impunidad que los mismos cuerpos policiacos dan a los maleantes, pues generalmente son los mismos que cometen uno y otro robo de camiones o tráileres de carga sin que sean puestos tras las rejas.

El segundo empresario del transporte, el pequeño, que por cierto dejó el negocio que tenía con dos a tres pequeños camiones “cortos”, por la aparición de tanta mano larga de los agentes de Tránsito lo mismo de los distintos Municipios de Saltillo como los de Nuevo León, particularmente Monterrey, que desalientan y acaban con esas empresas, pues había viajes que la poca o mediana utilidad quedaba en manos de estas uñas largas.

Por muy en regla que ande un transportista, afirman los dos empresarios, pretextos y argumentos no faltan, particularmente los falsos e inventados.

Siempre es la amenaza de “tengo que llevar al corralón” y mientras se averigua y discute con los jefes inmediatos de estas manos y uñas largas, la entrega de la carga se retrasa y se queda mal con los clientes, en consecuencia, no queda otro camino más que el de soltar la lana.

No es un problema nuevo, pues lleva años y años, pero no ha aparecido una sola autoridad que ponga remedio a esta mezcla de tres para acabar con aquellas empresas que quedan a sus expensas y que es el robo, la corrupción y la impunidad. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

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