Ellas van más allá de crear la vida
Por Guillermo Robles Ramírez
Para que un país tenga un desarrollo pleno, y bienestar se requiere la participación de todos quienes integran la sociedad. Por eso mismo su importancia de la participación de las mujeres es primordial. Y esto debe de ser en todas las áreas de la vida pública como algo esencial en el avance de cualquier país.
No hay que mal entender su participación como la asignación de más tareas u obligaciones, sino el también asegurar la representación de la misma mujer en donde tengan voces de opinión, representatividad y contribución social.
La imagen de la mujer sin duda alguna ha cambiado en los últimos años de una manera drástica y nada fácil. Su lucha para incorporase en las diferentes áreas de la economía ha ido en contra el antiguo concepto que se ha tenido; es decir, el sexo opuesto del hombre.
Es necesario cambiar el concepto de muchos machistas que las consideran que solo sirven para procrear la especie humana, enseñar a sus hijos a comer, caminar, hablar, correr, leer, escribir y ser una persona de éxito en la vida.
Pero la participación de la mujer ha sido de gran importancia en diferentes etapas de nuestra historia de la civilización humana y el cambiar los conceptos de su función como mujer no es fácil para cualquier sociedad machista.
En los tiempos de nuestras abuelas e incluso madres, la educación, al menos profesional, se reservaba principalmente para los varones, quienes tenían la responsabilidad de mantener a la mujer cuando formaban matrimonio.
Así era antes y máxime que México es un país con una cultura machista arraigada, inclusive, que todavía persiste en la actualidad en algunos sectores de la población.
Poco a poco, con los cambios en todo el mundo y en todos los ámbitos, fue dando la pauta para que la presencia de la mujer adquiriera mayor cobertura, más allá del hogar.
Se fueron abriendo las perspectivas de la mujer, quien no se quedó atrás con esos cambios en lo social, político, musical y cultural que vivió el mundo hace unas décadas. Ya no se conformaba con quedarse en casa, en espera de su “príncipe azul” para dedicarse de lleno a la familia. Supo que los tiempos cambiaron y era necesario proyectarse en otra faceta de su vida, de la cual es capaz: cursar la universidad.
Hoy en día miles de mujeres ingresan a las universidades en nuestro país. Ahora sucede lo que antaño, extraña que una mujer que concluye su preparatoria, no desee ingresar al nivel profesional. Los tiempos en verdad cambiaron.
Aquí en Coahuila, se vislumbra una importante participación de la mujer en las universidades. Y no es para menos, pues partiendo de que el padrón electoral se integra en un porcentaje superior al cincuenta por ciento por mujeres y en menor cantidad por los hombres, da una clara idea de la presencia de la mujer en la entidad en las diferentes áreas, unas más evidentes que otras, como la de educación.
No pretendo comprobar que la mujer predomina en todo en forma numérica, sino, la sola presencia en áreas que antes no se le situaba con tanta facilidad y mucho menos por su incremento cada vez mayor en las universidades.
Esto es importante, porque sin dejar a lado la naturaleza de la mujer; ellas se abre paso en los niveles de educación superior en Coahuila. Lo anterior permite que la mujer se independice más en los rubros sociales, culturales y economía para evitar la dependencia del hombre que, a su vez, la mujer proporcione una participación mayor en la vida de toda una sociedad que requiere de diferentes puntos de vista para conducirse en un clima de apertura, consenso y por qué no decirlo, de avance.
Tal es su participación en la sociedad, que también observamos cómo la mujer se introduce en la vida política del estado, que anteriormente sólo se pensaba en que era una actividad meramente para hombres.
Ahora la mujer sobre todo la que estudia, conoce la materia y emite sus propios criterios y opiniones al respecto, de manera que se le considera sus puntos de vista y ha dado pie para la creación de espacios enfocados hacia ella. En los procesos electorales, ya no causa extrañeza que una mujer contienda por una candidatura de elección popular y la veamos en plena campaña, realizando las actividades propias, con la misma condición y oportunidad de ganar que cualquier otro aspirante.
Los partidos políticos se abrieron también a la participación de la mujer como un ser capaz, inteligente y con la sensibilidad característica para que se le encomendaran tareas relacionadas con la vida política de una institución o un gobierno.
En Coahuila, en los últimos años hemos sido testigos de que las mujeres han ocupado cargos en el servicio público. Desde regidurías, alcaldías, diputaciones locales y federales, hasta secretarías de entidades federativas.
Los tiempos actuales son difíciles no para la mujer exclusivamente, sino para toda la sociedad en su conjunto a la que se le exige una mayor preparación educativa para que responda a las expectativas que una sociedad, empresa o medio en el que se desenvuelva lo requieren a efecto de caminar a la par con los cambios que todavía envuelven al mundo. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org
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