El Sendero de los iluminados: Retorno al hombre ordinario

Por Alan Prado

Me he desvivido por tener una visión distinta de mi mundo, he pensado tanto que he convertido mis pensamientos en una forma de sentir, ahora todo lo que se lo tengo integrado en mi ser. Terminada la búsqueda y viéndola desde fuera me di cuenta que en verdad yo no necesitaba saber, porque lo que importa realmente no es la espiritualidad y sus metas, la iluminación, la superioridad, sino lo que realmente importa es el día a día y la felicidad que estos días traen, la conformidad con uno mismo y la individualidad, son buenas también las preocupaciones y problemas, los dolores y sufrimientos, porque de estos nacemos. Antes me sentía vivo, ahora soy un muerto de pie, pero por lo menos un muerto feliz, porque siempre lo fui. Solo para esto sirve la espiritualidad, para encontrar la paz y la felicidad que ya estaban ahí, para reconocerlas. Se ahora lo que es la felicidad gracias a mi búsqueda pero puedo saber que antes de aprender todo lo que aprendí, yo era aún más feliz de lo que soy ahora o por lo menos… más estúpido, y debo decir, la estupidez es una bendición. La espiritualidad destruyó mi personalidad, estoy hecho añicos y lleno de ilusiones que solo quedarán en lo que son. No la recomiendo, pues es un ciclo sin fin, en el que construimos un muro y luego lo derribamos para volverlo a levantar una vez más, las dudas sin resolver, los miedos al más allá, de nada sirve esto porque lo que se gana con la espiritualidad es lo que se perdió por obra de ella. Puedo decir que todo esto me hizo mejor persona, pero también me hizo enterarme de la maldad oculta que hay en mí, es un abismo que hubiese preferido no destapar. Ahora soy bueno y malo, cuando antes solo era tonto, ser tonto es divertido.Ya nada me sorprende, ya nada me atrae, pues todo lo he dejado a un lado, he dejado de ser humano para volver a rearmar mi humanidad, he desaprendido para estructurar mi persona otra vez, así resulta ser el sube y baja del alma: UNA NADA ROTUNDA.Pero la espiritualidad no es mala, solo es vana, es el proceso de conocerse, desarmándose uno poco a poco, pieza por pieza, examinando, analizando, mucho estrés, mucha satisfacción, pero una vez terminado el camino, en el cual pensábamos que todas nuestras dudas serían resueltas, me doy cuenta ahora que lo que de verdad buscaba no eran respuestas sino preguntas. No somos mayores por lo que sabemos, somos mayores por lo que dudamos, la espiritualidad es el arte de la duda, esta duda nos mantiene a salvo, es controversial pero ese es el espíritu. Si respondemos a lo que estamos preguntando, algunas preguntas surgirán y seguirán surgiendo, no necesitamos saber, necesitamos vivir, la vida es de lo que no me arrepiento con mi espiritualidad, pero no me siento orgulloso. eso. Realmente no obtuve nada, pero al no obtener nada no perdí nada. Hoy estoy volviendo poco a poco a ser como era, una persona ignorante, felizmente ignorante.

Alan Prado (AMEP 11:11).

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