¿El costo del progreso?

Por Guillermo Robles Ramírez

Cuando tuve mis 18 años de edad fue la primera vez que probé un cigarrillo, y la verdad de las cosas solo me llamó la atención porque quería aprender hacer donas de humo. Algo realmente vano, y tonto a la vez, ya que en ningún momento fue para impresionar a alguien o, sentirme todo un adulto.

Con el tiempo fumaba de manera social, y sin darme cuenta lo hacía sin ningún sentido, puesto que no me causaba placer alguno, pero con el tiempo lo deje. Aunque también tengo que reconocer que probé los cigarros electrónicos siendo algo momentáneo, pero al poco tiempo me aburrí dejándolo sin ningún problema.

Por tanto, no me considero con calidad moral para recomendar que no se fume, ni tan siquiera de molestarme que se fume. Cada quien que cuide su cuerpo, yo ya fumé, gracias a Dios, no se me hizo vicio o dependencia de ello.

Últimamente, me he percatado que en diferentes centros comerciales, bajo el concepto de abiertos, es decir, sin techo o encerrados a cuatro paredes; hay gente muy joven que todavía no llega a la mayoría de edad.

Y aunque los tiempos ya son otros, y no estaban fumando el tradicional cigarro, es decir, aquellos hechos de papel y tabaco, sino los conocidos como electrónicos que sirve para vapear o que tienen el sistema para vaporizador, habiendo de diferentes presentaciones y sus líquidos concentradoras con nicotina, o sin ella, sabores y olores. Algo que se ha normalizado entre la misma población, pues aparentemente se ven inofensivos.

Hay quienes opinan que independientemente si los cigarrillos electrónicos hacen daño o no, sí aseguran que es una manera de inducción para pasar al tradicional cigarro hecho de papel y tabaco.

Lo cierto es que Coahuila se encuentra entre el primero y segundo lugar de fumadores adolescentes, pero también colocando a nuestra Entidad entre los tres primeros puestos en donde se concentran la mitad de niños y adolescentes que tienen arraigado el hábito de fumar tabaco.

El Instituto Nacional de Salud Pública, certifica que entre Querétaro, Coahuila, Sonora y Aguascalientes se concentra un poco más del 50 por ciento de niños y adolescentes de 9 a 19 años que tienen arraigado el hábito de fumar tabaco.

Mientras que los Estados con menor índice de fumadores entre la población infantil y adolescentes fueron en este orden Guerrero, Hidalgo, Chiapas, Tabasco y Oaxaca.

¿Cómo se define el tabaquismo? Aquella persona que consuma más de 100 cigarrillos en su vida, entra al cuadro de las personas con problemas de tabaquismo. Justo o no, así son las reglas que establecen las autoridades del Instituto Nacional de Salud Pública.

Una de las grandes preocupaciones es que crece desmesuradamente el tabaquismo entre las mujeres, lo que no ocurría hasta hace 40 años.

Y, la verdad es que en aquellos años del pasado era sumamente extraño ver fumar a una mujer y más en la calle, en un café, en las escuelas adentro o afuera y ahora, es lo más normal que vemos entre los jóvenes y adultos y tal parece que entre menos edad, más se acrecienta este vicio.

Hasta ahora, los exhortos, llamados y todas las propagandas publicitarias que se realizan con productos comparativos como el uso de raticidas para la elaboración de cigarrillos, o cualquiera otra extraña sustancia que sirve para alejar o quitar el consumo del tabaquismo, es y ha sido por ahora, simples llamaradas de petate.

¿Será este el costo que está pagando la población de los Estados más progresistas, con mayor progreso? ¿Es la vida activa que llevamos, porque si observamos, en los Estados de menor nivel socioeconómico, se observa un problema menor que aquellos que presentan una mejor y mayor economía?  (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

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