EE.UU. apuesta por la guerra no convencional en Ucrania y Siria

La Habana, 10 abr (PL) Las prioridades de Estados Unidos para utilizar Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) en misiones subversivas quedaron evidenciadas una vez más con las medidas más recientes del Pentágono en los conflictos de Ucrania y Siria.

Las FOE son unidades élites de los servicios armados estadounidenses como los llamados Boinas Verdes y Rangers del Ejército, los Seals de la Armada y otras agrupaciones con similar nivel de preparación.

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y la embajadora ante Naciones Unidas, Samantha Power, favorecen un incremento del envío de las FOE a territorio sirio para entrenar a las bandas antigubernamentales, señaló el lunes un artículo del diario The Wall Street Journal.

Ambos funcionarios presentaron a la Casa Blanca varias opciones para el uso de la fuerza contra Siria, y aunque algunos de los asesores de seguridad nacional del presidente Barack Obama apoyan la propuesta, no está clara la posición del mandatario al respecto, acota el periódico.

Sin embargo, el secretario de Defensa Charles Hagel y el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, Martin Dempsey, consideran inadecuado el momento para esa medida porque retrasaría la eliminación de las armas químicas en poder de Damasco.

De acuerdo con The Wall Street Journal, al defender estas propuestas, Kerry y Power tuvieron discusiones serias con los más altos jefes del Pentágono en semanas recientes.

No obstante, a pesar de estas «contradicciones» sobre el tema, la entidad académica canadiense Global Research informó el 8 de abril que las bandas antigubernamentales en Siria comenzaron a recibir misiles antitanques BGM-71 TOW de fabricación estadounidense y otros sistemas similares contra medios blindados.

Esta misión de entregar armas y entrenar a quienes las reciben habitualmente las cumplen elementos de las FOE, que en este caso actuaron inicialmente desde países limítrofes como Turquía y Jordania, aunque algunos medios de prensa confirman su presencia dentro de territorio sirio.

Por otra parte, el Pentágono anunció el envío de 175 infantes de marina a Rumania, con el fin de reforzar los más de 300 efectivos desplegados en esa nación europea.

El objetivo es mantener en las cercanías de Ucrania una fuerza capaz de reaccionar en plazos breves ante circunstancias imprevistas, y supervisar la actuación de elementos del área que apoyan al gobierno establecido en Kiev tras el derrocamiento del presidente Víktor Yanukóvich.

Las unidades forman parte de una agrupación rotacional que opera en la región del Mar Negro, subordinada a la Fuerza de Tarea Aeroterrestre de Infantería de Marina de Propósito Especial (Ftatpe) con sede en Morón, España.

La Ftatpe está subordinada al Comando de África del Pentágono y su tarea principal es cumplir misiones de emergencia en cualquier país europeo o africano donde Estados Unidos considere amenazados sus intereses, señala el diario Stars and Stripes, especializado en temas castrenses.

El Departamento de Defensa busca autorización de las autoridades rumanas para llevar en los próximos meses otros 600 militares a la instalación militar Mijail Kogalniceanu, denominada base aérea MK por el mando norteamericano, ante el agravamiento del conflicto ucraniano.

El jefe de las fuerzas estadounidenses en Europa, general Philip Breedlove, dijo este miércoles que el Pentágono continuará en las próximas semanas el reforzamiento de sus unidades en el Viejo Continente, que incluye tropas terrestres y el traslado de una veintena de aviones de combate a Polonia.

Estados Unidos envió recientemente aeronaves F-16, F-15 y aviones cisternas KC-135 para incrementar el patrullaje en las cercanías de las fronteras de naciones de Europa Oriental con Rusia y hoy está previsto el arribo al mar Negro del destructor misilístico USS Donald Cook.

De esta forma, las misiones de guerra no convencional de Estados Unidos y sus aliados no solo cuentan con el apoyo de las FOE, sino que tienen un respaldo de fuerzas aéreas y navales con el pretexto de una eventual respuesta de Moscú a las acciones subversivas de Occidente en Ucrania.

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