Drama en Chile: horas volcánicas

Santiago de Chile, 24 abr (PL) Una mujer se abraza a su perro en las inmediaciones de lo que fue su casa, mientras familiares emocionados lloran al encontrar con vida a un joven montañista: Chile vive horas dramáticas con el volcán Calbuco.
Creo que lo perdí todo, solo me queda mi mascota, dijo la mujer intentando sonreír para esconder sus lágrimas. El andinista, en tanto, luego de pasar una noche agazapado y con signos de hipotermia, regresó sano y salvo.
La localidad de Ensenada, en la región de Los Lagos, quedó prácticamente destruida por el impacto de poderosas capas de cenizas volcánicas de 40 a 50 centímetros de grosor, que arrasaron con techos de viviendas e inundaron la zona.
Piedras de notable tamaño se disparaban como proyectiles calientes a 15 kilómetros del Calbuco, provocando el pánico y la desolación de una zona de extraordinaria belleza natural y con gran afluencia de turistas.
Hace cinco años me tocó cubrir un evento similar desde París. Las cenizas volcánicas del impronunciable Eyjafjallajökull de Islandia, paralizaron el espacio aéreo del Viejo Continente con afectaciones para 1,2 millones de pasajeros.
El turismo sufrió severas pérdidas económicas y las aerolíneas contabilizaron la catástrofe de abril de 2010 con afectaciones calculadas en mil 264 millones de euros. Sin embargo, apenas se reportaron daños a ciudades y pobladores.
No es el caso de Chile. Con sus 90 volcanes activos, el país austral enfrenta una nueva tragedia este año, ahora en el sur, luego de las inundaciones por las torrenciales lluvias de marzo en el norte.
La expansión de material piroclástico que contienen las cenizas del agresivo Calbuco llegaron hasta Argentina, donde la población se vio sorprendida por las penumbras en plena luz del día en San Martín de los Andes, Bariloche y Villa La Angostura.
Aunque la fumarola disminuyó en las últimas horas, la intensidad de la ceniza volcánica se incrementó y también afectó a la región central de Chile.
De hecho, la nube emanada del Calbuco llegará a Santiago de Chile este viernes, pero de manera imperceptible, según vaticinó el geólogo Pablo Osses, quien advirtió no obstante, que deberá prestarse atención al fenómeno.
Osses dijo que es difícil vaticinar cuanto tiempo se mantendrá en la atmósfera esa nube y señaló que por fortuna no hay previsión de lluvias hasta la próxima semana. «Las lluvias harían más peligrosa la situación», acotó.
En todo caso, no parece muy alentador el panorama, a juzgar por los comentarios del director del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), Rodrigo Alvarez.
«Podría caber la posibilidad del desarrollo de un nuevo cráter y ese cráter podría generar una erupción tal vez un poco más agresiva», alertó.
El macizo de Calbuco se ubica apenas a cinco kilómetros de Ensenada y a unos mil kilómetros al sur de esta capital pero a diferencia de otro que provocó el pánico en marzo, el Villarrica, parece más en actividad.
Las imágenes mostradas por la televisión local son impresionantes. Las capas de cenizas volcánicas se confunden con nieve arrastradas también por el Calbuco y la amenaza se invadir más poblaciones es absolutamente real.
Esta suerte de invasión volcánica llegó hasta Chillán, 600 kilómetros al norte del Calbuco, y una ciudad turística como Pucón, a 300 kilómetros, también recibió su parte.
La presidenta chilena, Michelle Bachelet, logró ayer llegar a la zona acompañada de los ministros de Salud, Economía, Agricultura, con el objetivo de evaluar la situación y «adoptar las medidas que sean necesarias».
Vamos a tener que buscar los recursos para apoyar a la ciudadanía y evitar que los daños sean los menos posibles, comentó la mandataria a su arribo a Puerto Montt, y luego a Puerto Varas.

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