Dicen que son, pero no son

Cuando pensamos en la ley de transporte público, lo primero que viene a la mente son aquellas unidades que transitan dentro de la zona urbana. Y aquellos que andan en las carreteras y autopistas del país son inmune a ellas y no se rigen bajo ninguna.

Pero contrario a lo que se piensa existe el reglamento de transporte federal en el caso de ser carreteras federales, mismas que aplican en las autopistas, pero el hacerlas cumplir es muy difícil ya que no hay quien vigile las carreteras porque en su mayoría este gran cuerpo de seguridad federal los tienen ocupados haciendo otras tareas como es la lucha contra el crimen organizado.

No obstante, a ello, es necesario una reforma a las leyes que rigen a este sector de transporte público, puesto que si en términos generales también incluyen aviones, trenes, metro, tranvías y toda aquella empresa que ofrece un servicio de transportar a personas, bienes o servicios por una tarifa, y ofrece sus servicios al público el transporte público sea privada o concesionada por alguna entidad municipal, estatal o federal.

Cualquiera que sea el transporte están expuestos a accidentes sin embargo los camiones son los que tienen un mayor índice estadístico registrando desafortunadamente los accidentes de transporte donde la tasa de mortalidad se refleja entre los 19 y 40 años.

La empresa de transporte de pasajeros foráneos se ha convertido en el número uno, pero no en buen servicio, sino en inseguridad muy a pesar de que cuentan con dizque “certificado” de calidad y excelencia en su servicio.

Es común que sus unidades, de buenas a primeras sufran de accidentes como de incendios que se registran durante su trayectoria causados por las malas condiciones mecánicas de la unidad, aunque exteriormente se ven excelentes gracias a una buena lavada de carrocería, aunque en infinidad de ocasiones no funciona el aire acondicionado, pese a venderse un servicio supuestamente de primera clase.

Si no son incendios de autobuses son los trágicos choque de frente de dos autobuses o cualquier otra unidad, ya sea por descuido por parte de los chóferes unos por cansancio otros por negligencias dejando una cantidad enorme de muertos registrados en carreteras federales y autopistas.

Pueden enumerarse otros muchos percances en donde se ha expuesto la vida de sus pasajeros que por necesidad se ven obligados a utilizar los servicios de estos “ataúdes” móviles.

Pregonan mucho sus propietarios, el “certificado” donde se dice, al menos con letras, que es una empresa autobusera muy segura, pero no se dice en que ni de qué.

Resultando incongruente dicha aprobación de calidad cuando los camiones carecen de cinturón de seguridad, también de salidas de emergencia para cualquier contingencia, así como su respectivo manual de que hacer en caso de un accidente.

Tampoco cuentan con la capacitación necesaria de conocimientos paramédicos para en caso de se requiera en un momento dado ya que no se sabe las condiciones de salud de cada uno de los pasajeros, si no más por mencionar entre los viajeros existen mujeres ya en sus últimas semanas de embarazo, gente con problemas cardiovasculares, etc.

Estos índices de accidente aumentan más cada vez que se acerca algún puente como éste lunes pasado o simplemente para la temporada de vacaciones con motivo de la Semana Santa, siendo éstas las primeras del año.

También la falta de medidas de seguridad que tienen estos transportes para los delincuentes comunes, ósea los raterillos que con una facilidad atraviesan un vehículo o cualquier otra cosa para obligar a que se detengan y se suben para asaltar a los pasajeros quitándoles no solo sus pertenencias sino barren hasta con papelería como las credenciales del IFE, para votar.

La falta de control que tienen las compañías de transporte para poder regular los levantones que hacen los chóferes durante el recorrido que es dinerito extra para sus “cheves” y por otro lado son las pérdidas para el negocio, exponiendo a su vez a los pasajeros por no tener la certeza de quienes son a los que suben, si a esto le sumamos que no sirven los detectores de armas instaladas en las centrales de autobuses.

Es ya tiempo que las autoridades federales del transporte den una revisada a las unidades de las empresas que están en las centrales de autobuses y aquellas que por alguna razón desconocida están instaladas ya sea en las entradas y salidas de las ciudades donde no existe espacio suficiente para la parada del autobús siendo éstos un simple “localito” de renta donde montan un mostrador con dos o tres computadoras para la venta de boletos.

No es justo que en estos percances son los clientes o sea los pasajeros quienes tienen que cargar las culpas e irresponsabilidades de empresas que dice ser segura, pero que nada tiene de eso más que un simple papel en donde lo certificó una empresa privada que nada hace gratis y que cobra por extender esos dizques certificaciones de calidad.

Deja un comentario