Desafío: Pobres Apuestas

*Pobres Apuestas
*¿Quién Dividió?
*Morena se Infla

Como nunca, Acción Nacional se muestra muy poco optimista respecto a las elecciones de junio próximo en doce entidades del país que renovarán gubernaturas, la mayor parte de ellas bastante cuestionadas por los malos manejos de quienes permanecen como mandatarios estatales, sobre todo algunos por quienes se clama, ya desde ahora, por sus cabezas.
En circunstancias como la del presente, la posición debería estar de plácemes, tirada hacia adelante como se dice coloquialmente, por camina por un campo que el PRI ha dejado devastado, en la mayor parte de las regiones a disputar o con sus aliados como el nauseabundo Mario López Valdés, Malova, peñista hasta más abajo de la cintura, quien se permitió el lujo de abanderar una turbia alianza del PAN y el PRD más como infiltrado que en el papel de militante “convencido”. Le bastaron quince minutos para cambiar de bando… sin dejar a un lado sus afectos personales a favor del presidente peña a quien, asegura, le “debe todo”.
Pues bien, Acción Nacional, el partido que más impulsó a MALOVA –el PRD se sumó a última hora un tanto a regañadientes-, no se plantea mantener al narco-estado, Sinaloa, desde donde nacen y se exportan casi todos los narcotraficantes de relieve, convencido de que el titular del Ejecutivo local es un gánster –así se escribe en castellano-, al servicio del PRI, siempre lo fue e incluso convenció al señor peña para que lo dejara “en la posición”, esto es sin reintegrarse al PRI, para servirle mejor como una especie de caballito de Troya. Y vaya si cumplió su cometido: las complicidades non santas han sido las mejores de cuanto va del sexenio.
Pues bien, el dirigente panista, Ricardo Anaya Cortés, queretano, quien no ha podido solventar las duras presiones internas, se plantea, en una perspectiva “realista”, conservar Puebla –donde Rafael Moreno Valle pintó de azul su feudo a costa de opresiones sin nombre-, Aguascalientes –donde el beodo gobernador Carlos Lozano de la Torre no fue sino un negociador tramposo de la mano del panista Luis Armando Reynoso Femat, de quien no nos explicamos cómo puede seguir en libertad-, y Durango considerando que su candidato, José Rojas Aispuro, lleva ya una década como candidato al más puro estilo de López Obrador y mantiene a un buen número de simpatizantes. Y es todo: el que fuera segundo grupo político del país se confirma con tres de doce gubernaturas “en el mejor de los casos” aunque no desestima “ganar” en Veracruz, como una apuesta sin sentido, con el rapaz Miguel Ángel Yunes Linares, quien fue entenado –o algo más- de la maestra Elba Esther Gordillo, ahora de luto por la reciente pérdida de su hija Mónica Arriola.
Lo de Aguascalientes parece irreversible si bien de alto riesgo para el gobernador Lozano. Ni su candidata, Lorena Martínez podrá revertir, retóricamente cuando menos, los saldos negros de su administración; en cambio, Martín Orozco, panista, despojado a mansalva hace seis años con un litigio tendencioso y perverso, cobró camino y va acompañado de una mujer singular, Tere Jiménez, quien disputará la alcaldía de la capital –el setenta por ciento de los electores generales-, con una pasión de servicio fuera de lo común; y lo subrayo a pesar de no simpatizar con este partido porque los resultados saltan a la vista y, de vez en cuando, salta una buena liebre en alguno de los institutos de la partidocracia en extinción.
Con Orozco en el gobierno aguascalentense, deberá esperarse que no habrá perdón ni encubrimiento para Lozano de la Torre. Es lo mínimo que puede solicitarse conociendo las turbulencias ridículas de su administración y la larga cola que le pisan sus aliados y cómplices. Por ello, la probable victoria del PAN –a menos de que el mafioso Lozano pretenda meter las manos hasta el fondo del instituto estatal electoral, lo que daría lugar a un escándalo de altas proporciones-, debe resultar significativa si, a diferencia de lo sucedido en Nuevo León con las promesas de Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, respecto a cuál sería el destino de Rodrigo Medina de la Cruz y el padre de éste, es capaz de querellarse contra Lozano como demanda una ciudadanía afrentada. Ya va siendo hora de que los nuevos mandatarios se fajen los pantalones… o las faldas.
La izquierda, tan dividida, tampoco se muestra con mucho optimismo. Su perspectiva está en las alianzas incomprensibles como la de Quintana Roo en donde Carlos Joaquín González, hermano del secretario de Energía de la administración peñista, Pedro Joaquín Coldwell –uno de los cargos estratégicos del gobierno federal desmantelador-, está en buena posición para disputarle los votos, más allá de los controles electorales de los caciques Borge –aunque los Joaquín también tienen lo suyo-, al priísta Mauricio Góngora Escalante, nacido en Yucatán por cierto y alcalde del municipio de Solidaridad en donde se ubican Cancún y la Riviera Maya, durante largo tiempo filón del Partido Verde, el colista del PRI.
El aire de los fraudes parece haberse convertido en un vendaval, por ahora, y puede desarrollarse hasta alcanzar los niveles de los huracanes. El propio Andrés Manuel insiste, ya desde ahora, que su partido –nunca mejor dicho el adjetivo posesivo-, Morena claro, que aunque “las cartas están marcadas” asegura que obtendrá la mayoría de las posiciones a disputar en pos del Congreso Constituyente. Todo, por supuesto, con base en su palabra. ¿Y cómo lo hará si no tiene los controles y avizora, como siempre, un nuevo manoseo poselectoral con las barajas previamente conocidas y arregladas? Es lo que nunca nos dice el icono de la izquierda.
Está claro, con ello, que MORENA, y acaso el PRD, tienen un mayor interés en las elecciones de la Ciudad de México para la integración de esta nueva entidad, extinto el Distrito Federal, que en cualquiera otra si bien, en el caso de Zacatecas, tiene alguna posibilidad con su abanderado, David Monreal Ávila, hermano de Ricardo, el jefe delegacional de Cuauhtémoc –en vías de ser alcalde-, quien sabe muy bien cómo obtener recursos para financiar campañas.
Hasta hoy nadie investiga cómo fue la “privatización” de la Mina “El Edén”, en la capital de la entidad, que pasó a ser una de las inversiones particulares de Ricardo, el bravucón priísta –así lo calificaban en sus tiempos institucionales-, que se adhirió al PRD para ser gobernador; luego pasó al PT siguiendo las huellas de Andrés Manuel hasta convertirse en uno de los ejes de la Morena del tabasqueño. Todo un círculo de complicidades y complacencias.
En Oaxaca, el PRD también se agarra de la alianza turbia con el PAN y a favor de José Antonio Estefan Garfias, como una opción “contra el pasado autoritario” en clara referencia a los Murat, cuyo junior, el efebo de Los Pinos, Alejandrito, pretende anclar en el cacicazgo, al viejo estilo de otros oaxaqueños que han proyectado a sus cachorros –por ejemplo Diódoro Carrasco Altamirano, ahora panista e hijo del ex gobernador del mismo nombre, quien ahora es representante del represor Moreno Valle en la capital del país-, para seguir medrando a la sombra de sus latrocinios. No busquen mucho, sólo rasquen un poco: un voto a favor de los Murat es una ofensa para Oaxaca y los oaxaqueños. Sépanlo, de plano, quienes duden.
Lo de Tamaulipas es vergonzoso; lo hemos dicho repetidamente, y sólo el triunfo de un independiente, Francisco Chavira por ejemplo, podría recuperar el orden perdido; pero en Veracruz, como también ya sostuvimos, las cosas están peores con la guerra de los Yunes aunque el ex panista Juan Bueno Torio no pierde la esperanza de enfrentar y ganar a los cacicazgos. Lo percibo difícil pero no imposible por el pesimismo de los partidos políticos y la penosa actitud del panismo ante un sujeto de la talla de Yunes Linares.
¿Y Chihuahua? No me atrevo a pensar que los chihuahuenses estén desahuciados siguiendo las migajas priístas que arroja Enrique Serrano Escobar, nacido en Sonora –en el desierto de Altar lo que podría ser una especie de sino-, a falta de otras opciones conocidas y con suficiente proyección. Levántense chihuahuense antes de que los sigan aplastando.
Sólo veo ceros en el panorama.
Debate
Hay una corriente de simpatizantes de Andrés Manuel que se indigna ante cualquier posibilidad de una candidatura independiente a la Presidencia de la República. Bueno, el solo tema les produce un escozor tal que ya es digno de ser analizado por un patólogo político –los hay pero no se muestran-, para poder comprender el incomprensible reclamo sobre la posibilidad de dividir votos y posibilitar así la victoria de la continuidad priísta.
Pero, entonces, viene la discusión sobre quién, de verdad, obligó a la escisión por encima de todas las cosas. Obviamente, los morenistas señalan hacia los “chuchos”, Jesús Zambrano y Jesús Ortega, como los principales actores del “Pacto por México” como si éste se hubiese desarrollado como el célebre de la “Moncloa”, en la España posfranquista, cuando todos los partidos dotaron de gobernabilidad al nuevo régimen parlamentario supeditado a una absurda monarquía, hereditaria sí, por voluntad solemne del “caudillo” –mejor dicho dictador-, Francisco Franco Bahamonde.
Sí, aquel momento fue estelar para peña y achicó a los opositores; pero fue fugaz, no así el encono de López Obrador quien no se atrevió a llamar “espurio” a peña como sí lo hizo con calderón tras el escandaloso proceso de 2006 en el que, sin duda, venció el tabasqueño. No sé cómo nos hubiera ido con él; pero sí sé que la democracia fue traicionada por quienes, desde la derecha, ofrecieron un cambio falaz y mentiroso.
De acuerdo a las versiones de los actores cercanos fue Andrés Manuel quien, como es su costumbre, se mostró intransigente asumiendo el “pacto” mal nacido como una desviación estructural del perredismo y no como el propósito, explicable, de buscar los caminos de la gobernabilidad y la reconciliación tan añoradas. López Obrador se lo tomó tan mal que optó por dar paso a su MORENA, a quien ya traía en la cabeza mucho antes de la asunción presidencial de peña, creyendo que sería cosas de semanas el desmantelamiento del PRD para la suma a su favor de la militancia. No fue así y, en este punto, se define el elemento divisor lo que inhabilita, a Andrés y los suyos, a quejarse sobre otros con posibilidad de restarle sufragios; en todo caso, si tal acontece, ello sería por la falta de credibilidad del tabasqueño o la mejor convocatoria de un aspirante independiente siempre y cuando éste no sea alentado por las fuerzas más oscuras –las del salinismo, por ejemplo, respecto a Jorge Castañeda Gutman, y las de los empresarios afines al gobierno, en el caso del locutor Pedro Ferriz de Con-, del sistema político.
El horno revienta y López Obrador se va quedando sin discurso.
La Anécdota
–¿Te gusta la MORENA?
–¿La que va por allí caminando?
–No, por favor. La de López Obrador.
–¡Ah, esa! Pues te diré que es como las italianas: parecen seductoras, te atraen sin remedio, y al año están más infladas –gordísimas- que la suegra. Y en este caso la matrona no es otra que manuel bartlett. ¡Dios nos libre!
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
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ES DIFÍCIL CONFIAR EN EL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO; MÁS A SABIENDAS DE QUE LOS RACISMOS ESTÁN A FLOTE EN LOS LABIOS DEL PRESIDENTE DEL INE, LORENZO CÓRDOVA VIANELLO. SI TRUMP AVANZA CON SU XENOFOBIA, ¿PRETENDERÁN IMITARLO LOS ADHERENTES DEL PRI?

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