
Desafío: Un solo Voto y ya
- Creyentes o Ingenuos
- Protestas en Crecida
- “Un solo Voto y ya”
No hay elecciones satisfactorias, en México y otras naciones incluso del “primer mundo”. Una muestra: en Estados Unidos, falsarios defensores del “mundo libre” según dicen, no puede hablarse de limpieza luego de que Al Gore optó por evitar un colapso institucional en 2000 luego de los manoseados escrutinios de Florida que dieron la “victoria” a Bush junior unos meses antes de los atentados terroristas en Nueva York. No existe credibilidad ante las evidencias múltiples del manejo de las mafias con enorme poder territorial y la certeza de que los gobiernos se construyen con acuerdos soterrados entre las mismas.
La incredulidad, por supuesto, no surgió por casualidad ni por generación espontánea sino es fruto de una larga secuela de manipulaciones, desviaciones y fraudes burdos, descarados, contra la voluntad ciudadana. Hoy amanecimos, por ejemplo, con noticias sobre victorias que no lo fueron y mantienen indignados a la mayor parte de los mexicanos; y así ha sido lo mismo el año pasado, 2015, que a través de cada una de las jornadas comiciales del nuevo siglo, sea bajo el mandato de la derecha o la recuperación priísta insólita basada no en la capacidad de quien fue su candidato en 2012 sino más bien en su solvencia física y el apoyo de una masa popular variante, por poco informada, y vulnerable todavía al acecho de las corporaciones políticas y/o criminales.
En esta condición, la partidocracia impuso sus leyes, aplastó las posibilidades de los independientes –algunos de ellos claudicaron sea por ausencia de recursos o por no poder elevar coberturas-, y repartió las gubernaturas de tal modo que todo parece el desenlace de un libreto preestablecido, o de los acuerdos subterráneos claro, por la cúpula del poder intransigente y ciega. No perciben que el malestar general sube de tono precisamente en la medida en la que la intolerancia eleva sus momios y cierra las salidas a la ciudadanía madura que no se deja llevar de la mano por una clase política sucia, putrefacta, absolutamente nefasta. Y no hablo únicamente de la del PRI.
Las negociaciones, sin duda, fueron el sello de las jornadas electorales en trece entidades y en la ciudad de México en donde la pretendida Asamblea Constituyente –debiera denominarse Congreso-, se trazó bajo la disputa territorial entre el PRD, que gobierna a la capital desde 1997 –casi veinte años ya-, y la naciente MORENA de López Obrador que quiere correr antes de aprender a caminar; y, como tal, no son inusuales sus tropezones y la ausencia de definiciones, por ejemplo, respecto a los rectores de las elecciones en cada entidad, forjados al calor de los cacicazgos regionales y gubernamentales –Hidalgo, Oaxaca y Puebla son los ejemplos más claros-, pese a aceptar participar en un juego viciado.
No comprendo cómo, en el nivel federal, se mantiene en la presidencia del Consejo del INE a un racista, Lorenzo Córdova Vianello, de quien derivan como ramas de un árbol enfermo, aunque legalmente no está establecido así, los responsables de los institutos y consejos estatales con la venia de los respectivos gobernadores. De tal suerte la justa comienza si se es capaz de reducir al mandatario de cada estado metido, hasta el cuello, en su sucesión para amarrar a su favor los hilados de la impunidad y salir avante de las múltiples acusaciones en su contra.
Ni uno solo de los ex gobernadores cuyas gestiones terminaron hace un año ha sido llamado a juicio; ni siquiera el defenestrado guerrerense Ángel Aguirre Rivero, el priísta-peñista lanzado por una alianza turbia, quien llevó a su entidad a la desatada violencia que prohijó no sólo la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa –la mayor verruga en el enfermo rostro de peña nieto-, sino a una tremenda protección a quienes, a través de compañías canadienses al amparo del Grupo México de Germán Larrea Mota-Velasco, el mayor asesino de mineros de la historia, esclavizan a cientos de inmigrantes y a mexicanos “desaparecidos” a quienes muy pronto se dan por muertos y acaban bajo la fresca tierra que cubre centenares de fosas clandestinas, desde la norteña Tamaulipas hasta la tierra caliente del sur.
Y no es todo. Cuantos insisten en que si no se acude a votar puede dar lugar a la malsana utilización de su espacio son víctimas de sus propios temores. Ya lo he dicho varias veces: hasta la fecha no se ha perseguido, mucho menos encarcelado, a nadie que no haya ejercido su derecho al voto y en cuanto al relleno de boletas, éste se hace cuando no existen representantes de otros partidos en las mesas de escrutinio propiciando con ello la amoral colusión de los funcionarios electorales; por ello, siempre es recomendable que cada ciudadano elector siga el trayecto de los paquetes electorales en la medida de lo posible.
Las cosas no cambiaron de tono porque los partidos, en realidad, tienen sus propios acuerdos y se dejan llevar por la corriente; es la sociedad afrentada la que sale a las calles y promueve el fin de las manipulaciones si bien son muy pocos los casos en los que se ha logrado, hasta hoy, el objetivo. Fue posible, por ejemplo, en Michoacán tras meses de asedio popular contra el Palacio de Gobierno en 1991; también en San Luis Potosí gracias a la vigorosa lucha del doctor Salvador Nava, a quien jamás debe olvidarse, y cuya muerte convocó hasta al entonces presidente, carlos salinas, a viajar hasta la capital potosina con el supuesto de liberar su atormentada conciencia. Por esta senda pueden obtenerse frutos.
También es cierto que, en la mayor parte de los conflictos poselectorales, poco se avanza ante la resistencia vergonzosa de las instituciones encargadas de regir los procesos que culminan en el célebre TRIFE, en donde siete sabios se erigen en lo que otrora era el Colegio Electoral formado por las propias Cámaras entrantes aunque la fórmula sucumbió ante el “mayoriteo” de los priístas desbordados. Pero, hasta este momento, la solución es bastante peor.
¿Existe confianza, por ejemplo, de que los casos de Veracruz, Tamaulipas, Zacatecas y Oaxaca lleguen a la instancia final cuando se sabe que desde el Ejecutivo las consignas han sido dictadas de acuerdo a las conveniencias ex professo del mandatario federal en turno? Pocas veces -se cuentan con los dedos de las manos-, las consignas se revierten en el TRIFE y, por lo general, cuando el radar de Los Pinos percibe indispensable dar marcha atrás. No creo en la autonomía de los órganos electorales porque he atestiguado, desde su fundación, la manera cómo funcionan para servir al establishment por encima de cualquier otro interés. Y en esta trampa volvieron a caer quienes acudieron a sufragar ayer en trece entidades del país.
La parodia no termina aún. Nos dirán, como siempre, que las elecciones fueron “ejemplares” aunque la abstención, como en Tamaulipas, haya ganado la partida con amplitud o las mafias quieran imponerse a sangre y fuego contra la voluntad ciudadana acechada desde el inicio de la contienda. Ayer se votó con miedo en media docena de estados y en otros más sencillamente la abulia, el cansancio y el desprecio fue la medida real de una comunidad harta de farsas y de sufragar sobre cajas de plástico, supuestamente transparentes, en donde se acumulan papeletas desde antes de iniciarse las votaciones. No hay prueba mayor del fraude descarado.
Por supuesto, son millones quienes optan por vender sus votos y los de quienes están ausentes, sea porque trabajan “al otro lado” o porque murieron, con las credenciales de éstos y a cambio de migajas. Mientras más dinero tenga el candidato más será la colecta de sufragios sucios, denigrantes. Y de esta línea no se ha movido el nocivo sistema que sigue teniendo como voceros, desde el lejano 2000, a los priístas Manlio Fabio Beltrones y emilio gamboa patrón. Los demás sólo les siguen el juego si bien el primero, para muchos, ya es sólo un líder de pacotilla quien ni siquiera puede entrar a los Estados Unidos porque, como manuel bartlett, quizá ya no pueda salir del poderoso país vecino.
Otra parodia; y una mayor descomposición del tejido político.
Debate
Lo inevitable es el clamor. Las protestas se intensifican y el panorama nos invita a avizorar un colapso. Pero también a esto estamos acostumbrados por la reiteración de los puños en ristre que no están dispuestos a dar un paso más por temer al espectro de la represión; más ahora cuando, desde el Pentágono, se aduce que el ejército mexicano tiene una enorme disposición, y certera además, para matar a los civiles en desgracia. ¡Y lo exhiben desde el centro neurálgico del país más belicoso de todos los tiempos!
Los maestros disidentes no bajan la guardia y han exhibido y destazado la pobre figura de Aurelio Nuño Mayer, imagen perfecta del decaimiento notorio de un gobierno cuya vulnerabilidad crece al ritmo de sus fracasos e imposiciones de baja ralea. Como en los viejos tiempos, los abanderados del PRI recibieron el palomeo en la residencia oficial; y no sólo eso, también los de otros partidos en el colmo de la desvergüenza y de la partidocracia fundida con el presidencialismo.
A los gremios en lucha se suma la ciudadanía indignada por las malsanas elecciones del domingo y la anuencia presidencial para consumarlas bajo el supuesto de que los incidentes fueron mínimos. Claro, ya tenían arreglados los resultados de antemano y no se movió ni una hoja del frondoso árbol de Los Pinos. Pero, no sabemos el costo, por ejemplo, por los servicios castrenses ni por la operatividad de los corruptos coludidos. Y es éste el que, al parecer, no están dispuestos a pagar quienes han sido burlados.
La Anécdota
Con voz pontifical sonaron las voces de los operadores sucios:
-Nos basta con un solo voto para ganar… ¡así es la democracia!
Es hora de decirles que están profundamente equivocados: la democracia es el gobierno de las mayorías no del dedo presidencialista. Y la voluntad de la mayor parte de los mexicanos ha sido sepultada por porcentajes que no rebasan el treinta por ciento del total de sufragios emitidos: de acuerdo a los datos oficiales, los próximos gobernadores se enfrentarán a una comunidad en donde ocho –o nueve- de cada diez gobernados los repelen.
La democracia comienza en las urnas cuando están libres de manos sucias, lo que en México es poco frecuente.
Pero es un hecho que no termina en este punto.
La legitimidad suele perderse cuando el consenso general es negativo, en gran parte, al actuar de sus representados.
De allí que peña nieto sea, en este momento, un mandatario sin solvencia moral ni política.
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