Desafío: Presidente Sensible

*Presidente Sensible
*Los Rumores Abruman
Por Rafael Loret de Mola
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Un presidente fuerte –no autoritario- debe exhibir tanta firmeza como sensibilidad; además de no tener la piel demasiado sensible ni reaccionar con visceralidad a las críticas por los errores cometidos o por las diferencias de criterios con los medios de comunicación sobre hechos puntuales y específicos. Más allá de si está o no comenzando su gestión debe admitirse que el arranque despertó esperanzas en muchos y en otros tantos levantó sospechas y este desnivel tan pronunciado tiende hacia los radicalismos indeseables.

Soy partidario de la cuarta transformación, sin serlo de MORENA como algunos desearían para afiliarme a los incondicionales y mercenarios que se hacen pasar así para reverenciar al presidente y estirar la mano por ello, pero conservo sobre todo mi indiscutible derecho a ejercer la crítica como contrapeso viable a las desviaciones y abusos del poder del Estado y de los gobiernos emanados del voto popular, indiscutible, como pocas veces se había visto antes. Precisamente en esto consiste la diferencia.

Fue costumbre reiterada en el pasado muy cercano aplicar la vieja sentencia de lópez portillo: “no pago para que me pegue una prensa que pega para que le paguen”. A los críticos tal generalización dañó nuestra credibilidad y menguó severamente nuestra presencia y tal nos fue llevando al abismo que significa contar con escasos recursos para proseguir el camino liberado de empresas cómplices de cada régimen sexenal. A veces mantener la honestidad como bandera, que en el periodismo significa imparcialidad, es ir en sentido contrario a las exigencias de quienes forman gobierno y no toleran ningún cuestionamiento.

No se equivoquen: si alguno pensaba que la crítica estaba dirigida al presidente de México no es así; me refiero al “pato” Donald Trump quien no deja de descalificar a los periódicos más influyentes de la Unión Americana cada que se atreven a señalarle sus estridencias verbales; no soporta la crítica ni de las actrices de Hollywood ni lo que él considera “perversidad” de los diaristas empeñados en socavar a su gobierno, por ahora en cierre, en plena campaña a favor de la construcción del muro de la ignominia. Cualquier parecido con el mandatario mexicano es pura y total coincidencia como los cartabones de las primeras telenovelas que se atrevieron a tocar las miserias de la clase política bajo la dirección de Epigmenio Ibarra. 

Como sabemos que el señor López Obrador es demócrata esencialmente estamos ciertos de su papel conciliador y no entendemos las razones por las cuales se enfurece cuando algún medio maneja estadísticas alejadas de las propias y, sin dar a conocer éstas, lanza denuestos al por mayor por su derecho a la libertad de expresión; sólo que, de acuerdo a la ley, el titular del Ejecutivo federal sólo puede hacer aquello específicamente ordenado por la Constitución “y las leyes que de ella emanan” y no existe apartado alguno que posibilite al alto funcionario a reaccionar con dureza ante los señalamientos periodísticos; de tas actitud a la represión parece existir un solo peldaño. Cuidado.

Como no creo que López Obrador sea un peligro, como mal califican los farsantes de los pasamontañas a veinticinco años de una parodia que entusiasmó en su momento y cuyos financiadores tienen los rostros todavía más ocultos, espero una digna rectificación de su conducta intolerante. Ya NO está en campaña y tiene mucho poder en sus manos: ejérzalo con grandeza y no bajándose al palenque de los jaloneos. 

La Anécdota

Los rumores continuarán mientras no existan certezas. Este es el punto verdadero de los excesos en las redes sociales y las falsas noticias manipuladoras que rigen el comportamiento de la mayor parte de los mexicanos. ¿Han notado cuántos caminan con sus celulares con la mirada perdida y los dedos “telegrafiando” mensajes a la velocidad del sonido? 
Como el fenómeno crece y es imposible asomarse a tantos balcones, muchas falsedades quedan registradas por quienes no tienen la menor idea del contexto real al que desprecian para exaltar al cibernético. Tal es el grave peligro para los jóvenes, ya reclutados antes de ser llamados a la Guardia Nacional, cuyo aislamiento es cada vez más grave. 

Tenemos la obligación de actuar, todos, para evitar que el virus siga extendiéndose sin reglas ni educación. 
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