Desafío: Muertos y Muertos
*Muertos y Muertos
*Versiones Absurdas
Por Rafael Loret de Mola
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El primer gran drama colectivo del gobierno en curso se dio el 18 de enero del año pasado, cerca de Tula precisamente en Tlahuelilpan uno de tantos municipios que nos resulta difícil pronunciar porque la mayor parte de los mexicanos ni siquiera había escuchado nombrarlos, lo mismo que Tanhuato o Ayotiznapa, célebres ahora por los crímenes, la barbarie, la represión y la negligencia obtusa de los gobiernos de ayer y hoy. Cuando nos damos cuenta observamos un reguero de cadáveres o tumbas cerradas como donde se encuentran los sesenta y cinco mineros de Pasta de Conchos, Coahuila, desde 2005, a los que con exacerbada demagogia se busca ahora, a tres décadas de distancia, cuando no quedan ni cenizas de os cuerpos inmolados.
Las condiciones y circunstancias han sido distintas; no se pueden comparar con las matanzas de Tlalteloco, el Jueves de Corpus de 1971 o la de Tlatlaya, en el Estado de México, ligadas al ejército o a la marina o ambas instituciones destinadas a la defensa de la soberanía nacional y no a la persecución de civiles y bandas delincuenciales; que sepamos no se han ampliado aún las funciones de estas instituciones por lo que deberían dar cuenta de sus excesos y los de sus comandantes supremos que les dieron el visto bueno; me refiero, claro, a los expresidentes de México tan descerebrados que se atreven a cuestionar a la administración actual con las colas encogidas para que no se las pisoteen. Miserables.
Lo sucedido en Hidalgo, que continúo en Querétaro y Tabasco con diferencia de horas –aunque no hubiera víctimas mortales en éstas por fortuna-, es una clara evidencia sobre el plan de ataque y destrucción contra el régimen de López Obrador empeñado en perseguir “hasta las última consecuencias”, dice, la red inmunda del huachicoleo que, insistimos, aún no es delito grave; pero sí lo son, y de enorme peso, el sabotaje contra la nación y el terrorismo, en donde este columnista engloba las explosiones y las muertes por ellas ocasionadas sin miramientos. Y así es como debe extenderse el juicio contra las grandes fortunas que están detrás.
Aseguran que el cártel Jalisco Nueva Generación es el que más se beneficia del robo de gasolina y la venta de la misma adulterada; puede ser. Pero, sin duda, hay cabezas muy ricas y con cabellos entrecanos o calvos ya que han sido los verdaderos creadores de las redes amorales, perfectamente localizadas ahora a cambio de la ceguera de los anteriores gobiernos sobre todo el del ladrón peña, quienes son los que debieran responder no sólo del robo –delito menor- sino de las muertes, el sabotaje y el terrorismo –delitos mayores-.
La Anécdota
Tres versiones oficiales que burlan la inteligencia del colectivo:
1.- Tras la explosión de la mina de Pasta de Conchos, durante varios días, que los mineros podrían rescatarse a pesar de que se sabía que las temperaturas alcanzadas por el gas grisú eran de más de 4 mil grados centígrados y que, por ende, las víctimas se calcinaron en minutos.
2.- La estupidez de que el avión donde viajaban Mouriño y Vasconcelos, en noviembre de 2008, fue sacudido por una estela de turbulencia dejada por una aeronave que le precedía para aterrizar en la Ciudad de México; de ser tal, cientos de jets en las mismas condiciones habrían colapsado.
3.- La enorme tontería sobre la supuesta fricción de ropa como conductora de electricidad y la posterior explosión del ducto de Tlahuelilpan. Si esto pudiera sostenerse ya habrían volado miles de personas alrededor de los ductos de PEMEX, no pocos de los cuales atraviesan los jardines de niño, primarias y secundarias construidas por los gobiernos asesinos.
No dudo, uso el sentido común.
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