*Extrañas Perspectivas
*Evaluación Educativa
*Despacho Presidencial

En 2018 el mundo no será igual. ¿Para bien? Nos tememos que no. La composición de fuerzas internacionales, acicateada por un fascista desde la Casa Blanca –ya comenzó a guerrear con Taiwán antes de posesionarse de la presidencia de los Estados Unidos con el consiguiente correctivo de quienes aún detentan el poder en Washington-, se traducirá en un cúmulo de presiones mayores sobre las llamadas “economías emergentes” –en el grupo donde se acomoda a México-, necesitadas de un equilibrio financiero universal para poder desarrollarse; si no lo hay, no puede existir otro pronóstico que no sea el caos. Quizá por ello el voluminoso Agustín Carstens prefiere “retirarse a tiempo” como gobernador del Banco de México.
Desde luego, apenas inicie el mandato del “pato” Donald Trump, quien no sabe actuar como estadista sino prefiere mostrarse como un “gallito” de vecindad, comenzarán los “disparos” contra nuestro país, no sólo en materia de políticas migratorias –con la intención de deportar a tres y medio millones de coterráneos-, sino igualmente para afectar nuestro comercio –asimétrico ya ante las grandes potencias de América del Norte-, y la depauperada economía dependiente sólo de una divisa, el dólar, como estrategia para mantenernos en condición de nación satélite. Tal circunstancia nos ha llevado al abismo del estado fallido.
Para colmo, la ausencia de obras de infraestructura, la galopante corrupción que favorece a las multinacionales –incluyendo las criminales-, el ostracismo presidencial –reducidas las actividades del Ejecutivo a una por día por efectos de su notoria enfermedad-, y la demagogia de la clase política que, por ganar votos, son capaces hasta de prohibir que se honre a la madre para privilegiar la libertad de los adolescentes desenfrenados, han restado e incluso anulado todo vestigio de moral gubernamental y social en aras de un clientelismo barato y miserable, a veces incondicional por los veneros de la manipulación y del maniqueísmo –entre el bien y el mal absolutos-.
Se olvidan, sí, que un buen número de mexicanos, acaso la mayoría consciente, está harta de la partidocracia y de sus abanderados, del presidencialismo asfixiante y de la militarización disfrazada que adelanta, o lo parece, un futuro infeliz bajo los cascos y las botas castrenses. Hablamos de quienes desprecian a los postulantes porque no han perdido la memoria y conocen sus orígenes y prevén sus intenciones, además del peso intrínseco de sus repudiados partidos caracterizados por su aversión a las haberes y el despilfarro como si tal condición fuera asegurar para las dirigencias un estatus salvador para ellos, sólo para ellos y sus familiares cercanos, libres de apreturas financieras por varias generaciones, a costa, claro, de quienes son y serán empobrecidos. Tal es la justicia “democrática” impuesta a los mexicanos.
Mientras, claro, no cesan las agresiones y los constantes brotes de violencia que alimenta un clima y un entorno bélicos. En Sinaloa, por ejemplo, en donde está por salir Mario López Valdez, MALO-VA, el abyecto cómplice de los “capos” de mayor elevado rango –digamos Ismael “El Mayo” Zambada, hasta hoy intocable-, los intereses comunes aseguran la continuidad con Quirino –Quinina- Ordaz Coppel al frente del Ejecutivo; con él iniciará el año 2017 como el peor de los augurios al reverdecer la cuna, una vez más, de los cárteles más poderosos. Estamos copados, sí, por una mafia interminable de intereses corporativos y criminales que se impone incluso a través de las alianzas turbias, como en esta entidad, o validando a pillos de elevado rango, digamos en Veracruz en donde el PAN postuló, sólo para ganar los comicios sin destino otro, al pillastre Miguel Ángel Yunes Linares, el patriarca de un clan que pretende, como en Coahuila, convertir a una familia vistiéndola de color imperio con todo y el enjambre del derecho divino de sucesión.
Las esperanzas para 2018 ya se han diluido, no solo en México sino igualmente a través de Latinoamérica –sin concurso de España agregando el sustantivo “ibero” con miras a consolidar la pretendida y repelente neo-conquista-, en donde las convulsiones para desintegrar a la izquierda llevan por prenda los procesos superficiales en Brasil contra Dilma Rousseff y Lula da Silva –lo de Cristinita, en Argentina, tiene un sesgo distinto-, mientras agoniza políticamente Rafael Correa, en Ecuador, y sobrevive artificialmente, a punta de fusiles, el fantasma de Chávez, poseso Nicolás Maduro Moro, en Venezuela.
Digamos que la muerte de Castro –esperada pero aun así inoportuna-, desequilibró ciertos contrapesos destinados a frenar la oleada de ambiciones del norte si bien Cuba ya está en el juego del capitalismo y su expansión. Pese a ello, Fidel, dictador desde luego al repeler a sus adversarios y anular la libertad de expresión, era una enorme catarata de ideas para amparar a las naciones del tercer mundo del avance inmisericorde de los pueblos oficiosamente debilitados, bajo la opresión financiera, por la propia superpotencia.
También, de hecho, desapareció el fiel de la balanza, la célebre Doctrina Estrada en pro de la autodeterminación de las naciones –hecha añicos por los aires belicistas del clan Bush y Obama además de los desmanes, por ahora retóricos, del güero multimillonario de Nueva York-, para derribar el muro del Derecho y hacer crecer el de la ignominia propuesto por el enajenad señor Trump a quien algunos comienzan a defender alegando que la señora Clinton ¡era apoyada por las grandes corporaciones!, olvidándose que Trump es parte de ellas y uno de los grandes defensores del nacionalismo estadounidense basada en la teoría del más fuerte comiéndose al débil, royéndole como hacen las ratas, hasta la extinción total de éste.
El cinismo retoma la cúspide más alta. Como cuándo Hitler organizó la primera sociedad protectora de animales mientras enviaba a los hornos de cremación a millones de seres humanos –no puntualizo razas ni religiones en aras a la igualdad de todos los racionales-, en el brutal Holocausto que marcó a millones de seres humanos, aún hasta nuestros días, y modificó las pautas históricas elevando el peso de la barbarie sin límites, aberrante, contra toda lógica y cualquier signo de raciocinio.
Para colmo, en cuanto a México, el 2018 se nos presenta, desde ahora, sin opciones reales de gobierno. ¿Apostamos por Andrés y lo imaginamos negociando en la oficina oval con el enajenado Trump jugando a las matatenas? ¿O a la apocada Margarita pellizcándole a su consorte para que le “sople” al oído no llevar su reclinatorio a la Casa Blanca? ¿O al “chino” Osorio Chong –algunos le llaman “Chin…ga”-, tartamudeando ante la andanada de los norteamericanos? Cualquiera de estos cuadros resulta, francamente, deplorable.
De lo anterior resultan los rumores que hablan de la posibilidad de postular a ¡Carlos Slim Helú!, quien dice ya compró su propia escudería de F-1 para desplazar a los partidos y hacerse de ellos como quien compra Telmex a precios de regalo. Con Slim, los encuentros bilaterales con Trump sería menos tensos, aunque se tratara de un mexicano quien, en este caso, fue su socio más adinerado y puede, por tanto, mirarlo bajo del hombro. Además tendría una larga serie de ofertas, éstas sí efectivas, para alcanzar y dejar atrás a los demás postulantes.
Veamos: reducir las tarifas telefónicas a la mitad –el justo medio-, un treinta por cierto menos en cualquier mercancía comprada en sus almacenes-cafeterías –excepto los libros porque nos ahorcaría a los autores-, reducir las cargas en las inversiones de INBURSA y, por supuesto, realizar obras de rescate de las “favelas” mexicanas de gran extensión.
Con dinero baila el perro… incluso el bull-dog próximo a habitar la casona de la Avenida Pensilvania en Washington.
Debate
De acuerdo a evaluaciones internacionales, México se sitúa entre los lugares cincuenta y ocho y sesenta entre las naciones con mejor calidad educativa, esto es más debajo de la media que fue sometida a la medición –La Nación, de Argentina, 6 de diciembre de 2016-, muy por debajo de naciones como Chile, Argentina, Uruguay y Colombia, entre los países de Latinoamérica.
Los maestros disidentes han insistido en evaluar a la clase gobernante como se hace con ellos a partir de la inductiva reforma “educativa” que NO plantea, en ninguno de sus pomposos artículos, mejorar los niveles académicos de los educandos; se centraron en coartar al magisterio, romperle las alas y silenciarlos, lo que no ha sido posible como se demuestra en Oaxaca, ahora mismo, siendo el único gremio dispuesto para acotar al junior efebo, Alejandrito Murat Espinosa, quien se apoderó del poder en una sede alterna blindada porque no pudo entrar al Congreso y es casi imposible, para él, hacer lo propio al Palacio de Gobierno.
La numeraria internacional ha dado la razón a los maestros al exhibir el retraso evidente de los mexicanos en ausencia de programas educativos modernos que no sean panaceas ni parapetos para la clase política en el poder. El peñismo, con un mandatario ignorante, ha tirado por la borda todo intento de elevar los canales esenciales del desarrollo. No hay peor presidencia que aquella empobrecedora, moral, social y económicamente. Y este es el saldo, hasta hoy, de la administración federal en curso. Y va para peor.
La Anécdota
Nadie explica, en el despacho presidencial, las razones reales por las cuales las acciones del llamado “primer mandatario” –es mandante en los hechos-, se han reducido casi lastimosamente: una sola actividad al día con discursos muy elaborados; pero él insiste en salirse del texto para exhibir su precariedad mental. Y tal lo vuelve más vulnerable todavía.
Una fuente del Hospital Militar revela que el titular del Ejecutivo ha acrecentado sus visitas para someterse a tratamientos severos de quimioterapia, cuidando de evitar la caída del cabello con técnicas sofisticadas, sin dar a conocerlos a la opinión pública pese a la gravedad del paciente y sus repercusiones en la vida nacional.
Basta verlo y escucharlo, digo…
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
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México no puede continuar sin una real competencia de liderazgos y la consolidación de contrapesos para hacer efectiva a la democracia. De otra manera, sencillamente, nos empinamos hacia la ruina del estado fallido.