Desafío

Desafío: Cuando Bajan la Cara

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Los caciques de Veracruz, todos con el mismo apellido, parecieran modernizarse con el falaz argumento de que el nepotismo llegó para quedarse. Si en Argentina una mujer reemplaza a su marido y en los Estados Unidos un hijo sucede a su padre con un periodo de por medio y una ex primera dama intenta volver a su Casa Blanca luego de ocho años durante los cuales albergó a una familia afroamericana, ¿Por qué no puede aspirar a lo mismo quienes se sienten dueños del “pedacito de patria que sabe reír y cantar”?

Debería agregarse a la letra del gran Agustín que también sabe modificar la voluntad de sus hijos bajo gobiernos demagogos y profundamente corruptos, lo mismo el que se va que aquel en trance de instalarse en el Palacio cuyo balcón da hacia la capilla del Obispo Santo de Veracruz, Monseñor Rafael Guizar y Valencia acaso en una alegoría furiosa de la balanza entre Dios y el demonio quien, por desgracia, va ganando en el juego político. El equilibrio entre el bien y el mal hace tiempo se rompió a favor de las perversidades más terribles y desplazando toda virtud a la fosa de las ingenuidades de los mexicanos cuyas voces no cesan de gritar, sin éxito, as desventuras de una nación terriblemente golpeado por la impudicia y la corrupción más escandalosas de la historia luego de casi un siglo de la promulgación de la Carta Magna de Querétaro.

A estas alturas, pese a cuanto exponga el vocero del Instituto Nacional Electoral y las supuestas querellas presentadas para alargar la agonía del PRI en siete de doce entidades que renovaron gubernaturas –curiosamente en donde fue más evidente el fraude, digamos Oaxaca, Veracruz y Tlaxcala, las voces disidentes callaron como si les fuera ordenadas disminuir las presiones en aras de los felices acuerdos soterrados que laceraron el pronunciamiento de los electores-, nadie se cree en la limpieza de los comicios del domingo 5 de junio como tampoco es posible refrendar las votaciones anteriores, incluyendo las fraudulentas de 2006 y las manipuladas de 2012.

Desde luego, en la mayor parte de las entidades en donde se votó, se observó como el PAN, por las mañas asimiladas y la capacidad estructural, se convirtió en el nuevo PRI mientras el partido en poder de la Presidencia se mantuvo siendo el mismo. No hubo victoria para los electores sino un contumaz fracaso del establishment que fue incapaz de honrar, como no lo hace desde tiempo atrás, algún resquicio de su compromiso supuesta y falsamente democrático. Desde luego, en el aparador quedaron las trapacerías extremas de las dirigencias, los gobernadores y de la mano que mece la cuna de éstos, la del presidente de la República, empeñado a colocar a sus favoritos contra el consenso general. Tal fue el caso de Oaxaca en donde la fraudulenta victoria del junior Alejandrito Murat le costó al PRI despojarse de Veracruz y Durango, cuando menos; y querían más los panistas sin miramientos sobre los pronunciamientos populares.

Así, el PRI apenas tendrá mayoría en el ejercicio de las gubernaturas, diecisiete por quince, pero con un consenso a la baja. Quienes se presentan como “expertos” alegan que tal situación favorecerá las intenciones del PAN por recuperar la Presidencia en 2018; esto es como si el retorno degradante del PRI no hubiera sido suficiente lección ahora, con el aparador roto del panismo a lo largo de doce años de parálisis y violencia, entre 2000 y 2012, apuestan por el regreso de la derecha como si los mexicanos, además de amnésicos, fuéramos, de verdad, masoquistas.

Fíjense: la alharaca veracruzana, concentrada en un duelo de familia por demás insolente y de cara a un acuerdo cupular tan aberrante como los juegos soterrados de Miguel Ángel Yunes Linares, falso “vencedor” de la justa por la gubernatura sobre su negligente primo, el priísta Héctor Yunes Landa, sólo tendrá efecto por dos años, mismos que cubre el lapso por el cual se votó. Luego, en 2018, claro, empatadas las elecciones estatal y federal, volverán los veracruzanos a sufragar el alto costo de las campañas con varias cartas deprimentes:

  •  Yunes Linares, nepotista peor a los Moreira de Coahuila –en donde habrá comicios en 2017 lo mismo que en el Estado de México-, ya prepara a su hijo, el senador panista Fernando Yunes Márquez, como virtual heredero bajo el manto azul del panismo incongruente y traidor a los ideales de sus ilustres fundadores. Ya no es el PAN que deviene del marginado Partido Católico sino el Nuevo PRI exaltado, no como PRIAN sino, más bien, en condición de aumentar los vicios del sistema a partir de los conocidos. Por eso, claro, se catapultaron de nuevo luego de observar cómo se reducía su militancia, a trescientos mil miembros nada más –perdidos un millón-, tras la deplorable actuación de felipe calderón.
  • El PRI, desde luego, ya sin Manlio –a quien si no le cortan la cabeza se transformaré en hiedra venenosa-, buscará un resquicio para nominar a un aspirante más fresco, esto es sin el hándicap del apellido caciquil, dispuesto para una nueva alternancia sin cambio sustantivo y apartado del ominoso lastre de Javier Duarte de Ochoa, el mandatario coyón quien, de inmediato, pidió la reconciliación para tratar de tranquilizar al desbordado Yunes Linares quien gritó, a los cuatro vientos en la hora de los escrutinios, su propósito de encarcelar al peor de los gobernadores del país. (Lo mismo se dice, en Chihuahua, sobre el otro Duarte, César, a quien le mueve el tapete el “victorioso” Javier Corral Jurado).
  • No se olvide que Andrés Manuel, quien sólo protesta cuando se trata de defender los votos emitidos para él y no los que avalan a sus correligionarios, cuenta con importante capital político en la región desde hace años y puede reciclar a Cuauhtémoc García Jiménez, el abanderado de MORENA cuya discreción, al no aceptar los resultados, pasó de largo en el proceso.

Detrás de todo este desbarajuste parece encallar el barco que va rumbo al 2018. Lo digo porque, después de tantos ajustes para hacer coincidir la jornada comicial federal con las estatales, no estamos muy seguros de que tan sirva para la estabilidad o para prender fogatas por toda la nación hasta llegar al punto de no retorno en cuanto a la ingobernabilidad y la capacidad de la clase gobernante para rechazar la furiosa marea de una ciudadanía profundamente harta –no sólo cansada- de los fraudes soterrados y recurrentes por obra de mafias tan nefastas como la de los Yunes.

Esto es, ya no hablamos de cerillos sino de hogueras prendidas de antemano a causa de la insensibilidad de la clase gobernante que se afana en negociaciones tan burdas como la de Veracruz. Y, claro, de ello se aprovechan quienes quieren pulverizar los sufragios para dar paso a mandatarios avalados por la quinta parte del Padrón, es decir lejano el consenso mayoritario, mientras eluden la demanda general a favor de las “segundas vueltas”, bastante más baratas que repetir comicios con dos años de diferencia tras una exaltada crispación general.

Noté, en mi reciente visita a Xalapa, donde me fue otorgado un reconocimiento inapreciable por tantos libros críticos, un agudo desconcierto; quienes me dijeron que habían cruzado sus boletas en pro de Yunes Linares, bajaban la cabeza avergonzados, como si quisieran lavar sus conciencias ante el repaso de las mil marrullerías del sujeto y una evidencia sin réplica posible: siempre ha salido mal, perseguido por los escándalos, de cuantos cargos ocupó antes, durante y después de su concubinato política con elba esther gordillo morales, la “novia de Chucky” -¡qué nadie usurpe el bautizo que le di a esta mujer fiel al retrato de la política mexicana!-.

En fin, ya desde ahora estamos imbuidos en el presunto fraude electoral de 2018 en los que la izquierda tiene cerradas las puertas por orden de los “aliados” indecentes de Washington quienes no reconocen más soberanía que la propia. ¡Imagínense si el ganador de la Casa Blanca, en noviembre venidero, es Donald Trump! Requeriríamos de una verdadera revolución –pacífica, espero-, para podernos sacudir de encima al Tío Sam y sus pretensiones ingerentistas.

Debate
Desde luego, no sobran las lecciones que dio la ciudadanía aunque los sufragios no fueran respetados. Ya va siendo hora de modificar el sistema electoral, en serio, con controles electrónicos en la era de la informática y empresas civiles al frente de los escrutinios en el entendido que los gobiernos deben dotar de absoluta y veraz autonomía a los rectores de cada contienda. Buena parte del cono sur, al que siempre miramos con descocados aires de superioridad, ya ha podido hacerlo mientras nosotros seguimos emitiendo votos en cajas de cartón con plástico translúcido.

Lo cierto es que en diez de las entidades que renovaron gubernaturas, además de Baja California, los resultados fueron parejos dividiéndose los votos en dos y hasta en tres fracciones casi iguales. En Tlaxcala, por ejemplo, una terna de aspirantes de diversas tendencias llegaron a la meta iguales y la “nariz” fue el mal olfato de las autoridades electorales. ¡Qué el brujo de Apizaco, quien ya descansa en su adorada ciudad, los castigue para siempre!

Lo que es evidente es la falta de legitimidad de quienes aspiran a gobernar; lo digo porque los “ganadores” sólo representan a la minoría más avalada de acuerdo a las sucias estadísticas oficiales y, más allá de éstas, confrontan entre el setenta y ochenta por cierto de rechazo del Padrón considerando a quienes se abstuvieron, la gran mayoría, presos del hastío. Esto es: tenemos una falsa democracia que no sólo está rebosante del lodo de la alquimia sino, además, produce gobernantes sin el aval de la mitad más uno de los ciudadanos con derecho a voto. Y esto, sencillamente, no puede ni debiera tolerarse.

Las mayorías han caducado, al parecer, en un escenario en donde ningún político es lo que dice ser y, en conjunto, desplazan a la soberanía popular por el plato candente de las desviaciones presupuestales que enriquecen a quienes se sacan la lotería del oprobio.

La Anécdota
Me decía un amigo veracruzano:

-Votamos porqué estamos cansados de Duarte de Ochoa y sus corifeos.

En aquel instante el aludido, con todos los miembros desahuciados de su gobierno miserable, pedía la conciliación atemorizado por los avisos de que será encarcelado:

-De seguro está por realizar otra negociación… para asegurar su salida –concluimos-.

¡Y qué pena me dio atestiguar cuántos bajaron la cabeza ante la repulsa que hice pública contra el pillastre Yunes Linares!

Esto fue lo que, en realidad, me dolió.

El señor peña es tan cobarde que no se atreverá a tocar las reglas electorales con cara al 2018.
Su refugio es la impunidad y su cobijo el fraude ya iniciado para asegurar el continuismo de estado…
¿Por otros cien años?

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